Maniobra antidemocrática

Silencio sospechoso

Maduro acaba de prorrogar por sesenta días más, hasta que hayan pasado las elecciones regionales, el cierre de la frontera con Colombia. Es una maniobra antidemocrática enderezada a golpear dos regiones -Zulia y Táchira- donde la oposición al régimen es muy fuerte. Pero cuenta con la bendición de Unasur, una organización donde se arrodillan los gobernantes suramericanos, y de la OEA, cuya Carta Democrática yace tirada y cubierta de polvo en el piso del cuarto de San Alejo.

Las preguntas que caben son: ¿qué pasó con los problemas fronterizos con Colombia? ¿Qué con las persecuciones, las expulsiones, la confiscación de haberes, los derrumbamientos de las casitas, la separación de familias y la estigmatización de los colombianos residentes al otro lado de la frontera? ¿Cuáles fueron los resultados de las pomposas reuniones de las cancilleres y de los ministros de Defensa? Y la respuesta es: nada. El “tapen, tapen” funcionó a la perfección. La forma de hacerlo fue desviar la atención hacia el supuesto “acuerdo” de La Habana. Nadie volvió a hablar del otro asunto y la suerte de los colombianos emigrados a Venezuela quedó echada.

Yo creo que la frontera era un foco de corrupción, de contrabandistas y de narcotraficantes. Pero Maduro se equivocó, de mala fe por supuesto, al atribuir los problemas solamente a Colombia. Son de ambos países. Colombia se ha hecho la de la vista gorda frente a los contrabandistas de gasolina que la pasan a través de tuberías controladas allende la frontera por los militares venezolanos; frente al tráfico de narcóticos que salen de Colombia con destino al “cartel de los soles” y con los violentos y terroristas que viven allá -protegidos por el gobierno-. Pero nos morimos de miedo de ofender a nuestro nuevo mejor amigo.

Yo no creo que derivemos ningún beneficio de esas relaciones fronterizas. Creo que Venezuela es la que más pierde pues sus niños pasan la frontera para asistir a la escuela y la gente compra provisiones que escasean allá. Cuando Chávez cortó las compras desde Colombia y dijo que importaría todo de la Argentina, los perjudicados fueron los venezolanos y aquellas empresas colombianas a las que les quedaron debiendo más de mil millones de dólares.

Este silencio sospechoso de Colombia concuerda con otros “secretos” como los de La Habana.
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Coda. Colombia ha sido un exportador tradicional de azúcar. En 2014 se produjeron 2.2 millones de toneladas y se exportaron 800 mil. El precio interno es, después del Brasil, el más bajo en Latinoamérica, USD 0.72 por Kg. Entre 2013 y 2014 se importaron más de 400 mil toneladas. La SIC exoneró en 2012 a la industria azucarera del cargo de cartelización pero ahora le impone una multa descomunal y confiscatoria de $ 324 mil millones, capaz de quebrar el sector. Y los amenazan con bajar los aranceles para el azúcar importado. Dicen que los azucareros le hicieron un desaire a Santos quien ahora salió a defender a la SIC. No creo que el desaire sea la causa. Tampoco creo en brujas pero que las hay…

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