Las ambigüedades santistas

La otra muestra reciente de las ambigüedades santistas es lo que le está pasando al vicepresidente Vargas Lleras con las carreteras.

La salida de Luis Genaro Muñoz de la Federación de Cafeteros se había debido producir hace por lo menos dos años.

Que solo lo viniera a hacer esta semana se debe a las ambigüedades santistas con la que ahora se manejan tantos temas. (Si esta es la hora en la que el Presidente no ha descalificado la Constituyente del Fiscal…)

Buenas fuentes me aseguran que el Gobierno hace rato quería que se fuera y que hasta le había mandado razón, pero Luis Genaro tenía buenos padrinos. Como sea, la gobernanza de la Federación se había vuelto imposible. Varias cartas con pedido de renuncia de los comités cafeteros reposaban sobre su escritorio.

Colombia, como país atípico, permaneció anclado en la realidad del sector cafetero de hace 25 años, cuando el oligopolio de la Federación funcionaba porque existía el Pacto Cafetero. Terminado este, la Federación siguió comprando 45 por ciento de la producción nacional de café y fijando el precio interno para no perder plata, a costa del pequeño productor y en beneficio de los exportadores privados, que viven de la diferencia con el precio internacional.

Cuando Santos se dio cuenta de que hasta Vietnam y Brasil habían desregulado su sector cafetero, entendió que algo tenía que cambiar; y por eso hace algún tiempo propuso en Chinchiná una “constituyente para el café”, que nadie entendió en su momento, pero que a buena hora se tradujo en la Misión Cafetera, integrada por las mejores cabezas económicas del país y liderada por Juan José Echavarría. La Misión invirtió 1.500 millones y dos años de trabajo en una serie de recomendaciones. Una de las principales era que hiciéramos lo del resto del mundo: desmontar las federaciones cafeteras.

El doctor Luis Genaro las ridiculizó. Dijo que esos señores no conocían una mata de café y que no proponían nada nuevo. El Gobierno archivó las recomendaciones y la Federación siguió haciendo todo lo que pudiera para que nada cambiara.

De manera que el costo de producir café en Colombia sigue siendo cada vez más alto. Y por eso, a las angustias económicas del Gobierno podría sumarse que en el nuevo paro que se cocina para dentro de unos 15 días, los cafeteros pedirán más PIC, el subsidio que se inventó para conjurar el paro anterior, y que terminó en los bolsillos no solo de los productores más pobres, sino también de los más ricos.

Luis Genaro Muñoz resultó magnífico como gerente, pero para quedarse en su cargo. El Gobierno, si aún puede influir, debería tratar de que el sucesor que le escojan por lo menos hable inglés.

La otra muestra reciente de las ambigüedades santistas es lo que le está pasando al vicepresidente Vargas Lleras con las carreteras. Asegura que desde noviembre, y durante todo este año, Invías ha estado paralizado por la falta de apropiación de los recursos para la ejecución del plan de obra pública a su cargo. Hay la idea de que parte de los dineros que le faltan al Estado para los cierres financieros salgan de los fondos de pensiones –que manejan alrededor de 180 billones– y sin ningún riesgo de exposición, porque por su naturaleza van hacia inversiones a largo plazo. Eso solo requiere un cambio de reglamentación. ¿Por qué no lo han hecho?

En cuanto a las carreteras concesionadas que maneja la ANI, el ‘Vice’ asegura que no se definen ni aprueban los nuevos proyectos del grupo de las llamadas de tercera ola, que beneficiarán a Bogotá y a los Santanderes, los “pendejos” que nunca nos avispamos para que nos construyan carreteras.

Ante todas las demoras de Hacienda para consolidar este salto en infraestructura, solo hay dos posibilidades: o el ministro Mauricio Cárdenas ha decidido mantener andando en primera y con el freno de mano puesto al vicepresidente Vargas por un motivo de animadversión política, o por uno de ineficiencia crónica del Ministerio. Aunque ambas son imperdonables, yo hasta entendería la primera.

Al cierre de esta columna, el Presidente los convocó a ambos a Palacio con la orden de no pararse de la mesa hasta encontrar una solución. Pero si en la reunión impera la ambigüedad santista, saldrán en las mismas.

Entre tanto… Uno hasta prefiere que el Fiscal les pida a los congresistas para el mercado, y no que se ponga a refundar la patria con las Farc.

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