Modelo insostenible

En los poco más de cien días que lleva Iván Duque en el Gobierno, la mayor tormenta política que ha debido afrontar es, sin duda, la derivada del proyecto de Ley de Financiamiento.

La pretensión de extender un IVA del 18% a todos los productos de la canasta familiar, así como a libros y textos escolares, ha sido descartada tras la polémica que desató su inclusión en el proyecto, y ahora el Gobierno buscará con el Congreso alternativas para obtener los 14 billones de pesos que necesita para financiar los programas sociales. Si no se consigue el objetivo, es probable que algunos de estos programas acaben recortándose.

Más allá de cómo se resuelva este embrollo, la lección que arroja es que Colombia no puede seguir más tiempo con un esquema tributario absolutamente insostenible, cuyo mayor elemento de perturbación es la informalidad del mercado laboral.

Comparemos. Colombia y España tienen aproximadamente la misma población, más de 46 millones de habitantes. El recaudo total de impuestos en nuestro país asciende a $136 billones. En España, a 363 mil millones de euros. Es decir, unos $1.300 billones.

En este país, las principales fuentes tributarias son las cotizaciones a la seguridad social (33% del total), el impuesto de renta a las personas físicas (21%) y el IVA (19%), lo que da una idea de un modelo progresivo. En Colombia, en cambio, el recaudo del IVA supera de lejos al procedente de la renta, lo que refleja un sistema regresivo. Hablando en plata, el impuesto por renta de las personas aporta en España $246 billones; en Colombia, $8,6 billones.

¿A qué obedece esta tremenda disparidad? Gran parte de la respuesta está en el mercado laboral: en España hay 19,5 millones de declarantes del impuesto de la renta; en Colombia, 2,9 millones. A lo que hay que sumar que los trabajadores del país europeo tienen comparativamente mucho mayor nivel de ingresos que los colombianos. Y que la tasa máxima impositiva para la renta en España es del 52%, mientras en Colombia es del 33%.

Hay mucho que hacer en nuestro país en materia de lucha contra la evasión tributaria y la corrupción, sin duda. Se puede además arañar dinero en otras fuentes de riqueza. Pero el desequilibrio del modelo no se corregirá mientras exista una informalidad laboral tan elevada, que ronda el 50% e impide ampliar el recaudo por renta.

Eso lo tiene claro el presidente Duque. Lo deseable es que, una vez resuelva el problema inmediato de la Ley de Financiamiento, se centre en promover un cambio radical en el mercado laboral, que resulte atractivo para todos. La informalidad no solo genera incertidumbre a quienes viven en ella, sino, como se ve, también afecta el interés general.

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