La suspensión de la venta de Isagén

La suspensión del proceso de venta de nuestra emblemática Isagén da tiempo para seguir desnudando las imprecisiones en materia financiera y técnica del Gobierno, en un pulso con una mayoría ciudadana y política que es silenciada por la omisión de algunos medios de comunicación y una reducida pero mañosa minoría del Congreso.

Era inaudito que el Gobierno siguiera adelante con esta privatización mientras subsistieran controversias jurídicas sin resolverse de fondo, como acertadamente lo entendió el Consejo de Estado, y por ello quienes califican la medida cautelar como atentatoria de la seguridad jurídica mienten, pues lo que se garantizó con ella fue precisamente esa seguridad jurídica, ya que si dichas controversias se terminaran resolviendo contra la venta una vez realizada, el detrimento hubiera sido catastrófico.

También está por resolverse lo financiero, pues hasta la saciedad se le han presentado al Gobierno, por parte del Senado, técnicos y académicos, detalladas alternativas viables para financiar las necesarias vías 4G, distintas a la inconveniente venta a extranjeros de Isagén. Todas ellas más baratas, en lugar de prescindir de un activo estratégico para la Nación a cambio de unos riesgos no cuantificados, ni aclarados a los ciudadanos y de tal magnitud que ya tienen “fatigado” a Vargas  Lleras, quien con su regaño al minhacienda quisiera lavar su indebida presión e irresponsabilidad en la ejecución de un desarticulado Plan de Infraestructura, criticado en sus bases financieras por ANIF.

Esta suspensión es una nueva oportunidad para que cada ciudadano, a pesar de su amansamiento por la fatiga del día a día, tome conciencia sobre el manejo que se les está dando a los bienes públicos por parte del Gobierno, tanto por los errores con Isagén como por los errores que se están empezando a evidenciar en las obras de 4G. Es necesario reaccionar frente a los atropellos, no sólo del poder del Ejecutivo, sino también de algunos medios de comunicación, que de manera parcializada y con oscuros propósitos confunden los intereses de la Nación con los del Gobierno. En esta defensa de lo público cada equipo está definido y uno de ellos está ciego de tanta mermelada en los ojos.

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