La deuda externa

La deuda externa de Colombia se acerca a los US $108.000 millones, de los cuales 65.000 millones son del Gobierno y el resto del sector privado.

El peso que tiene la deuda pasó de 25.6 % del PIB en diciembre de 2014 al 33.4 % en junio de 2015, según un informe del Banco de la República. En junio la tasa de cambio estaba en $2.600 por dólar, pero si se actualiza a la tasa de cambio de $3.000 por dólar de hoy, la deuda externa representa más del 40 % del PIB. Se resalta así el efecto tan negativo que tiene la devaluación sobre los deudores en divisas.

A pesar de que el interés que hay que pagar por la nueva deuda se ha incrementado y que su servicio se hace más oneroso por la desvalorización del peso, el endeudamiento público aumentó entre enero y junio de este año otros US $5.000 millones. En septiembre de 2015 se anunció un nuevo préstamo por US $4.900 millones y otros US $1.200 millones con la banca multilateral el primero de octubre. El endeudamiento privado también aumentó durante el primer semestre de 2015 en US $1.661 millones.

El servicio de la deuda externa (amortización más intereses) durante 2015 se puede proyectar en US $10.500 millones, lo que puede representar un tercio de las exportaciones del país y una cuarta parte de las reservas internacionales que tiene en su haber el Banco de la República. El servicio de la deuda privada en 2015 será del orden de US $6.400 millones, pues es de plazo más corto que la pública, lo que puede deteriorar el balance de muchas empresas y de algunos bancos.

Sobre las reservas internacionales se hacen propuestas que van desde que ayuden a financiar las obras públicas a que contribuyan a reducir la tasa de cambio. Las reservas alcanzaban en agosto US $46.219 millones con una reducción moderada de 700 millones desde noviembre que refleja el hecho de que el Emisor ha efectuado algunas ventas. Se podrían hacer más intervenciones, como las hace el Banco de la Reserva del Perú, mediante una flotación sucia o sea sin revelar sus operaciones de compra y venta de divisas, pero para eso se requiere un volumen mayor de reservas de las que cuenta el banco colombiano.

Las reservas se guardan para emplearlas en casos de extrema penuria, como para importar medicinas o alimentos, pero no deben entrar al gasto corriente del Gobierno, como ha sucedido en Venezuela y Argentina que se las han raponeado y gastado. Ambas economías están en los rines y nadie les presta dinero, precisamente porque las reservas actúan como una garantía de última instancia de la solvencia de un país.

El Banco de la República sólo puede entregarle dinero al Gobierno por medio de sus utilidades, que en los últimos 5 años han sido negativas; por el contrario, el Gobierno debe cubrir las pérdidas, pero lo hace con títulos del tesoro que no se hacen efectivos. La devaluación no aumenta las utilidades del Emisor porque van a una cuenta especial que no puede ser tocada, precisamente porque en el pasado justificaron el financiamiento inflacionario del Gobierno. El Emisor solía prestarle también a las empresas privadas.

La independencia del banco central requiere de estas reglas institucionales que lo resguardan de los intereses de corto plazo tanto del Gobierno como del sector privado. Esas reglas son las que han permitido que la inflación se reduzca a niveles bajos y que el país haya ganado credibilidad frente a sus acreedores y al resto del mundo.

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