La gracia de la paz

“La ley ha sido dada para que se implore la gracia; la gracia ha sido dada para que se observe la ley.” Agustín de Hipona

En su edición del domingo 14 de febrero de 2016, El Espectador pregunta: ¿Qué paz queremos? Tratan de responder, por 47 millones de colombianos, William Ospina que se identificaría con lo que espera el país además del acuerdo habanero; y Antonio Caballero que se confiesa anarquista.

Sin embargo, creo que la etimología de la palabra nos daría un mensaje más claro. Paz se deriva del latín pax, un período de estabilidad, sin guerras, como resultado de un pacto o pago. Pax se refiere a una situación trabada, asegurada. El latín pacare (cuya raíz es pak) significó originalmente pacificar, calmar. La lengua romance posterior desarrolló el significado de ‘calmar a un acreedor.’

Por otra parte, la palabra hebrea shalom y su traducción griega eirênê no se ajusta al significado del término latino "pax" ni al castellano "paz". El Diccionario de María Moliner define esa palabra, en primer lugar, como "situación en la que no hay guerra o lucha"; en segundo lugar, la considera sinónimo de "tranquilidad", "ese estado de ánimo en cualquier sitio o situación cuando no hay lucha o intranquilidad de ninguna clase."

En las lenguas semitas con la raíz shlm – de donde deriva shalom-paz – se indica también una dimensión elemental de la vida humana, sin la cual ésta pierde gran parte de su sentido, si no todo. Con la palabra paz se indica "lo completo, íntegro, cabal, sano, terminado, acabado, colmado." La paz, así entendida, designa todo aquello que hace posible una vida sana, armónica, que ayuda al pleno desarrollo humano.

¿Cómo se logra esa Paz-Shalom, no la paz romana? ¿Por decretos, leyes, acuerdos, o algo que no podemos captar porque no está en la cultura política? Aquí tenemos que hablar de gracia que yo considero la cenicienta del paseo, la que el Príncipe busca, teniendo como única pista una simbólica zapatilla.

Los términos originales para ‘gracia’ significan "favor" o "bondad," especialmente si no ha sido ganada ni merecida. El término hebreo se encuentra con frecuencia en el Antiguo Testamento en frases como: "Halle yo ahora gracia ante tus ojos" (Gen. 30:27; Ex. 33:13). Además, tales expresiones se usan repetidamente como una fórmula de cortesía al dirigirse a Dios o a una persona. En el Nuevo Testamento Gracia enriquece su significado, refiriéndose entonces a "La influencia divina sobre el corazón, y su reflejo en la vida."

Pero todo lo anterior es información, es decir, una verdad a medias que no tiene el poder de hacernos COMPRENDER para abrir nuestra mente, corazón, al secreto transformador de la gracia. Para ello cada quien necesita una experiencia única, personal, sui generis.

Sin embargo, una HERMOSA EXPERIENCIA COLECTIVA EN EL ESCENARIO HUMANO sobre la paz y el perdón la han tenido millones de personas con el himno Gracia Asombrosa, “Amazing Grace” que es, probablemente, el himno más cantado y amado durante los dos últimos siglos por la elevación a la que nos lleva, haciéndonos vivir la profunda alegría espiritual de algo nuevo, que ha estado siempre ahí, no importa qué crímenes hayamos cometido: el Amor y el Perdón de Dios. Se le canta más de 10 millones de veces al año, ha aparecido en más de 11.000 álbumes de música, su letra se ha adaptado a más de 50 idiomas y ha sido tema de la película con el mismo nombre que narra la influencia del himno en la abolición del tráfico de esclavos en Inglaterra. Siempre surge con una oleada de popularidad en las grandes crisis de EE UU. Todos los ‘grandes’ de la música y la política lo han cantado alguna vez en su vida, incluido Obama.

John Newton compuso el himno y su historia se puede leer en Wikipedia. Pero el elemento detonador fue cuando, por milagro o gracia de Dios, fue salvado de un naufragio. Este es el epitafio de su tumba escrito por él mismo: "JOHN NEWTON Clérigo. Antes, un infiel y libertino, un siervo de esclavos en África. Fue, por la misericordia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, preservado, restaurado y perdonado. Y señalado para predicar la fe que él por tanto tiempo había estado destruyendo."Esta es la traducción del himno Sublime Gracia.

Sublime gracia / Cuán dulce el sonido / Que salvó a un desgraciado como yo / Alguna vez estuve perdido, / pero ahora me he encontrado / Estuve ciego pero ahora veo.

Fue la gracia quien le enseño a mi corazón a temer / Y gracia la que alivió mis temores /Cuán preciosa se manifestó esa gracia / En el momento que creí por primera vez.

Por muchos peligros, faenas y trampas / Ya he pasado / La gracia me ha mantenido a salvo hasta ahora / Y la gracia me guiará a casa.

Habremos estado ahí por diez mil años / Brillando como el sol / Y nunca tendremos menos días para alabar a Dios / Ni siquiera cuando empezamos por primera vez.

Es decir, con la abolición de la esclavitud física y, si asimilamos esa lección, pudiéramos entender que con verdadera fe y gracia se podría abolir cualquier otra esclavitud de violencia, narcotráfico, corrupción; entenderíamos cómo “Gracia Asombrosa” tiene que ver con nuestro país. Lo anterior es información, pero oírla interpretación vibrante de II Divo, Whitney Houston, Andrea Bocelli; u oírla en una flauta cherokee con un mensaje universal, es otra cosa.

La política, la ciencia, los negocios, los triunfos de la vida mundana, la fama, etc., JAMÁS podrán darnos ese sentimiento de elevación que nos dice, en lenguaje universal, que dentro de nuestro corazón hay algo bueno que clama por ser reconocido, valorado, como esa perla única y preciosa, o ese hermoso diamante de luz que hemos, de pronto, encontrado, cuando lo creíamos perdido; un diamante del que no somos merecedores y que habíamos recibido como una preciosa herencia. Ese ‘diamante’ portentoso es el Poderoso Amor Incondicional de Dios, inmerecido, dentro de nuestro corazón; amor que nos perdona. Por eso Agustín de Hipona decía: “Ama y haz lo que quieras.”

En nuestros días, alguien que incondicionalmente le apostó a la Dinámica de la Bondad, el ex jesuita salmantino y asesor empresarial que alguna vez pasó por Ecopetrol, Peter Fraile, nos ilustró con una historia su planteamiento que resumo así: En la Dinámica de la Bondad partimos de que somos un regalo los unos para los otros, como lo fue Jesús de Nazaret para la humanidad. El problema radica en que no nos conocemos y por esa razón no nos podemos amar (1 Jn 4,8-9). La tarea de dinamizar la bondad es comparable a desenvolver el regalo que somos cada uno. Se trata de hacer experimentar que somos un buen regalo para los demás, pues Dios está alentando nuestro ser. Esta es la historia que nos contó Peter.

De visita en una prisión de las Filipinas, Peter narra que al entrar a ella todos los días, saludaba a un interno que encontraba apostado cerca de la entrada. El hombre jamás contestaba el saludo y así fue por varias semanas. Un día, el recluso furioso lo confrontó: “¿Por qué me saluda usted; acaso no sabe quién soy yo?” Peter contestó: “No, no sé quién eres.” “Pues estoy aquí porque maté a mi familia y a otros.” “OK, hombre. Pero dime una cosa –agregó Peter- ¿Tú me harías daño a mí?” El hombre, sorprendido, dijo: “No, no lo haría.” “¿Por qué?” Le preguntó Peter. El asesino no sabía qué responder, estaba sorprendido. Peter le dijo: “Tú puedes haber matado a esas personas; pero dentro de ti hay ALGO BUENO; y esa parte buena no me haría daño.” El hombre lloró PORQUE ALGUIEN HABÍA RECONOCIDO QUE TENÍA ALGO BUENO. La gracia de Dios lo había tocado. Desde ese día se convirtió en el Ángel Guardián de Peter. ¡Ay de quien dijera algo contra su ‘protegido’!

Tenemos entonces que la ‘pax romana’ sí puede ser alcanzada con un arreglo, un negocio. Pero la verdadera paz que es la que Colombia quiere como resultado de una conversión profunda, ‘esa paz’, como decía una vieja canción de mi juventud: ‘ni se compra, ni se vende.’ Pues, no hay en el mundo dinero / para comprar los quereres / que el cariño verdadero / que el cariño verdadero /ni se compra ni se vende. ¿Por qué? Porque en la Dinámica de la Bondad todavía no hemos descubierto que las Farc o Santos sean un regalo para el país.

Pero Dios también dispone el ESCENARIO ÍNTIMO, PRIVADO. Si queremos una paz auténtica y queremos que eso ocurra, de verdad, miremos con honestidad radical lo siguiente: el Papa Francisco ha declarado el 2016 como el Año de la Misericordia en el que una PUERTA simbólica está dispuesta para que por ella pasemos los pecadores que creamos necesitar la misericordia de Dios. Pero como también en nuestro corazón hay un clamor de justicia, leamos la fuente de inspiración del Papa, Santa María Faustina Kowalska.

Para los que creemos y queremos de verdad la paz, por medios pacíficos, con toda nuestra alma, cuerpo y voluntad, sin que nuestro corazón haya renunciado a la necesidad de justicia, busquemos al ‘asesor’ adecuado, Jesús, y lo que nos dice en el Nº 1146 del Diario de la Santa,” La Divina Misericordia en mi Alma”:

“Que los más grandes pecadores (pongan) su confianza en Mi Misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi Misericordia. Hija mía, escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al pecador más grande, si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia. Escribe: antes de venir como juez justo, abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia…”

Nos podemos ver entonces confrontados con el escenario público, religioso o político, en el que la paz y el perdón se someten al juicio de todos; pero también al escenario privado. Tanto en el uno como en el otro debemos escoger entre el arrepentimiento, el perdón, y las correspondientes acciones reparadoras que vienen de la misericordia de Dios; o la justicia ante Él y los hombres. Él promete que quien verdaderamente se arrepiente al acudir a Su misericordia le dará algo más grande de lo pedido. El problema es CREER, pero quien busca encuentra.

El problema con el delincuente es que él jamás cree que su crimen merezca castigo, o se lo imagina a su acomodo; se compara con Hitler y se cree un angelito; es decir, para él la justicia rima con ficticia, caricia, malicia, o pericia; jamás cree que pueda venir cuando menos lo piensa, en la cúspide de su gloria, en la locura privada que le arrebata el sueño con la salida del suicidio, o el lento cianuro de la vergüenza ante los ojos de los millones de jueces anónimos, seguidores, o los amigos y familia que supuestamente lo amaban y apoyaban; solo ante su culpa insoslayable, sin Dios a quien acudir porque lo rechazó.

John Newton se arrepintió y no solo salvó su vida, sino que cambió su destino; a través de su lucha posterior logró la abolición del tráfico de esclavos en Inglaterra. En nuestro país y el mundo persisten la esclavitud de la violencia, inseguridad, pederastia, aborto, violación, corrupción, droga, guerra y los ‘asesores’ humanos no han podido solucionar el problema. La inteligencia nos ha dicho históricamente que si el hombre no conoce la solución, la ‘clave’ está en la Misericordia de Dios que se expresa en el Primer Paso de Alcohólicos Anónimos cuando dice:

“Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.” No bebo; nunca me ha gustado el alcohol; pero reconozco que AA nos puede enseñar mucho, porque son valientes al reconocer su derrota. Cambiemos ‘alcohol’ por favores sexuales, tráfico de personas, mala política, droga, toda la iniquidad del mundo, etc., y empecemos a actuar sobre el problema espiritual detrás de cualquier adicción, desorden de conducta personal o social. ¿No sería estupendo decir en algún momento de nuestra historia futura “llevamos tantos meses, años, LIMPIOS DE… basura, alcohol, droga, violencia, corrupción? Se puede hacer con el Poder de Dios en cooperación con el trabajo público y privado de los hombres. Dios sigue interactuando con la humanidad, hoy en día, tan activamente como lo hacía en los tiempos bíblicos, pero para recibir su gracia y sus dones hay que actuar acorde con su voluntad.

Imaginémonos entonces el ser más despreciable que ha cometido todos los crímenes imaginables y que, por un momento, toma conciencia de su iniquidad, ve su horror, siente desprecio por sí mismo. Si le creemos a John Newton, ese sería un REGALO DE LA GRACIA DE DIOS, el tener acceso, por su Misericordia, a un estado de conciencia sumamente crítico y doloroso sobre sí mismo. Y si esa persona empieza a desprenderse de toda su suciedad, y si su deseo es radicalmente honesto, Dios lo limpiará de su lepra espiritual, restituyendo su visión como Hijo de Dios.

Una curiosidad encontrada. En el ritual masónico de iniciación del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, los masones entonaban el Miserere (Basado en la experiencia de arrepentimiento de David expuesta en el Salmo 51), pero la ‘masonería libre pensadora’ lo eliminó, a pesar de que toman sus juramentos sobre la Biblia. Sin embargo la Misericordia de Dios cruza todas las barreras e incoherencias. Para Él nada es imposible. Y en el Cielo habrá entonces una gran fiesta por ese hermano que regresa al verdadero hogar de Su Padre que jamás lo perdió de vista.

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