La paz del Eln

Por medio de las redes sociales me llegó una azarosa apreciación sobre la estrategia del Eln para continuar en la guerra jugando de acuerdo con los intereses de las Farc.

Desconozco su sensato autor, comparto sus temores al respecto. Con base en ella, más algunas modificaciones mías de pormenor, transcribo lo siguiente:

Nunca va a entrar el Eln en el proceso de paz. Su plan es perversamente perfecto. Las Farc “dejarán” que sus guerrilleros que no estén de acuerdo con la firma de la paz, se marchen para el Eln; pero eso sí, con las mejores armas. Ante el país se justificarán diciendo que ellos no pueden amarrar las convicciones ideológicas de sus jóvenes.

A continuación se lanzarán las Farc como partido político; pero como ellos se han comprometido a dejar el negocio del narcotráfico, entonces les dejarán las rutas, los cultivos y los laboratorios al Eln. El Eln continuará en el terrorismo y en el narcotráfico hasta que las intransigentes Farc estén totalmente satisfechas con el cumplimiento de los acuerdos de parte del Gobierno. El Eln le seguirá aportando, entre tanto, dinero a las Farc para que compren votos a razón de 200.000 pesos cada uno. A quienes no reciban el dinero de las Farc, el Eln les dará plomo.

Ante este “trinca”, no habrá política decente que pueda oponerse, tampoco habrá izquierda democrática, porque no la necesitan. Ante esa cuantiosa cantidad de dinero palidecerán los capitales de los Santo Domingo, de Ardila Lulle, de Sarmiento Angulo y del Sindicato Antioqueño. Entonces, ahí sí, ¡Compatriotas, bienvenidos a Venezuela! Hasta aquí llega mi adaptación del documento citado.

Recordemos que en mayo de 2014 autorizó el presidente Santos un diálogo exploratorio para iniciar unas negociaciones de paz con el Eln y sus 2.000 guerrilleros, similar al que se desarrolló con las Farc. Conocedores del tema confirman que los puntos de la agenda de negociación están ya pactados y que son muy similares a los de las Farc, con un razonable énfasis en las reformas a la justicia.

Pero los atentados recientes contra nuestra infraestructura y los paros armados para conmemorar la muerte del cura guerrillero Camilo Torres nos trasmiten la sensación de estar encallados. El plan perfectamente perverso se dilata ahora por culpa de las desavenencias simuladas entre el Comando Central del Eln, liderado por Gabino que sí acepta negociar, y el frente Domingo Laín, comandado por un idealista radical de nombre Gustavo Aníbal Giraldo, alias Pablito, que no acepta negociar. Otra desavenencia ya con el Gobierno, el Eln exige que las negociaciones se realicen en Venezuela.

El panorama descrito se ensombrece aún más con la advertencia reciente del negociador de las Farc, Jesús Santrich: nosotros no nos vamos a convertir en perseguidores ni en contradictores del Eln y, concluyó: un acuerdo de paz con las Farc no será posible si los elenos no están incluidos en este. ¿Son reales o simuladas las desavenencias e inclusiones entre colegas?

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