La semántica de las Farc

Yo le suelo comentar a mis alumnos que los hechos históricos son los hechos y que lo importante es comprender el por qué se producen. Sobre todo, comprender el contexto histórico, hoy que está tan de moda con respecto al caso de AGH, por ejemplo.

La llegada de Augusto Pinochet no se dio por sí sola. La llegada de Pinochet fue producto de un nefasto gobierno de Allende. La llegada de Allende, a su vez, no se dio por sí sola. Esta correspondió a una receta doctrinaria comunista que se viene imprimiendo en América Latina desde la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba. Inclusive, desde antes.

Eudacio Ravines fue un peruano comunista que al final de su vida se arrepintió publicando un libro llamado: El rescate de Chile en 1974. Según Ravines, la utilización de la semántica romántica con el fin de captar las emociones de la gente produjo un efecto en el pueblo chileno.

La revolución semántica de la Democracia Cristiana cambió el significado de las palabras, suavizó los términos y fabricó nuevas etiquetas con el fin de preservar las esencias ideológicas de la revolución bolchevique. Se fabricó un sentimiento de culpa a la sociedad con el fin de desprestigiar a las instituciones. Se invirtieron los valores tradicionales. Se generó una confusión tan espesa en los términos que al final nadie sabía de quién era “hijo de vecino”.

Lo anterior, para comentar que las Farc no solamente cuentan con un discurso rígido, como bien comenta Enrique Santos C, con una semántica propia, sino que son el resultado de una receta doctrinaria comunista que tiene su origen, su génesis, con la llegada de Fidel Castro a Colombia durante el 9 de abril.

Su semántica se ha construido con base en una terminología comunista compleja, por momentos aburrida y fuera de tiempo, de contexto, pero que nunca se desvía de su origen. De su doctrina. Tanto la semántica de las Farc, como su doctrina, son totalmente diferentes a los valores tradicionales de la democracia colombiana.

Ellos quieren un modelo económico, nosotros otro. Ellos no van a reconocer a sus víctimas, la sociedad colombiana sí lo desea. Y, así sucesivamente.

¿Cómo ponernos de acuerdo?

Si nos pusiéramos serios, no nos hubiéramos demorado dos años para llegar al punto de desgaste en que nos encontramos con los niños de Iván. En este momentos nos sentimos tan confundidos con el proceso de paz en La Habana que no sabemos quién es “hijo de vecino”. Como bien dice Timochenko: Pongámonos serios.

Puntilla. ¿Alguien ha visto al general Mora defendiendo el honor del general Alzate? ¿Al exmagistrado Ibáñez le quitaron su esquema de seguridad por dos columnas en contra del gobierno de JMS en el portal las Dos orillas? Así le paga el diablo a quien le sirve. Solidaridad con María Isabel Rueda. ¿El Fiscal Montealegre se tragará ese sapo de Londoño?

Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI

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