Mentirosos de pura cepa

Los cabecillas de las Farc, como siempre mentirosos, han incumplido su palabra una vez más, como lo han hecho por más de cincuenta años y los colombianos somos tan ilusos que aún nos sorprendemos.

En diciembre, con gran cobertura de los medios que les hacen juego, anunciaron un cese unilateral e indefinido del fuego. Realmente nunca lo cumplieron. Los ataques contra el ejército continuaron y los muertos aumentaron. Eso se venía diciendo desde un comienzo, pero a quienes lo denunciaban se les tildaba de enemigos de la paz.

Hoy, luego del asesinato de 10 soldados mientras descansaban en la noche, en Buenos Aires, Cauca, toda Colombia ha comprobado con dolor y consternación hasta qué punto estos narcotraficantes que se presentan como unos salvadores del pueblo son cínicos y mentirosos.

Yo quisiera saber qué respuesta les tienen a los padres, a las esposas, a los hijos de los soldados muertos. Qué excusa les van a dar a los 19 soldados heridos. Con qué mentira van a enfrentar a los campesinos, a los obreros, al pueblo, a los colombianos que habían puesto su confianza en la famosa tregua.

Estos son los asesinos a los que se les va a dar una amnistía total. Los que no van a pagar ni un día de cárcel por sus miserables crímenes, por lo que han hecho a Colombia durante estas desgraciadas décadas de guerra.

Son los mismos que no se han cansado en La Habana de decir que no tienen nada por qué pedir perdón. Los mismos que no hacen más que repetir que la culpa de lo ocurrido es de todos los colombianos. ¡Que todos los colombianos somos culpables! Y lo peor es que hay algunos que son tan idiotas que están dispuestos a comerse ese cuento.

Estos hombres, que no han hecho más que aterrorizar, subyugar y matar campesinos, llevarse a sus hijos e hijas a servir a la guerrilla, arrasar sus tierras y sus pueblos causando el desplazamiento más grande de nuestra historia, estos hombres son los mismos que hoy en La Habana se hacen pasar como liberadores de las gentes del campo. Mitómanos astutos. ¡Mentirosos de pura cepa es lo que son! Y lo peor es que algunos colombianos ¡todavía les creen! ¿Hasta cuándo les van a creer? Por lo visto hasta que acaben con el país.

Que este miserable ataque sirva para abrirnos bien los ojos. Que la muerte y las heridas de cada uno de estos valerosos soldados nos recuerde la calidad de asesinos con los que se está negociando. Que el sacrificio de estos militares sea un trompetazo de alarma. Porque la verdad es que cada vez más, durante estas negociaciones parece que a los colombianos de buena voluntad nos están llevando al matadero como mansos corderos.

Quiero manifestar mi más sentido pésame a todos los familiares de los militares muertos en este ataque y a todos los que han muerto a manos de las Farc, en especial a aquellos que han caído después de la mentirosa tregua anunciada en diciembre. ¡Cómo nos duele su muerte! El corazón de Colombia está con ustedes.

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