Libreta a la cubana pero con chip

Nicolás Maduro Moros, presidente de Venezuela, anunció a la opinión pública su decisión de establecer antes del venidero 30 de septiembre en los establecimientos al mayor y detal un proceso tecnológico biométrico con la intención de registrar al detalle la adquisición de importaciones, distribución y adquisición al consumidor final de alimentos.

Expresa el mandatario venezolano que la intención es evitar acaparamiento y el contrabando de extracción.

Tal método a implementar es el mismo activado por el Consejo Nacional Electoral venezolano en los procesos comiciales para identificar al votante previo acto comicial. Este está identificado como “Capta huellas” y a criterio de sectores adversos ha sido escogido para conocer la intención de voto. Según otros es una estrategia para desmotivar a sectores de la oposición a cumplir con este derecho ante el temor de ser violada la garantía de secreto del sufragante establecida en la Constitución Nacional.

La reiteración del medidor biométrico es una clara demostración que a los fines para los cuales fue requerido en sus inicios alcanzó con creces las expectativas que sobre su conveniencia se plantearon los burócratas.

Toda política de control del ciudadano limita las libertades, por lo que deben estar atentos. La compra de armamento en cantidades inusuales en una nación que no se ha visto inmersa en un conflicto bélico con otras desde la época de la independencia de la corona española, 1808-1823, hace prever motivos de mucho peso y albergar temores. Internamente la Guerra Federal 1859-1863 fue la época histórica de mayor conflagración entre hermanos.

Los sudamericanos no tienen reclamación alguna de agravio, pero en el plano intestino es creciente los adversarios del régimen quienes airosamente reclaman como indica la carta magna. Nicolás Maduro avizora una derrota inminente en la venidera elección de llevarse a cabo esta dirigida bajo la tutela de funcionarios realmente independientes como reza la ley.

El sometimiento numérico del parroquiano en un país donde su presidente es minoría, las encuestas asoman el divorcio con las promesas electorales, existe una constante pérdida de puestos de trabajo, ausencia de bienes de consumo humano, ascendiente impunidad en una región rica en divisas extranjeras y hoy en quiebra; el mandador debe vivir atemorizado por el desgobierno y las fechorías aceptadas por él.

El hecho de ser el responsable de casi 50 estudiantes asesinados y usufructuar junto a sus protegidas las hijas del extinto Hugo Chávez Frías dos millones de euros diarios, según denuncia del diputado Carlos Berrisbeitia, es de temer todos una acción de exterminio interna. ¿Qué otra adversidad requiere de tan alta inversión?

Sin duda alguna son exigidas por el inquilino de Palacio en Miraflores para reducir sus adversarios, acabar con la disidencia; en resumidas mantenerse en el poder hasta su muerte. Quien no grite ¡Viva Chávez y Maduro! es un muerto en vida o despojo humano.

Para ello lograr más allá de esta década, este lucubrante de la inmortalidad al mando requiere de venezolanos sumisos que solo se interesen en deambular de un lugar a otro en búsqueda de la exigua comida que el sistema distribuye estratégicamente, con la carga sicológica de saber que deja en casa un vástago llorando por un pan que él no consigue o una medicina que tampoco hay.

La entrada de grandes cantidades de dinero para el país desde finales de siglo hasta la fecha fueron desviadas gran parte a cuentas externas de oficiales, compra de objetos para segar vidas y pillajes con gobernantes cómplices. Tal era la circunstancia de inseguridad política y económica existente que crean en 2003 –Bs 1,600 por unidad del norte– el control de cambio como una esperanza.

Tal providencia trajo como resultado la clausura de empresas, escasez de productos esenciales, aumento del precio del dólar, entre otras. El signo monetario desde 1999 hasta la fecha ha perdido 250% de su capacidad de adquisición. De no ser por la magia de los ceros que eliminaron las autoridades emisoras actualmente la cotización libre del dólar se ubicaría en Bs 65,000, paridad previa a la reconversión.

A criterio de economistas las constantes devaluaciones del bolívar fuerte, en un estado donde no castigan a los corruptos, son producto de los millones que se pierden a diario y que deben reponer las autoridades para seguir operando. Para ello imprimen papel moneda sin respaldo que motiva el continuado ultraje.

Hay que salir de Maduro Moros. La opción de emigrar cuenta cada vez con más limitaciones para los venezolanos, ya que las autoridades los observan como una posible carga para la economía local. Muy lejos está, como en el pasado, de considerarlos un motor de crecimiento para beneficio colectivo. No hay lugar como nuestro sitio de origen, ese terruño nunca olvidado y al cual siempre queremos volver.

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