Los liceos y las liceas

En el país vecino tenemos un seguidor furibundo de nuestro Angelino, con eso de la equidad de género y es por eso que lleva al extremo de separar y ponerle género a elementos que por su condición primaria, nunca tendrán este tipo de variable.

Eso es risible, es además triste que lleguen a esas posiciones personajes que a duras penas pueden expresar ideas básicas para su comunicación con los demás seres. Esa cortedad en el lenguaje es una manifestación muy diciente de la escasa preparación académica y de las dificultades de comprensión para ideas complejas. Eso sucedió en un país que ahora es la prueba reina de las repúblicas bananeras. Tener un presidente con tantas limitaciones intelectuales no se da sino en ese tipo de republiquetas que, si nos descuidamos, se originarán aquí con las zonas de reserva campesina.

Bueno, aunque el de aquí no llega a esos extremos, tiene muchas otras limitaciones en cuanto a la claridad de sus palabras; todas tienen trasfondo y requieren explicaciones muy profundas para no interpretarlas equivocadamente, ya que para él, el sí significa quizás y en ocasiones todo lo contrario y el no es un vocablo que poco usa. Para todo es sí aunque no lo vaya a cumplir, basta mirar el listado de promesas incumplidas en todo el territorio nacional, para entender el talante y la seriedad del mandatario que tenemos. Y es que ni se ruboriza cuando le reclaman por algo que prometió. Por el contrario, sale con otra promesa que no cumplirá, puesto que siempre hace pistola con los dedos del pie.

Tiene otras debilidades muy inquietantes y que no debe padecer ningún directivo, ni siquiera se le permite a uno que dirija la barra de amigos en un barrio. Para enumerar unas pocas: la incapacidad de tener los pies en la tierra.

Muchas de las cosas que han pasado en Colombia no han tenido el suficiente vuelo para llegar a las alturas en las que se mantiene este personaje. Los paros agrarios y judiciales; las dificultades con dignidad cafetera; los problemas con los transportadores de carga; las malas puntuaciones de nuestros estudiantes en las pruebas internacionales de sentido común; la caída de los precios del petróleo; la revaluación y ahora la devaluación; los negociados con la salud de los colombianos en los cuales participan sus amiguitos; las obras que nunca se iniciaron y que día a día valen más y no habrá suficientes recursos para adelantarlas puesto que la mordida es superior todos los días y el altísimo índice de corrupción que ha rodeado su gestión para reelegirse y mantener contento a tanto lagarto-senador que baila al son de la componenda y la trampa.

De eso parece que no se da cuenta y es tal su alejamiento de la realidad que se atreve a inculpar a la oposición de los males de la nación. El insulto para quien no esté de acuerdo con sus tonterías es la constante y la violencia en el lenguaje es la demostración palmaria de su nivel de violencia interior, que pretende ocultar con un seudo proceso de paz que, antes que nada, busca el reconocimiento a su labor mentirosa en aras de la paz de los colombianos.

El papel podrá con unas intenciones que nunca verán la vida, pues se quedarán en deseos mencionados y no realizados.

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