“La suerte está echada”

A finales de 2015 publicó el exmagistrado Jesús Vallejo Mejía un pesimista, pero realista artículo, titulado como esta columna, la cual se inicia: “No cabe duda: el tahúr Santos ya lanzó los dados sobre el tapete para finiquitar su proceso de diálogos con los narcoterroristas de las Farc”.

“Lo más probable –continúa Vallejo Mejía- es que en el primer semestre del año venidero se firme dicho acuerdo, se aprueben en el Congreso las reformas constitucionales previstas para su implementación, se dote a Santos de atribuciones dictatoriales para darles gusto a las Farc y se logre un simulacro de refrendación popular mediante un plebiscito amañado”.

“Colombia –concluye Vallejo- lleva muchas décadas defendiéndose de la agresión comunista contra su institucionalidad. Y aunque según las encuestas las rechaza abrumadoramente, por obra de un presidente traidor está a punto de doblegarse. Eso sería posible a través de diversas concesiones normativas, de la entrega del poder judicial, del nombramiento de funcionarios en posiciones estratégicas y del desmantelamiento y la desmoralización de las fuerzas armadas que ya están en marcha”.

Entiendo que los pasos para doblegarnos incluirán la aprobación en segunda vuelta, en el Congreso, del acto legislativo para la paz, con el fin de convertirlo en Ley de la República. A continuación se someterá esta Ley a la Corte Constitucional para revisar su tramitación; la manera como se propone Santos implementar, ejecutar o realizar los acuerdos de tal Ley con las guerrillas; y, finalmente, discutir si asuntos de tal naturaleza se puedan aprobar en el futuro por medio del simple Sí de un plebiscito.

Los comentaristas estiman que las posibilidades de esta aprobación son inmensas, si se recuerda que la Corte Constitucional aprobó los naufragios tanto del Marco Jurídico para la Paz como del Referendo para la Paz. No olvidemos que algunos de los inconsecuentes magistrados de la Corte consideran que la “Justicia no puede ser obstáculo para la paz”.

El Congresito que se aprobará el año entrante instaurará el antecedente perfecto para dictaduras como las de nuestros vecinos, porque no contará con la posibilidad de modificar lo que proponga el claudicante de Santos, y no tendrá limitaciones definidas y precisas sobre las reformas constitucionales que se prevén. Este Congresito contará, sí, con atribuciones tan amplias como las de una Asamblea Constituyente; pero solapadas. Preludia esta primera sustitución de nuestra Constitución otras más azarosas a cargo de los mamertos.

El desmantelamiento y la desmoralización de nuestras Fuerzas Armadas nos revelan la candidez o la irresponsabilidad de los hermanos Santos. El primero de enero pasado llamó la atención Bloomberg sobre el reciente y creciente armamentismo ruso para Venezuela. 

Santos empleará toda su perversidad para que triunfe su paz. A la ciudadanía nos queda como única opción votar y actuar sin vacilar por el NO ante las propuestas nefastas del Presidente. Y esperar, sin mayor optimismo, que la Justicia Internacional tome nota de las incontables violaciones de la paz de Santos contra los derechos humanos en sus estatutos.

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