La trampa de la Reforma Rural diseñada por la Farc

Desde el principio de la negociación del acuerdo de impunipaz, se supo que el Gobierno había aceptado que para que las Farc aceptaran el apaciguamiento, había que entregarles el botín de la tierra porque era el disfraz para no quedar como un grupo delictivo y terrorista, sino como un actor con móviles políticos.

Y como lo que mal empieza peor termina, además de las otras aberrantes claudicaciones que se legalizarán en la “Ley Ser Pillo Paga” en el plebiscito de octubre, el Gobierno condenará el futuro del campo a cambio de nada, porque la tan maquillada Reforma Rural Integral es como sal en la tierra, que luego de esparcirse no vuelve a nacer nada en ella.

El gobierno irresponsable terminó siendo cómplice de una farsa monumental en la cual el fracaso que se avecina por dicha reforma le va a explotar en las manos al siguiente presidente, cuando el actual esté dictando conferencias para resolver el “conflicto árabe israelí, pues según sus aduladores, nadie sabrá más de paz que él.

La trampa es la siguiente. Las Farc van a quedar ante el país como quienes lograron que los campesinos por fin “dejen de ser pobres y tengan tierra”. Pero como la supuesta reforma está perfectamente diseñada para fracasar, pues los criterios de selección para la distribución de tierras y proyectos no son la viabilidad económica, sino un supuesto espíritu de compensación a los menos favorecidos o más cocaleros, cosa que lo hace quedar a quien lo diga como candidato a reemplazar a Dios, cuando todos esos proyectos no escogidos para que sean sostenibles, ni entregados a personas con la capacidad de hacerlo, ni con dedicación a cultivos competitivos porque el populismo marxista sigue recitando que lo que importa es que la tierra se revuelque aunque no sea eficiente, ni dirigidos a competir en el mercado global agrícola, pues la lógica mamerta de los dinosaurios del Moir, todavía existentes, siguen negando que es la competitividad global la que determina los precios y la viabilidad de la agricultura, ni acepten semillas modificadas porque lo importante son la semillas “nativas” aunque ellas no permitan competir a los campesinos, cuando la insistencia es que la sobrevivencia individual y el minifundio son los objetivos únicos de la tierra; cuando todo esto fracase, luego de billones y billones de pesos perdidos que nos sacarán de impuestos “como nunca antes vistos”, las Farc dirán que ellos no tienen la culpa. Que ellos lograron el reparto de la tierra, pero que si eso fracasó fue “culpa del gobierno”.

La catarata de rabia y desilusión que semejante fracaso anunciado va a provocar, no va a expresarse con banderitas blancas o estampitas de algún Santo agitadas al aire, será con violencia y delincuencia. El campo quedará estéril para siempre y las Farc, urbanizadas pero en el poder, podrán olvidar a los campesinos que tanto torturaron, pero ahora ya no los necesitarán como votantes para continuar en el poder luego que hayan comprado una parte del pastel político con la inmensa fortuna que no tuvieron que entregar. Vote NO a la ley “Ser Pillo Paga”.

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