La locomotora llamada Uribe

¿Por qué hubo el domingo pasado una abstención casi del sesenta por ciento? Porque la gente está hastiada de la forma en la cual se hace política en Colombia.

El más noble oficio que debe buscar el bien común, que es el objetivo esencial del quehacer político, se ha convertido, para muchos, en la búsqueda del poder para obtener beneficios personales o particulares.

Y de estos politiqueros no se libra ningún partido o movimiento. La parapolítica, la narcopolítica, la farcpolítica, y el carrusel de la contratación han tocado a algunos integrantes de todos los grupos y movimientos. No se escapan en Bogotá ni el Polo y ni los Verdes. Esa es la triste realidad.

El lastimoso espectáculo que vivió el país el domingo anterior nos indigna y nos degrada ante el mundo. Muchos periodistas plenos de odio y mermelada publicitaria, hacían hasta lo imposible para disimular su sesgo y su toma de partido.

Algunos analistas de los medios hacían esfuerzos para torcer los argumentos para mostrar que lo que mostraban las cifras no era lo que mostraban hasta las diez de la noche y descansaron cuando se dio la inexplicable voltereta electoral.

En el día, durante la jornada, la mermelada rodó por las calles de la Costa, del Magdalena Medio, de Córdoba, de Caucasia, de los territorios nacionales y también del interior del país.

En algunas partes se presentaron situaciones sorprendentes ¿Es creíble que en Córdoba haya votado más del noventa por ciento de la población?

¿No será bueno que la justicia, tan acuciosa en otros casos, mirara cómo fueron los votos de los territorios de influencia de las Farc, de los urabeños y del narcotráfico?

¡Qué vergüenza para el país el espectáculo que dimos el domingo. Se indigestaron muchos, entre ellos algunos periodistas, con la mermelada de tantos orígenes…

Y también para el dolor de otros tantos, entre ellos los que hasta hicieron promedio de todas sus encuestas con el objeto de bajar el porcentaje del Centro Democrático, tuvieron que tragarse enterito el sapo de los resultados.

No dijeron, eso sí, que la U perdió siete senadores. Que el Partido Liberal no subió… que el Partido Conservador bajó y que otros más pequeños perdieron curules y que Uribe pasó de cero a diez y nueve.

A este, a Uribe, le tocó arrastrar solito diez y nueve vagones, mientras en los otros grupos cada candidato era una sola maquinita que no tenía que halar a nadie.

Perdieron el domingo algunos medios de comunicación que no informaron imparcialmente, perdió ante el país el desprestigiado Consejo Nacional Electoral que sin dignidad tomó partido descaradamente.

Veremos cómo actuará la honorable Corte Suprema al examinar las abultadas votaciones que obtuvieron algunos candidatos en regiones que ni siquiera han visitado.

No sabemos aún cuál será el resultado electoral porque la información dada por la Registraduría solo llevó a confusión.

Tanto escuchamos hablar de locomotoras y el domingo apareció la verdadera locomotora llamada Uribe.

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