LA CUMBRE DE LA DEMAGOGIA TROPICAL

Termina otra cumbre de presidentes con pintas y cerebros tropicales. Otra cumbre cargada de abundante y trasnochada demagogia, gaseosos discursos, sonoro antiimperialismo, y mucho, pero mucho lobo vestido de oveja. La II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC-, que tuvo como anfitrión al tirano Raúl Castro, fue para muchos una patada a la constante búsqueda de una verdadera democracia para los pueblos latinoamericanos y del Caribe, comenzado por el sufrido pueblo cubano, el cual tuvo incluso que resistir que decenas de contradictores al gobierno Castro fueran arrestados en días previos al evento.

En la declaración final de la Cumbre se lee claramente "Trabajaremos para que todas y todos sientan que la democracia les da sentido a sus vidas". No sé ni qué sentido tiene que una manada de mandatarios antidemocráticos, que muchos de ellos coartan libertades mediante leyes de tinte dictatorial, silenciando a la prensa, persiguiendo a la oposición, entre otros abusos que cometen en sus países, se reúnan a hablar precisamente de democracia para sus pueblos. El acto no pudo parecer más bochornoso y picaresco. No obstante, resultó más desagradable ver cómo aquellos quienes aún no practican ese tipo de flagelos contra sus pueblos, o por lo menos no en medida en la que estimula el castro-chavismo, se prestaron para aplaudirlos y elogiarlos, cayendo de esa manera en una diplomacia cómplice.

La cumbre dio para todo. Incluso le rindieron un homenaje al fallecido Hugo Chávez a quien graduaron de "humanista incansable" y le agradecieron por ser un "impulsor del desarrollo integral de la región". Evo Morales, por ejemplo, proponía la "unidad de nuestros pueblos sin Estados Unidos". Lo paradójico es que la CELAC instaló un foro con China y un Mecanismo de Diálogo con Rusia, tal vez dos países que sí comparten –diría Evo- muchas cosas con los pueblos latinoamericanos y del Caribe. Varios medios como el Granma (Cuba) y Telesur también referenciaban en sus publicaciones las opiniones que desde China y Rusia tenían sobre el encuentro celebrado, lo cual denota entre líneas una escueta y torpe provocación a los Estados Unidos, cosa que no desaprovechan los amigos del castro-chavismo en ninguno de sus encuentros.

De resaltar fue la valiente ausencia de Ricardo Martinelli, presidente de Panamá, como rechazo al incidente del barco norcoreano interceptado en ese país, cargado de armamento de guerra procedente de Cuba. También hay que destacar el gesto de unión que expresaron el presidente de Chile Sebastián Piñera y la presidente electa, Michelle Bachelet, al asistir juntos al foro a pesar de sus diferencias ideológicas. Y algo que llamó la atención es que a pesar de haber solicitado la disidencia cubana reuniones con algunos mandatarios, el único que aceptó un encuentro fue sido Sebastián Piñera.

Poco más podía resultar de un encuentro entre los máximos y más obedientes exponentes del castro-chavismo en su propia meca.

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