La elección de Maya

El nombramiento como Contralor General de la Nación, que por decisión del Congreso recayó en el vallenato Edgardo Maya, viudo de la muy conocida Cacica de Valledupar, no dejó satisfechos ni siquiera a los políticos que votaron masivamente por él, siguiendo la orden perentoria dada por el presidente Santos.

No me cabe en la cabeza, aún haciendo caso omiso de si este personaje realmente ha sido un funcionario probo o, como dicen sus enemigos, que no son pocos, ha manejado los puestos que ha ocupado de una manera politiquera, dejado una huella bastante desagradable ante personas honestas que no pueden convenir que con personas de su talla se maneje el control fiscal, bastión inamovible de una democracia.

Efectuada la elección, queda claro el gigantesco poder que tienen quienes detentan quienes ocupan altos cargos públicos en nuestro país, encabezados por el primer mandatario, quien esta vez se sobró, tanto en la mermelada que repartió, como en los golpes dictatoriales con que manejó la escogencia de su elegido. Como serán las cosas que al que primero patearon fue al mismísimo expresidente Gaviria, de quien dicen que fue el causante de la reelección y quien quedó más aburrido que mico recién cogido, por lo que seguramente estará rumiando la forma de quitarse esa espina del tamaño de un clavo de acero que le clavó Santos cuando nadie lo esperaba.

Quince días antes de las elecciones Maya prácticamente no tenía ni un voto a su favor, y estaría seguro de que con la fuerte campaña que a favor del congresista Rondón, de Boyacá, estaba haciendo el hasta ese día el mejor amigo de Santos, tendría poco por hacer para sacarlo del ring ya que su elección estaba más que asegurada. Pero como más sabe el burro que el que lo está enjalmando, la liebre saltó donde menos se esperaba, y la votación resultó contundente con la sola orden del presidente.

Aquí es donde más se siente el poder que ha adquirido un mandatario que si algo ha demostrado, es una habilidad untada de mermelada por todas partes, que le ha permitido manejar a los políticos con el dedo meñique.

Esto nos ratifica el convencimiento de que junto con la salud, la reforma a la justicia es el punto más urgente y necesario de hacer en Colombia. No hay duda que el país está jugando con fuego, porque con el asunto de la paz, a lo que más se le tiene que poner atención es al retorno de la credibilidad y se le dé el respaldo al poder público más importante del cual dependemos para que los diálogos de La Habana no vayan a terminar en otra gigantesca frustración.

Finalmente, dejamos nuestra protesta, pues a pesar de que considerábamos que ninguno de los candidatos a la Contraloría era lo suficientemente capaz para asumir esta responsabilidad, el hecho de que quien va a ser controlado fiscal y administrativamente, como en este caso es el Presidente de la República, sea el mismo quien escoja a su propio juez, se sale de toda ética, y es precisamente lo primero que se debe combatir con una reforma a fondo del aparato judicial.

¿Dónde se ha visto que quien va a ser controlado en sus funciones constitucionales, sea el mismo que nombra a su juez?

P.D.: Mi abuelo se acaba de casar con una chica de 23 años, que es muy católica; todo el día se la pasa hablando del Nuevo Testamento.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar