La situación de violencia que dura ya más de una semana en Venezuela no parece interesarle a los gobiernos de América Latina, como tampoco les interesó las denuncias de un proceso electoral fraudulento en diciembre del año pasado.

Es evidente que el espíritu de los acuerdos de la reunión del Celac en la Habana es una nube que paraliza todo sentimiento democrático. Ya no se habla de una carta democrática sino de no interferir en lo que hagan los gobiernos en sus respectivos países.

Es increíble como la revolución cubana ha reblandecido la mente de los mandatarios regionales hasta el punto que ya no les concierne las violaciones a la democracia ni a los derechos humanos que siempre han ocurrido en Cuba y que ahora suceden en sus países satélites.

Muchos de los dirigentes en el poder en Sur América fueron víctimas de las dictaduras militares y pudieron contar con la solidaridad activa de los gobiernos democráticos venezolanos. Hoy cuando Venezuela está gobernada por una clique militar disfrazada de izquierda, se olvidan de todo el apoyo que en su tiempo tuvieron de nuestro pueblo democrático. ¡DEBERIAN TENER ALGO DE VERGÜENZA!