Las dificultades acosan a Santos

Con parálisis en educación y en justicia, se complica el panorama del gobierno nacional.Juan Manuel Santos atraviesa días aciagos. Si la semana que pasó soportó la más grave crisis del proceso de paz por la matanza en Cauca por parte de la guerrilla de las FARC, en esta la parálisis en varios sectores, especialmente la educación y la justicia, le generan fuertes dolores de cabeza. Este miércoles los maestros y los jueces amanecieron en pie de lucha con el anuncio de que no darán su brazo a torcer. Esta es la noticia de un día atípico por la ausencia de vehículos y motos particulares tanto en Bogotá como en Medellín. En la capital, los problemas de movilidad se han agudizado por los bloqueos de los profesores en intersecciones viales claves, quienes aprovecharon la circunstancia para llamar la atención.

Los 300.000 maestros agrupados en la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) dicen que el Gobierno los obligó a ir a la protesta porque “su proyecto de Plan Nacional de Desarrollo marchita la educación pública”, dado que “desconoce y niega el preescolar de tres grados; no reconoce la gratuidad en tanto no se reflejan en el mismo los recursos para alimentación escolar, transporte, dotación, infraestructura, material didáctico” y que, por si fuera poco, no ha hecho realidad el incremento, prometido en la campaña presidencial, del porcentaje del Producto Interno Bruto para educación en el 7,5 %”, lo que, en su opinión, “propicia la profundización de la odiosa discriminación de una educación para ricos y pobres”. Acusan así a Santos de alimentar la inequidad.

Ante el paro, la ministra de Educación, Gina Parody, respondió tajante: “No vamos a permitir mediante la presión de un paro que eso nos obligue a negociar”. La funcionaria emitió una directiva en la que ordena a los entes territoriales no pagar el salario a los maestros que no vayan a trabajar. Incluso, recordó que los profesores que no asistan a clase serán investigados disciplinariamente. “A Fecode no le importa que nueve millones de niños se queden sin clase. Se debe respetar el derecho a la educación”, dijo la ministra. La funcionaria mostró su talante, su carácter, pero, ¿le servirá para hallar una solución? Lo real es que en este instante quedó abierto entre las partes un duro pulso de consecuencias imprevisibles.

Paralelamente al paro de maestros, la rama judicial anunció un nuevo cese. El presidente de Asonal Judicial, Freddy Machado, le dijo a Semana.com que a pesar de que el 10 de marzo se dio la instalación de la Mesa Nacional de Negociación del Pliego Marco Estatal, donde se sentaron los distintos sindicatos con representantes del Gobierno tras la parálisis de casi cien días, no se logró ningún acuerdo.

Esta vez, el paro promete ser más fuerte que el anterior porque, según Machado, serán cerca de 40.000 los funcionarios que mantendrán congeladas las actividades judiciales en el territorio nacional, hasta nueva orden.

A ellos se han sumado trabajadores estatales de otros sectores. Así, por ejemplo, el secretario general de la Central Unitaria de Trabajadores, Fabio Arias, detalló que en el cese de actividades además de los sectores de la salud y de la justicia, se vincularán trabajadores de las universidades, de la rama central del poder público y de los territoriales, así como los institutos descentralizados.

Al sumar los problemas en conjunto, quedan en evidencia las enormes dificultades que acosan al Gobierno. Hechos que se dan precisamente en la delicada coyuntura marcada por la desilusión que dejó en el país la masacre de las FARC. Muchos tenían puesta la esperanza en que la paz estaba a la vuelta de la esquina. La condenable acción militar por parte de la insurgencia despertó violentamente al país de ese sueño.

Con la paz en el limbo, se empieza a hacer un balance de los otros pilares en los que Santos fijó su segundo período: equidad y educación. Las protestas de este miércoles han puesto sobre la mesa la posibilidad de evaluarlas porque hasta ahora la agenda informativa era copada exclusivamente por las negociaciones en La Habana. Y por lo que se oye en la calle, Santos debe estar viviendo unas horas difíciles.

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