Lecciones de una campaña

Terminó la programación electoral de 2014 en Colombia y se confirma que en los próximos años los protagonistas de la política colombiana serán el presidente Santos y el expresidente Uribe Vélez.

Independientemente de lo anterior hay otros tres protagonistas: las figuras de la reelección, la segunda vuelta y la vicepresidencia. En cuanto a la primera, en forma recurrente se trajo a cuento durante la campaña presidencial para ventilar su conveniencia y es de esperar que el próximo Gobierno y el Congreso tendrán en la agenda el tema de su eliminación u otra regulación, por ejemplo, volver a lo que disponía la Carta de 1886 en su último tramo, en el sentido que la reelección no fuera inmediata sino mediata, para evitar que el respectivo candidato-presidente no use los recursos del Estado –presupuesto y burocracia- en su favor.

Respecto a la segunda vuelta electoral o ballottage, como la llaman los franceses, donde nació la institución a mediados del siglo XIX, es una institución entronizada en Colombia por la Constituyente de 1991 como propuesta del movimiento M-19, que tenía como copresidente de la corporación al doctor Antonio Navarro Wolf, y hoy, luego de una larga espera de 23 años, recoge los frutos al hacerse a un buen porcentaje del próximo  gobierno: Marcha Patriótica, de Piedad Córdoba; Progresistas, de Gustavo Petro; Unión Patriótica, de Aída Abella; y Polo Democrático Alternativo –PDA-, con Clara López. No hay duda que Petro y López le dieron el triunfo a Santos en Bogotá y necesariamente ello se reflejará en la integración del próximo gobierno.

En este punto es necesario preguntarse, ¿cómo conciliará Santos los compromisos con sus socios de la extrema izquierda y los intereses que él representa? Además, el éxito de esta sociedad electoral permite predecir una batalla campal por la alcaldía de Bogotá para el próximo período, donde seguramente estarán Gina Parody, David Luna, Rafael Pardo, Francisco Pacho Santos y algún hijo de Luis Carlos Galán Sarmiento o Rodrigo Lara Bonilla.

Otro problema que hace años fue identificado y resurgió en esta campaña es el de la Vicepresidencia, pues todo hace pensar que el presidente Santos y el vicepresidente Angelino Garzón terminaron enemistados. Históricamente el primer encontronazo fue el del vicepresidente Humberto de la Calle con el presidente Ernesto Samper, el de Gustavo Bell Lemus con Andrés Pastrana existió pero no tuvo mucha resonancia, el de Pacho Santos con Álvaro Uribe fue por lengüilargo el primero, y el de Angelino Garzón con el presidente Santos se dio por diferencias sociales, ideológicas y de temario.

Lo mejor es regresar a lo de la Carta de 1886 que armonizaba lo de Ministro delegatario de funciones presidenciales con la Designatura, idea original del exministro liberal Germán Zea Hernández.

En su discurso de victoria Santos dijo algo que pone a temblar, relacionado con lo de La Habana: “Vamos a (…) reformar todo lo que haya que reformar, (…), a poner en marcha profundas reformas”.

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