La real politik de Obama. El repliegue de la democracia

En los años 50 proliferaban las dictaduras de derecha en Latinoamérica, Trujillo en República Dominicana, Somoza en Nicaragua, Rojas en Colombia, Pérez Jiménez en Venezuela, etc. Cuando Rómulo Betancourt recuperó la legitimidad venezolana tomó la iniciativa democrática diciendo: “Regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranicen con respaldo de policías políticas totalitarias, deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante acción pacífica colectiva de la comunidad jurídica interamericana”.

La Unión Europea, que en su Tratado Constitutivo expresa como objetivo de su política exterior el contribuir al desarrollo de la democracia, introdujo en sus acuerdos una “Cláusula Democrática” según la cual los países se comprometen a respetar los principios democráticos y que llevó a la suspensión de algunos programas de ayuda. En la Carta Democrática Interamericana se consagró esta cláusula estableciendo que lo que afecte gravemente el orden democrático en un Estado miembro, constituye “un obstáculo insuperable” para la participación de su gobierno en las diversas instancias de la OEA. Era el rechazo de los regímenes antidemocráticos. En 1962 Cuba fue expulsada de la OEA porque “el marxismo-leninismo es incompatible con el sistema interamericano”. Posteriormente la cláusula ha sido letra muerta en la OEA y su Secretario General, señor Insulza, nunca ha tratado de hacerla efectiva (por lo que algunos la han llamado la Cláusula Insulsa), aunque con base en ella los Estados Unidos y Canadá, principalmente, siguieron opuestos al reingreso de Cuba a la OEA. Unasur también aprobó un Protocolo Democrático que solo se aplicó en el caso del Paraguay, cuando el izquierdista Fernando Lugo fue destituido legalmente por el Congreso y Horacio Cartes, de derecha, asumió la presidencia en elecciones generales.

En otras palabras, la Cláusula Democrática en Latinoamérica hoy día se invoca solo cuando un gobernante de izquierda arriesga perder el poder aun cuando sea dentro del régimen constitucional, como fue el caso de Paraguay. Las más flagrantes violaciones a la democracia, como, por ejemplo, en Venezuela o Ecuador, son aceptadas con el silencio de los pocos regímenes democráticos del subcontinente, dominado hoy por una izquierda autoritaria. El embargo de los Estados Unidos no afecta mayormente a Cuba, solo se refiere a exportaciones e importaciones de productos estadounidenses y no todos, Estados Unidos es el quinto país exportador a Cuba. No es un bloqueo como quieren hacer creer los amigos de los Castro y su levantamiento, dudoso pues depende del Congreso, es pedido por el empresariado estadounidense que desea este mercado, hoy de China, Canadá y Europa. Es, en realidad, parte de una sanción moral a una dictadura y que el actual Gobierno estadounidense quiere levantar, cediendo ante la mayoría izquierdista del continente y ante intereses económicos. América entera renuncia a sancionar los regímenes antidemocráticos. La Cláusula Democrática ha dejado de existir.

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