La ‘farsa’ contra Leopoldo

Después de las graves denuncias de Nieves, el juicio contra el líder opositor debería ser anulado.

La rocambolesca huida de Venezuela de Franklin Nieves, uno de los fiscales acusadores en el juicio contra Leopoldo López, y el video que montó con sus denuncias dejaron claras dos cosas, si es que alguien tenía dudas: la primera es que el proceso en el que el líder opositor fue condenado a 13 años y nueve meses de prisión fue una “farsa” montada sobre pruebas falsas, por lo cual ese juicio debería ser anulado.

Y la segunda, que la justicia venezolana no tiene la menor independencia y que está sometida a los designios e intereses del Ejecutivo, algo que ya se había perfilado en anteriores y emblemáticos casos como el del comisario Iván Simonovis o el de la jueza María Lourdes Afiuni, pero que adquiere especial relevancia cuando se está a poco más de un mes de las elecciones legislativas, en las que, por primera vez, el chavismo podría ser derrotado.

Por supuesto, lo lógico es que la condena fuera revocada y López, liberado de inmediato, como han pedido desde la defensa hasta la ONU, incluso antes de que se conociera el video de Nieves. Pero hablamos de Venezuela, un país al que tristemente acostumbraron a las violaciones de los derechos humanos y de las libertades individuales y que ya salió, a través de sus funcionarios, a restarle impacto al episodio y a decir que López no será excarcelado y que el fiscal hizo lo que hizo y contó lo que contó “presionado, indudablemente, por otros factores de poder extranjeros y nacionales (…) con la finalidad de crear desestabilización en las instituciones del Estado”.

Eso lo dijo la fiscal general, Luisa Ortega, y será también el libreto del gobierno de Nicolás Maduro para defender lo indefendible, como si la Constitución que los mismos chavistas concibieron no fuera taxativa en decir que “serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del debido proceso”, en su artículo 49.

En el colmo de la diligencia, Ortega ya destituyó al fiscal Nieves, pero no por sus denuncias –explicó–, sino por llevar varios días sin ir a la oficina. No habló de abrir una investigación ni nada parecido, como la lógica indicaría ante tamaña revelación, pero en cambio defendió a capa y espada el juicio. Para nuestros vecinos, la larga noche no termina.

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