LA POST-TREGUA

Desde el punto de vista técnico militar, una tregua sirve, además de suspender hostilidades, para evaluar las condiciones actuales de los contendientes y prospectar sus opciones.

Las últimas acciones de las farc en la post tregua son más de lo mismo. Indican que su estructura armada perdió las capacidades estratégicas y posibilidades tácticas para obtener algún impacto significativo y que cedieron el poder militar del que fanfarronearon alguna vez.

No tienen mucho que hacer militarmente, así sus aburguesados negociadores de La Habana digan lo contrario. Claro que aún pueden sabotear la infraestructura petrolera: durante el año anterior se registraron 163 ataques versus 31 en el 2012.

Y pueden intimidar comunidades: la motobomba de Pradera, por ejemplo, que retrata muy bien la estupidez política de sus cabecillas, su rampante matoneo y el cinismo de su voceros en la isla de los Castro, dizque "sorprendidos" por el hecho.

Vale anotar que los "éxitos" armados de las farc a lo largo de su historia, no se han originado en su habilidad militar sino, un 99 %, en fallas de la fuerza pública. Cuando los militares aplican los principios de Inteligencia, Dispositivo, Liderazgo y Logística, los matasiete farucos no pueden hacer mucho.

Inteligencia militar advirtió de una fuerte actividad terrorista después de la tregua. Ya empezó, con costos muy altos en términos humanos y operacionales para estos marxistas-leninistas narcotraficante cuyos cabecillas siguen a la defensiva, corriendo, gracias los bombardeos de la Fuerza Aérea.

Enfrentan a un Estado que cuenta con recursos técnicos y humanos muy superiores para prevenir y ripostar a tal posible ofensiva armada. Esta semana mostraron la cara en Arauca y en Tolima y ahí están los resultados.

Volverán, obtusos, a su "plan pistola", asesinando a policías y soldados distraídos, a hostigar unidades militares o policiales mal comandadas, a más carros bomba, a más sabotaje de la industria energética.

No pueden ir más allá en su desespero por recuperar un músculo militar perdido, su as en la negociación habanera.

Por supuesto, si el gobernante de turno se equivoca en lo político -y hay motivos para temer a los resultados de la enigmática negociación en desarrollo- y la moral de nuestros soldados decae -algunos analistas creemos que esto puede estar sucediendo- las farc podrían revitalizarse militarmente y ahí sí, ¡para qué treguas…

En cuanto al problema del narcotráfico, las propuestas que hacen desde La Habana los miembros del Cartel de las farc son simplistas y truculentas: lejos están de entender en serio la complejidad del asunto y las implicaciones de cualquier programa que se emprenda al respecto.

Mientras, seguirán lavando las pingues ganancias del negocio, especialmente en Ecuador, con miras al sostenimiento de sus representantes políticos cuando se conviertan en honorables parlamentarios.

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