Luces y sombras sobre la economía

Sostiene el ‘milagroso’ ministro de Hacienda, señor Mauricio Cárdenas, que el faltante en los ingresos del país por los 15 billones de pesos causados por las caídas en los precios y en las cantidades exportadas de petróleo, no afectará los presupuestos de gastos en 2015, porque el Gobierno ya lo suplió con los $12,5 billones de la reforma tributaria, más otros $5 billones que recibirá a título de dividendos de Ecopetrol.

Y además, porque el petróleo que se exporta, gracias a una devaluación del peso superior al 30%, compensará en alguna medida los faltantes.

El problema que se avizora no radica solamente en el hueco fiscal del Gobierno, lo grave es haber suplido tal faltante con una vergonzosa reforma tributaria, antitécnica, confiscatoria, antiempleo y antiinversión privada. Los expertos censuran los impuestos sobre las rentas gravables de las empresas por 2015 entre el 50% y el 70%, los más elevados del mundo, quizá.

Por tales motivos, estiman los empresarios que no crearán empleo en 2015 y que no pocas empresas se verán forzadas a despedir personal para sobrevivir, comenzando por unos 1.500 lamentables despidos de Ecopetrol. Con razón se elevó el desempleo en febrero pasado en las 11 principales ciudades del país al 11,8%.

Es posible que la devaluación cercana al 30% del peso sí permita compensar en alguna medida las caídas en los precios y las cantidades de barriles de petróleo exportados. Pero evidente resulta la escasez en la oferta de dólares en el mercado por culpa del descalabro petrolero mundial. En consecuencia, este faltante no parece ser este tan inofensivo como lo considera el Gobierno.

Se afirma con alguna razón que los exportadores, la producción y el empleo doméstico se beneficiarán de la inesperada devaluación. Esto no se presentará demasiado pronto, porque la producción no reaccionará de inmediato para tributar y los insumos importados e indispensables nos elevarán el costo de vida a todos los colombianos. Nada extraño que dicho costo supere el 5% en 2015.

Como es sabido, Ecopetrol reparte el 70% de sus utilidades a título de dividendos, cuando empresas similares en otras latitudes no reparten más del 40%. Todo parece indicar que a Ecopetrol la van a endeudar y va a continuar invirtiendo en forma insuficiente debido a la repartición exagerada de utilidades exigida por los ministros que participan en su Junta Directiva, los cuales, según recomendación de la Ocde, no deberían participar más en ella para que no continúen contribuyendo a la sepultura de Ecopetrol.

También preocupa el déficit del 6% del PIB en la cuenta corriente por culpa de la diferencia entre las modestas exportaciones y las elevadas importaciones de bienes y servicios. La deuda del sector público no financiero, sin el Emisor, alcanzó el 45% del PIB, el presidente Uribe la dejó en el 37%. Pero si continuamos endeudándonos, ojalá lo realicemos en pesos colombianos. Y ojalá ese dinero se canalice a las obras de infraestructura, sobre las cuales se afirma que cerca del 50% de ellas no podrán iniciarse, y menos aún ejecutarse, por falta de financiación.

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