La jep, ‘güepajé’ (1) y populismo

(1) Alfredo de la Espriella define el ‘güepajé’ como una “Interjección de ánimo festivo muy usada en los bailes y demás fiestas del Carnaval Barranquillero.”

Un sesgo cognitivo es un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento de lo percibido, lo que lleva a una distorsión, juicio inexacto, interpretación ilógica, o lo que se llama en términos generales irracionalidad, que se da sobre la base de la interpretación de la información disponible, aunque los datos no sean lógicos o no estén relacionados entre sí. Los sesgos sociales se denominan generalmente sesgos atribucionales y afectan a nuestras interacciones sociales de cada día, también están presentes en la probabilidad y toma de decisiones. Ante un estado de confusión, es importante precisar y destacar los mecanismos netamente cognitivos de los intelectivos ya que estos últimos corresponden en la intuición a sesgos preceptivos conocidos comúnmente como falacias.

La existencia de sesgos cognitivos surge como necesidad evolutiva para la EMISIÓN INMEDIATA DE JUICIOS que utiliza nuestro cerebro para asumir una posición rápida ante ciertos estímulos, problemas o situaciones, que debido a la incapacidad de procesar toda la información disponible se filtra de forma selectiva o subjetiva.? Si bien nos pueden conducir a errores que pueden ser graves, en determinados contextos conducen a acciones más eficaces o permiten adoptar decisiones más rápidas cuando la inmediatez es el mayor valor (heurística). La noción de sesgo cognitivo fue introducida por Daniel Kahneman (Psicólogo, premio Nobel de economía 2002, autor de “Pensar rápido, pensar despacio”) y Amos Tversky en 1972, y surgió de su experiencia con la imposibilidad de las personas de razonar intuitivamente con órdenes de magnitud muy grandes, o ‘anumerismo’ (innumeracy en inglés).

Definición de Sesgo cognitivo, Wikipedia

“Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados.” Talmud

Si me atreviera a resumir la verdadera vida y su resultado, diría que va del caos y, a través de las matemáticas, produce un ordenamiento que nos hace felices o desgraciados. De ahí que el populismo, siendo de derecha o izquierda, no puede ser una ideología, sino un proceso erróneo de pensamiento, pues ambos nos hacen sufrir. Usando una alegoría matemática es como si siendo dos más dos igual a cuatro, alguien pretendiera que pueden ser cinco, seis o cero. Nos enloquecería. Este escrito intenta exponer algunos errores de juicio en el escenario de la pretendida paz. No soy su enemigo, sino un expositor del pensamiento erróneo que no la hace posible.

La experiencia milenaria nos hace deducir, de acuerdo con el aforismo del Talmud, que la corrupción de los jueces que los lleva a ser juzgados es el resultado de la corrupción generacional. ¿Pero existe una corrupción generacional o un número grande de corruptos? Esa es la desgracia de una generalización (emisión inmediata de juicio) que nos hace tomar decisiones precipitadas que nos salen muy costosas. Ejemplo: Se generaliza con la corrupción de las altas cortes, o del sistema judicial para llevarnos a proponer una Constituyente o una Jurisdicción Especial para la Paz, cuando la solución es aplicarles el Código de Procedimiento Penal a los corruptos y criminales. Por lo que “Lo que no nos cuesta hagámoslo fiesta,” como dice el adagio, que la ciencia contemporánea llama ‘sesgo cognitivo’ como una ilustración seria de la versión folclórica de irresponsabilidad con los juicios ligeros. Por ese motivo con la JEP se están cometiendo exactamente los mismos errores que se cometieron con los diálogos habaneros. Pero Ay de quien eso diga, con un estilo franco exento de bibliografía. Le cae la inquisición académica del Siglo XXI que remplaza su ignorancia ‘a numérica’ con el poder del prestigio. Veamos por qué lo digo.

(1) LA FALACIA DE PARAR UN BAÑO DE SANGRE. Si el argumento racional es salvar vidas, el número de muertos por causas naturales es mayor que el de las muertes violentas; pero RECORDAMOS MÁS las muertes atroces. No tomamos en cuenta las muertes naturales porque son una forma de control biológico de la población. Por ese motivo desechamos ese razonamiento porque POLÍTICAMENTE no nos gusta, O NO CONVIENE. Al no gustarnos, tomamos una decisión errónea de costo / beneficio en relación con la solución de la violencia. No se trata de hacer desaparecer el resultado, la guerra, sino la causa. Pero la causa no se soluciona con concesiones para una minoría, sino con satisfacciones de diferente orden para una mayoría. Simple proporción matemática que no conviene que se entienda en su aplicación para el mundo real, por lo que se la disfraza mediante el uso de un porcentaje político, es decir, algo relativo sobre el que no se puede generar certeza, ni tomar decisiones. No descalifico el sistema de porcentajes, sino su utilización como falacia.

(2) La falacia anterior sobre una decisión política de gran alcance que incluye a los vivos, la memoria de las víctimas, la economía, el sistema jurídico, etc., se toma, no esgrimiendo argumentos racionales, sino el sentimiento de piedad, compasión, que tienen su lugar adecuado, su momento justo; pero no para decidir el destino de una nación cuando el enemigo negociador dice claramente que quiere cambiar el sistema; es decir, continuar su guerra de clases por otros medios. Esta falacia se llama ad misericordiam. Sócrates ridiculiza este tipo de argumento y da un ejemplo de la actitud contraria; “…alguien rogó y suplicó a los jueces en medio de lágrimas y trajo a sus hijos ante el tribunal, lo cual resultó un espectáculo patético, junto con una multitud de parientes y amigos; en cambio yo, que quizá esté en peligro de perder la vida, no haré ninguna de estas cosas.” Una versión de septiembre de 2017 de esta situación la vemos en Besaile evadiendo la justicia con el ‘argumento’ de que está enfermo; la victimización manipuladora en general.

(3) SECRETISMO O PRESUNCIÓN DE CONOCIMIENTO PÚBLICO. Supongamos que para la selección de los magistrados que van a implementar un ‘sistema de justicia’ mejor que el actual, es decir, transparente, no pueden existir dudas. Los ciudadanos del común respetamos las pruebas, evidencias, indicios del sistema judicial para emitir un fallo. Pero en caso de duda, sabiamente nos abstenemos y lo expresamos privada o públicamente. Eso no es oposición; es discernimiento entre la certeza y la duda para no tomar decisiones precipitadas. Por ese motivo, el conocimiento que el país tuvo sobre las condiciones éticas, profesionales y personales de los candidatos a la JEP, no se puede pretender que haya sido exhaustivo. La Comisionada Claudia Vaca reiteró que “el Comité se regirá por los principios de transparencia y participación por lo que continuará informando a la opinión pública y a la ciudadanía acerca de los avances de su trabajo”. Pero esa misma comisionada públicamente admitió en entrevista con la W que no hicieron ‘minería de datos’ sobre los aspirantes, cosa que sí se realiza cuando se juzga a alguien.

(4) ¿PARTICIPACIÓN ES GARANTÍA DE JUSTICIA O DE UN TRIBUNAL POPULAR? En la CSJ usted no sabe si los magistrados son blancos, zambos, morenos, negros, indígenas o mujeres; gays o heterosexuales; si vienen o no de las regiones o proceden de un ambiente militar. Lo único que usted sabe es que son, supuestamente, los mejores del sistema judicial. Eso es lo que el sistema necesita para que funcione. El editorialista de El Tiempo (Banderazo para la justicia de paz) considera que la representatividad de” 20 mujeres, 4 indígenas, 4 afro colombianos, 2 de la justicia penal militar, y 6 de cada 10 que vienen de las regiones” es un ‘reconocimiento’ a la legitimidad de un sistema. La legitimidad numérica de efectividad jurídica de un sistema la define un número mayor de soluciones efectivas en relación con un escenario de problemas complejos ¿Es el juicio del editorialista sobre la JEP populismo, justicia o síntomas de ‘anumerismo’? Humildemente creo que, en este caso de emergencia, al sistema judicial lo legitiman las leyes justas, la ética y la probidad de los jueces, no las características de los números de sus integrantes; y, para ‘una paz estable y duradera’, un sistema más complejo de justicia social. Porque si género, raza, procedencia son criterios para dar ‘legitimidad’ a un sistema, ¿qué sucede con la manifiesta ideología izquierdista de unos y el antiuribismo de otros? ¿No es este razonamiento del editorialista una manifiesta falacia política con la que se pretende ‘orientar o influir’ en la opinión?

(5) OBSTRUCCIÓN A LA IMPARCIALIDAD DE LA JUSTICIA VS OPINIÓN. El Procedimiento Penal Colombiano, en su Artículo 309 define Obstrucción de la justicia como: “Se entenderá que la imposición de la medida de aseguramiento es indispensable para evitar la obstrucción de la justicia, cuando existan motivos graves y fundados que permitan inferir que el imputado podrá destruir, modificar, dirigir, impedir, ocultar o falsificar elementos de prueba; o se considere que inducirá a coimputados, testigos, peritos o terceros para que informen falsamente o se comporten de manera desleal o reticente; o cuando impida o dificulte la realización de las diligencias o la labor de los funcionarios y demás intervinientes en la actuación.”

(6) Utilizo el texto anterior como un contexto legal que nos permite inferir un nuevo delito, amparado en el derecho de opinión, para inducir, dirigir, o influir en el criterio de los jueces o la opinión. Tal intención podría deducirse de las declaraciones públicas de Pacho Chino en el paraninfo de la Universidad del Cauca y de Andrés Paris en la Blu Radio el 25 de septiembre de 2017 sobre la razón real de la creación de la JEP: enjuiciar a Uribe. Esas aseveraciones, de probarse ciertas, o de deducirse un posible sesgo en la selección de los jueces, significarían remplazar una falacia por otra, es decir, un consciente proceso de corrupción y complicidad jurídica con las Farc.

(7) LA CREACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DE LA JEP ESTÁ BASADA EN VARIAS FALACIAS

a. La negociación (un proceso eminentemente racional) con las Farc estuvo basada en la intimidación de su capacidad de daño para forzar un acuerdo. A esta falacia se la denomina ad baculum, o argumento que hace uso del bastón.
b. Apelación al odio popular contra las Farc, o al deseo de la paz sin medir costos. Argumento dirigido ad populum (al pueblo); es decir, el argumento populista.
c. Apelación al bolsillo de los pudientes; que se incrementaría tal o cual cosa sin demostración alguna. Argumento dirigido al bolsillo ad crumenam. Populismo de élite.
d. Sobrevaloración de las excepciones. Si los corruptos son la regla o la excepción, se prueba con números y se les aplica la ley. Las Farc no quisieron ser juzgadas por el sistema judicial actual porque dijeron que era corrupto, pero no lo han probado como un absoluto, sino se amparan en una generalización. Como a un magistrado corrupto SE LE RECUERDA MÁS que a 100 jueces que cometen el mismo delito en diferentes escenarios, se CONFUNDE el impacto psicológico del magistrado con degeneración del sistema. Así se sobrevaloran las excepciones y se arma una bola de nieve populista.
e. De la misma forma no se deduce (non sequitur) que un esfuerzo de selección con X metodología sea garantía de un resultado ético. La deducción es ilógica porque los seres humanos estamos llenos de defectos y existe la tentación. Además se pretende imponer a los candidatos a la JEP apelando al respeto, la autoridad, o el supuesto prestigio de un proceso de selección que se da autobombo en los medios, con gente interesada en ‘la justicia de la paz’ y no en una ‘justicia sin impunidad’, cuando lo indicado habría sido contratar a un ‘CAZADOR DE TALENTOS’ objetivo y profesional, ajeno al embrollo político.

(8) LA FALACIA FUNDAMENTAL QUE DA ORIGEN A LAS ANTERIORES Y MUCHAS OTRAS EN LAS DISCUSIONES DEL SISTEMA POLÍTICO.

El falso razonamiento también llamado sofisma o Falacia “Ignoratio Elenchi”, se traduce como “ignorancia de la causa” y es aquel en el cual el razonamiento lleva a probar o hablar de una cuestión o hipótesis ajena al objeto original del razonamiento.

Seguramente habrá usted observado en los debates radiales o en los medios que el expositor se desvía del punto, y el moderador lo tiene que llamar al orden; de igual forma ocurre en los juicios y en los debates del senado. Se les pregunta si es verdad que el pescado se empieza a podrir por la cabeza y hablan de los jíbaros como reducidores de cabeza. (¿Será por eso que así llaman a los distribuidores de droga?) En esa distracción es cuando se introducen los micos. Esto se hace de manera intencional, por ‘distraer la atención’ o falsamente inducido por un sesgo cognitivo. Por ejemplo, al discutir sobre la paz, se empiezan a enumerar elementos a tomar en cuenta y es en esa enumeración cuando se desvía la atención del punto en discusión. En nuestro escenario doméstico y en La Habana, se sentaron a hablar de paz y la cosa quedó desviada hasta producir un ‘acuerdo’ con implicaciones para LA IMPUNIDAD DISFRAZADA.

Cuando se expone esta trampa argumentativa con cuya especialidad muchos se ganan la vida, los profesionales la llaman falacias, errores de pensamiento; la gente del común la denominan tragar sapos, hacer conejo, etc. Pero especialistas y gente no educada saben que un pensamiento incorrecto genera desconfianza cuyos resultados influyen en las atrocidades sociales como la violencia, los desastres económicos, las equivocaciones en los asuntos de estado, de los partidos y las promesas electorales irreales, o en las decisiones de la vida cotidiana.

Teniendo en cuenta lo anterior, un presidente no puede saberlo todo; para eso se rodea de especialistas. Pero sí debe saber pensar y saber cuándo un argumento ha sido demostrado como cierto por parte de sus asesores. No basta con nacer inteligente y aprender a solucionar los problemas de un sector mediante la experiencia. Manejar un estado es el negocio más complejo del planeta y estoy convencido como educador y estudioso del pensamiento crítico que los problemas del mundo se deben a una lógica defectuosa que lleva a la confusión de principios, valores y procesos de pensamiento para tomar decisiones. Por ello se pierden guerras, se quiebran empresas, se instala la mafia en el poder, se pierden las creencias, etc. De ahí que crea en la misericordia y en el poder tutelar de Dios que interviene en donde no tenemos control de nada. Eso quizá, es lo que ha impedido, por ahora, que no nos exterminemos como especie y que estemos todavía en este planeta para que aprendamos y no nos tiremos el resto de la galaxia.

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