Los problemas del candidato Santos

Estancamiento: esa parece ser la situación de Juan Manuel Santos, el candidato. Así lo comentábamos la semana pasada al registrar cómo, en la encuesta de Gallup de intención de voto, Santos lleva ya seis meses en el mismo nivel de intención, alrededor del 32 por ciento. ¿Cuáles son las razones que podrían explicar esa circunstancia?

La pregunta es más interesante si pensamos que, si bien la intención de voto para Presidente estuvo en general quieta durante varios meses, empezó a moverse fuertemente pasadas las elecciones parlamentarias, y hemos visto fenómenos como el rápido ascenso de Óscar Iván Zuluaga, la mejoría en los registros de Marta Lucía Ramírez y la caída del voto en blanco. Todo se mueve, menos la candidatura del Presidente.

Las claves de la respuesta podríamos encontrarlos en la encuesta de opinión pública (Gallup Poll) revelada a finales de la semana.

Primero: dicha encuesta evidencia que la desaprobación de Santos y de su gestión es bastante fuerte. El Presidente registra una imagen desfavorable de 58 por ciento y una favorable de 34 por ciento. Esto, sobre todo, será decisivo en la segunda vuelta, en la que muchos votantes tienden a decidir pensando en lo que no quieren más que en lo que quieren. El rechazo a Santos, más que el favorecimiento a su contendor, podría convertirse en el factor que decida la segunda vuelta.

Una mayoría de encuestados, además, juzga de manera desfavorable el desempeño de Santos en áreas como corrupción (¡80 por ciento en contra!), economía, inseguridad, desempleo, medio ambiente, etc. No en vano, un 56 por ciento cree que el país va mal contra apenas un 26 por ciento que es optimista. Así, aquella campaña de Santos concentrada en decir que las cosas están bien (“y vamos por más”) cae en oídos incrédulos.

Pero bueno,: se supone que la carta ganadora de Santos será el proceso de paz: ofrecer esa esperanza a los colombianos como gran argumento electoral. El panorama no luce allí mucho mejor. Aunque la mayoría aprueba genéricamente la salida negociada al conflicto, el rechazo hacia temas específicos del proceso es muy alto. Por ejemplo, un 78 por ciento rechaza la posibilidad de que los guerrilleros no paguen cárcel y sean elegibles a cargos públicos. Y la mayoría no cree que se acabe la violencia o el narcotráfico, o que las Farc repararán a sus víctimas.

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