LA SOLUCIÓN PARA BOKO HARAM ESTÁ EN LA HABANA

Si no fuera por el despliegue noticioso del secuestro de cerca de 300 niñas en Nigeria, su repetida violación durante el día y su posterior venta como esclavas, muchos no se habrían enterado de la existencia del grupo terrorista fundamentalista islámico Boko Haram.

Boko Haram, que en lengua Hausa significa "la educación occidental es pecado", aunque no es un grupo antiguo, es el causante de la muerte de por lo menos 10.000 personas desde 2002, que escudado en una interpretación fundamentalista del Islam, intenta establecer una especie de talibanato africano en el Norte de Nigeria.

Resulta increíble para muchos que esto esté pasando en pleno siglo XXI, pero aunque los conflictos nuestros palidecen al lado de los africanos, y por eso son mejores referentes para buscar soluciones que los conflictos centroamericanos, lo que Colombia ha sufrido de cuenta de las guerrillas y de los grupos armados ilegales de todas las pelambres, en proporción puede ser más terrible que lo que está sucediendo en Nigeria.

La maldad de los miembros de Boko Haram parece indecible, pero nadie en Nigeria está planteando que haya que negociar con estos salvajes. El presidente nigeriano Goodluck no está diciendo, como el nuestro, que hay que sacrificar la justicia con tal de que delincuentes y violadores dejen de ejercer como tales. En Nigeria pocos aceptarán que las acciones de Boko Haram son las manifestaciones legítimas de un grupo que tiene el derecho de imponer una propuesta social, que no es otra cosa que una versión retorcida de una "fantasía del pasado", como definió hace días David Brooks.

No creo que en Nigeria se acepte que las atrocidades de estos dementes escudados en designios religiosos, tengan el derecho a decir que ellos no secuestran, como sí lo sostienen los bandidos con que este gobierno nefasto "nos negocia" en La Habana. Los nigerianos no aceptarían que estos desquiciados se atrevieran a decir que las víctimas no son las niñas torturadas, sino ellos, como sí lo dijeron los que ahora engordan en La Habana. Tampoco aceptarían que los cabecillas de Boko Haram dijeran que las niñas no estaban siendo violadas, sino siendo "instruidas en las artes amatorias", como sí afirman los jefes del grupo narcoterrorista de las Farc al decir que ellos no secuestran menores, más de 1.000 solo el año pasado, porque lo que sucede es que en Colombia, los niños del campo maduran más rápido; o que sus víctimas durante cinco décadas no son de ellos, sino "víctimas del conflicto".

La perversidad de nuestro conflicto es mayor por culpa de un presidente que para intentar ganarse el cielo, decidió aliarse con diablos y convertirlos en sus nuevos mejores amigos, minimiza los delitos de estos delincuentes y los quiere exonerar de castigo, y cataloga de fascistas, al mejor estilo Maduro, a los que no estén de acuerdo con su perversa negociación.

Faltan pocos días para las votaciones y van a intentar por todos los medios posibles distraer a los colombianos con todos los "escándalos" que puedan. Pero cuando vaya a marcar su voto, recuerde en qué manos estamos y podríamos quedar.

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