Las patentes de Natalia Springer

Antes de firmar un contrato con el ICBF en 2012, la politóloga acreditó ante esa entidad que era “autora y propietaria” de algunas patentes ante la Unión Europea.

El 26 de marzo de 2012, el ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) suscribió un contrato bastante sencillo con la politóloga Natalia Springer. Se trataba de un acuerdo para que Springer –a título personal, no con su consultora– cumpliera con funciones como “liderar la socialización del estudio relacionado con reclutamiento y uso de niños, niñas y adolescentes para propósitos del conflicto armado”. El resultado de ese contrato es uno de sus trabajos que ella más ha publicitado: el informe “Como corderos entre lobos”. El costo fue de $70 millones.

En el proceso, el ICBF recibió una hoja de vida de Natalia Springer, en la cual señalaba que entonces era analista política de La FM y decana de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano –ya no es ninguna de las dos–, así como que el Comando General de las Fuerzas Militares le había otorgado una medalla de servicios distinguidos por haber implementado el “Plan para manejo de niños, niñas y adolescentes desmovilizados” (el término correcto según el DIH es “desvinculados”).

Y en la sexta página puso un párrafo titulado: “Patentes”.

El rastro de las patentes

“Autora y propietaria de patente de la metodología de contención de daño, y el mapeo de emergencias y desastres para niños y niñas, de la metodología para operacionalización de indicadores para el análisis y predicción de riesgo y vulnerabilidad en problemas sociales y de patente de metodología para educación infantil en condiciones de alta vulnerabilidad. Dueña de la licencia y marca registrada del programa ‘Maya Nasa y el Consejo de la Maloca Invisible’. Patentes para la Unión Europea. Propiedad intelectual M. 001632/2005, Asiento Registral N. 16/2006/2751 del 16 de mayo de 2006. En Colombia, bajo administración de Brigard & Castro Abogados”.

Con esas palabras exactas fue que Natalia Springer se acreditó ante Bienestar Familiar en una hoja de vida que este diario había obtenido y cuya validez certificó con el mismo ICBF. Como hablar de “patentes” inevitablemente llamaba la atención, este diario hizo lo obvio: comunicarse con la reputada firma Brigard & Castro, experta en temas de propiedad intelectual. La firma, sin embargo, señaló que la relación abogado–cliente era estrictamente confidencial y, por esa razón, no podía confirmar o negar información alguna.

Abogados –de otras firmas– expertos en propiedad intelectual le aconsejaron a este diario buscar información en la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC). Y así se hizo. El Espectador, a través de un derecho de petición, le preguntó a ese organismo si en sus bases de datos figuraban a nombre de Natalia Springer, de su consultora Springer Von Schwarzenberg o de Maya Nasa (donde trabajó de 2004 a 2011 como analista experta en DIH, certificó la organización) cualquiera de los registros que ella mencionaba.

Allí no apareció nada. Según la Superintendencia, “a la fecha no se encontró como titular y/o solicitante de marca, lema comercial, nombre y/o enseña comercial alguna que se identifique con los datos 16/2006/2751; así como tampoco se encontró en trámite”. Lo mismo dijo sobre “Maya Nasa y el Consejo de la Maloca Invisible” y sobre el código 001632/2005. “No se encontró solicitud en trámite ni concedida para patente de invención a nombre de la señora Natalia Springer ni a nombre de la empresa Springer Von Schwarzenberg”, agregó el organismo.

Lo que la SIC sí encontró a nombre de Natalia Springer fueron 12 registros de la concesión de unos dibujos para productos de imprenta, papelería o material para artistas, entre otros usos; con nombres como “Josep Uzulu (el ancestro del fuego)” o “Yuyú Nehl (el espíritu sanador)”. (Ver dibujos) Son las ilustraciones del proyecto “Maya Nasa”, un libro de cómics para niños desvinculados que la Fundación Maya Nasa publicó en 2007 con apoyo de la Cooperación Italiana, Usaid y la OIM. En todos los registros el apoderado es Juan Pablo Cadena Sarmiento, socio de Brigard & Castro.

Las patentes, había indicado Natalia Springer, eran “para la Unión Europea”. La SIC aclaró que no tenía “competencia para certificar información relacionada con esta búsqueda de Propiedad Industrial en la Unión Europea”, y remitió a El Espectador a consultar la base de datos de propiedad intelectual en la Unión Europea, en la página www.oami.europa.eu. Así se hizo. Nada figuraba a nombre de Natalia Springer, de su consultora o de Maya Nasa.

El Espectador se comunicó entonces con la Oficina de Patentes Europeas (EPO, en inglés) por correo electrónico. Nada. Lisa McDonald-Maier, jefe de Soporte al Usuario en Información de Patentes, respondió: “No hemos rastreado ninguna aplicación de patente bajo el nombre de Natalia Springer”. A la pregunta de si había bajo el nombre de Springer Von Schwarzenberg o Maya Nasa, la respuesta, de nuevo, fue negativa, aunque aclarando: “Dependemos de la información de las autoridades nacionales que conceden patentes y no podemos garantizar que nuestra colección sea completa o exacta”.

El Espectador se comunicó entonces con la Dirección Nacional de Derecho de Autor, del Ministerio del Interior. Tampoco se halló rastro de las patentes. Allí aparece un certificado de registro de obra artística, del 26 de julio de 2005, que solicitó María Magnolia García de Lizarazo –madre de Natalia Springer– a nombre de su hija. Título original de la obra: Maya Nasa. Clase de obra: inédita. Carácter de la obra: obra individual. Categoría artística: dibujo. Este diario preguntó si podía conocer el dibujo, pero “por ser una obra inédita, no está autorizada la consulta al público”. (Ver respuesta)

Al terminar las verificaciones, El Espectador se comunicó el pasado jueves con Natalia Springer. Le envió unas preguntas a su correo, el mismo que ella siempre había atendido; la llamó a su celular, el mismo que ella ha contestado antes, cuatro veces, dejando un mensaje de voz en cada ocasión; le envió un par de mensajes vía Whatsapp. Lo más urgente era saber los números de las patentes, con lo cual se podría saber de inmediato si existen o no. Lo más importante, que contara cómo había patentado metodologías sociales, cuando lo usual es patentar procesos industriales. Natalia Springer, sin embargo, no contestó.

* * *

La firma de Springer que el fiscal defiende

La controversia alrededor de Natalia Springer comenzó cuando se supo que su firma Springer Von Schwarzenberg había firmado tres contratos entre 2013 y 2015, por un valor total de $4.267 millones, para hacer investigaciones cuantitativas de Farc, Eln y bacrim. El trabajo final aún no se conoce.

De “revolucionario” ha definido el fiscal Eduardo Montealegre el trabajo de la firma de Springer, asegurando que en la entidad no existe quien trabaje con métodos matemáticos y estadísticos al servicio de las investigaciones penales; y que en Colombia tampoco hay más empresas que lo hagan.

En entrevista con El Espectador, Montealegre aseguró que había conocido de esta metodología cuando ella presentó un informe sobre reclutamiento de menores en la Fiscalía: “Entendí que ese modelo era lo que necesitábamos”. En otra entrevista con este diario, el fiscal había señalado que el trabajo de Springer era esencial para las imputaciones contra las Farc, que fueron suspendidas la semana pasada.

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