LOS 10 PODERES DE LA EXCELENCIA POLITICA EN EL CENTRO DEMOCRÁTICO

Artículo 350: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos.”

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

“Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad.”

Mariano Moreno, 8 de diciembre de 1819

Autor de la Proclama de la Independencia Argentina

Después de las elecciones del 9 de marzo se habla del “Congreso de la Paz.” Estamos de acuerdo, siempre y cuando esa ‘paz’ pase por el cedazo de la excelencia política; porque en el siglo 20 y 21, a falta de esclavitud, ha surgido otro tipo de ‘esclavos’ que proponen alabanzas para los tiranos o mercaderes de ilusiones. Así, Benito Mussolini fue propuesto en 1935 como Nobel de Paz, Hitler también tuvo ese halago en 1939, José Stalin se alegró dos veces en 1945 y 1948; en el 2001 fue Fidel Castro por ‘ayudar a los pueblos de América Latina’, Berlusconi en el 2009 y más recientemente Vladimir Putin. Una omisión reprobable ha sido la de Mahatma Gandhi, así que en esa lógica surrealista no nos debe sorprender que Maduro y Santos sean nominados igualmente. Y me pregunté por la razón de ese modo de pensar tan irresponsable en asuntos vitales de política mundial. No lo sé. Solamente registro que millones de seres en el mundo, abrumados por la injusticia o en rebeldía, nos esperan a ti y a mí con la esperanza de empezar a creer que la excelencia en política es posible.

Así comenzaremos diciendo que el político excelente transforma la constitución de su país en inspiración para la civilidad de su propio Estado y las naciones, salvándonos de la barbarie; mientras que el mediocre la convierte en herramienta de leguleyadas para sus trampas políticas.

La excelencia política comienza en lo profundo del alma con la emoción del ideal que se sobrepone a todos los obstáculos. Pensemos en Martin Luther King y en Barack Obama como imaginación y concreción de ese ideal. Esa llama se mantuvo en el pueblo sometido y sigue ahí brillando más y más.

Ese ideal convierte la política en un arte, superando la medianidad del oficio, la componenda o la profesión; hace del compromiso político una virtud; transforma el autoritarismo en respeto que se exige cuando no se puede claudicar dando el ejemplo incuestionable al admitir también nuestros errores; enseña la diferencia entre cobardía y prudencia porque el portador de ese ideal es valiente; no fomenta el servilismo en los zánganos de la miel. La falta de ese ideal lleva a la avidez votante, la avaricia por el poder, la simulación interesada, la cobardía, la ostentación vanidosa, la maledicencia; busca el éxito pensando que será elevado a la gloria y hace de ese estilo político una militancia armada o una democracia comprada. Cuando el pueblo capta ese estilo que es el comienzo de la tiranía, se empiezan a engendrar también las diferentes formas de desobediencia civil. El artículo 350 de la Constitución venezolana, el voto en blanco, la abstención son parte de ese despertar.

El idealismo que genera la excelencia política se funda en la experiencia; así hablar de paz con las Farc puede ser un idealismo tonto, o una hipótesis perfectible que se hace posible, si se basa en un esfuerzo por la excelencia social de ese grupo y sus redes de apoyo subversivo, ya que una cosa es la IMAGINACIÓN de la paz y algo muy diferente es la EXPERIENCIA de la misma. La paz total de Santos no puede ser un mandato político porque la paz se estructura como una creencia que se basa en la observación de la propia conducta y la de los otros; por eso LA PAZ ES SIEMPRE UNA HIPÓTESIS PERFECTIBLE, EVOLUCIONANTE.

¿Cuál es el fundamento de la excelencia política? La garantía personal, estatal y gubernamental de los derechos fundamentales, pues son la base de un ideal colectivo. El reto para el político de excelencia es mantener vivo ese ideal mediante el ejemplo de dignidad, virtud, inteligencia, patriotismo. Sin embargo se ha instalado en nuestro sentir, como verdad, la concepción del político práctico, limitado a las contingencias del presente electoral, que busca el aprovechamiento inmediato, ignorando que la excelencia política se da cuando lo malo no limita, sino que da posibilidad al mejoramiento porque el político excelente tiene visión de futuro. Un ejemplo de la falta de percepción para la excelencia política es la columna “El Senador Uribe” (El Tiempo, 03.10.14), de Gabriel Silva Luján que dice: “La verdad es que no deja de sorprender que alguien decida renunciar a ser expresidente, un ESTATUS de semejante dimensión,” y afirma que el odio es el motivador, proyectando así la naturaleza de su talante, porque el pragmático MEDIOCRE en su mente simplista ve solamente el dogmatismo de las costumbres políticas, lo que repiten como loros los medios, o su propia mente como realidad universal; por lo que le explico a Silva Luján por qué Uribe es afortunadamente el ‘peor expresidente’: a) No se comportó como el mueble viejo del desván; ni como el asesor ornamental del presidente. ¿Por qué? a) Para el tema de la paz, antes de ser pillado en maniobras secretas, un verdadero estadista, en un asunto tan vital para el país, hubiera convocado a los expresidentes vivos, conocedores de los intríngulis anteriores sobre el tema y los hubiera consultado, honrándolos de esa manera, buscando la unidad nacional dentro del disenso honorable, confidencial respetuoso, orientador, en pro de la patria, con las correcciones pertinentes, y no el consenso servil para los intereses electorales propios ; porque un verdadero asesor es al que se le paga para que nos haga ver nuestros errores con argumentos profesionales; el 99% de los amigos de la misma ideología no son asesores, pues condescienden con el monarca de turno. b) Un líder es excelente, como lo ha sido Uribe, porque tiene SEGUIDORES EXCELENTES; un líder valiente con seguidores cobardes es un iluso suicida y Uribe no lo es; quien concibe al seguidor como borrego es porque proyecta su mentalidad de cortesano del siglo 18. c) Por el contrario, el idealista de la excelencia política supera esas limitaciones debido a su visión de país que inspira a los que tienen capacidad de amar a su patria y se encarna primordialmente en la juventud inquieta. La visión de país, como el amor verdadero, son irrenunciables; no puede estar limitada esa visión por el ‘estatus’ que tanto añora Silva quien, ‘sabiamente,’ aconseja: “Un expresidente no se expone” lo que sencillamente proyecta su talante cobarde. Ni los líderes tradicionales demócratas de Venezuela, con estatus, ni las instituciones respetables nacionales o internacionales lograron activar la chispa del ideal democrático y el amor valiente por Venezuela; el reclamo ante la dignidad violentada de una compañera encendió la llama del impulso vital de la juventud dándole cuerpo a la desobediencia civil que se encarna en el artículo 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, convirtiendo la Constitución en Inspiración. En Colombia lo hizo el Florero de Llorente. Eso lo logra solamente la excelencia, no el estatus. Ni Petro, ni las Farc pueden encender la chispa duradera de la transformación, porque las multitudes no se mantienen vibrando con la gasolina del billete, o la mediocridad pragmática. En Venezuela los jóvenes vibran por el ideal, porque dinero ni armas tienen.

¿Qué ha hecho la excelencia política en Colombia y Venezuela?

1. Crear el poder de la legitimidad y la representación cuando se tiene en cuenta el Artículo 350 de la Constitución venezolana mediante la independencia que da libertad para sustituir la maquinaria política o al gobierno totalitario.

2. Crear la valentía que da el poder de arriesgarnos, no en una partida de póquer, ni haciendo cosas idiotas, sino con sentido común y coraje

3. Crear el poder del compromiso al arriesgarnos y dar ejemplo.

4. Buscar la excelencia política con la pericia e influencia de comunicadores, científicos, economistas, filósofos, artistas, deportistas, militares, curas, políticos, profesionales decentes, y situaciones de divulgación masiva para enarbolar el mensaje contundente contra el castrochavismo: USTEDES NO NOS REPRESENTAN; NO SOMOS COBARDES; NOSOTROS GENERAMOS Y TENEMOS NUESTRO PROPIO PODER DE LEGITIMIDAD Y REPRESENTACIÓN.

5. Crear el poder de la persistencia con preguntas inteligentes y obvias como: ¿Por qué creen las Farc que nos representan? ¿Por qué creen que 8 mil bandidos podrán vencer a 40 millones DE PERSONAS DECENTES? ¿Por qué creen que son legítimos?

6. Acumular el poder del conocimiento de las debilidades de las Farc para utilizarlo con oportunidad y sabiduría.

7. Crear el poder de la inversión ética contra el conflicto, el desánimo y el desgaste moral.

8. No renunciar como sociedad al poder de premiar y castigar.

9. No dejarnos manipular en la distinción fundamental de identificación vs credibilidad. El comportamiento trasparente, decente y cooperativo por parte de los negociadores de La Habana es el equivalente de tener una garrafa de agua en el desierto de Gobi de la que todos quieren beber porque nos identificamos con su potencial colmador de la sed; pero esto es muy diferente a la confianza que genera la credibilidad de que el agua no está envenenada.

10. El poder de la actitud. El peor consejero para nuestra actitud es la obsesión por nuestra imagen, que proyecta el que seamos percibidos como trabajando para nosotros mismos y no para los otros. Cuando honestamente negociamos para el servicio del pueblo que es el fundamento democrático de cualquier presidencia, estamos mucho más tranquilos, somos más objetivos porque no queremos defraudar a quien nos ha dado la razón de ser lo que somos como su máximo representante. Esto requiere una reingeniería del paradigma de lo que es ser un jefe de estado porque esa reingeniería genera la realidad del líder transformador en el servicio a la comunidad, no la imagen de alguien importante. Esa es la persona que verdaderamente puede impulsar cambios e inspirar para sostenerlos. Las transformaciones históricas no se gerencian.

La anterior es la descripción de Los 10 Poderes de la Excelencia Política en el escenario colombiano y venezolano. Ni las Farc ni la política corrupta tienen la capacidad de aportar nada que se parezca a esos poderes. Como Centro Democrático asumamos el reto, la fuerza y la posibilidad de desarrollarlos con el amor corajudo por Colombia y Venezuela para el cambio que realmente nos sirve.

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