NATALIA “SPRINGFIELD”, “LUCHI” MONTEALEGRE Y TOLA Y MARUJA

Respecto al tema de los contratos del Fiscal con la señora Lizarazo -o Springer-, hubo ayer, en la prensa, de todo como en botica.

Destaco el trabajo de El Espectador. Publicó íntegro el documento que le presentó la Lizarazo al Fiscal, y que este ponderó como digno de un premio nobel -o, por lo menos, digno de ser remunerado con honorarios equivalentes a lo que recibe un premio nobel-.
 
El informe fue sometido a valoración por un panel de expertos contratados por el periódico. La rajaron, y con toda razón. Es que al “estilo Springer” se le podría aplicar la misma calificación que hizo Cervantes del estilo literario, arrevesado e incomprensible, de un tal Feliciano de Silva, autor que puso uno o varios  granos de arena en la tarea de llevar a la locura al pobre Quijote. Cervantes trae varios ejemplos de galimatías memorables: “la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura (…)”.
 
En las columnas y crónicas del fin de semana se notó que ya comienza a haber consenso sobre el carácter del fiscal, respecto, particularmente, del manejo del dinero del erario. Es un peculador que protagoniza escenas permanentes de evidente, masiva y sistemática corrupción. Para usar una palabra con la que el Fiscal y la Lizarazo han descrestado calentanos, sus actos de  corrupción son “sistemáticos”.
 
Las columnas del fin de semana sobre Montealegre, la Lizarazo, y demás alegres contratistas, fueron de todos los colores y sabores. La de Santiago Gamboa, “Springer y la teoría de los nombres” (http://www.elespectador.com/opinion/springer-y-teoria-de-los-nombres), fue de antología. Y habría muchas otras para recomendar. Pero la columna que sí sacó la pelota del estadio y puso a la “erudita” impostora y a su íntimo amigo “Luchis” en su punto, fue la de Tola y Maruja -también en El Espectador-.

Recurrieron las “autoras” a un recurso técnico graciosísimo: convertir su columna en un consultorio popular. Y la “consulta” que les llegó, firmada por “Mona Springer Von Bom Bum”, fue esta:

"Soy una académica despampanante que despierto envidia por mi marco teórico y mis curvas porcentuales, y soy víctima de bulling mediático porque me cambié mi apellido Tocarruncho por uno extranjero. ¿Qué opinan ustedes? ¿Tiene uno que cargar toda la bendita vida con un apellido así? ¿Qué apellido son ustedes?

Atentamente

Las “expertas” le respondieron:

Querida farolera,

Por su letra vemos que también se cambió el color del pelo. No niegue sus raíces negras. En cambio nosotras llevamos nuestros apellidos con orgullo: Tola Muñetón Pulgarín de Tuberquia y Maruja Bustamante Tangarife de Cataño.

Cuando Tola y yo principiamos la vida en la farándula nuestro mánayer nos propuso que por mercadeo teníamos que cambiar los apellidos por unos más cachés: Tola Urrutia de Brigar y Maruja Pombo de Uricochea. Lo mandamos pa la porra.

No debió cambiar su apellido, querida rebuscadora, pues nos consta que personas de apellidos parecidos al suyo han salido muy adelante, como es el caso de la pastora Piraquive y el actor Palomeque.

Mas sin embargo hay casos en que se justifica cambiar el apellido por uno más aparente: por ejemplo nosotras tenemos un sobrino escritor de apellido Cardona y le hemos recomendado que si quiere progresar tiene que firmar Chardonay.

O cuando el apellido está muy desacreditao, como es el caso de la pobre gente que sobrelleva la pena de ser Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe, Santos…

Pero ojo, no siempre es bueno cambiarse el apellido: en Santa Marta hay un candidato Ladrón de Guevara y la gente lo quiere elegir por sincero.

Nuestra Unidá Investigativa, integrada por la Negra Candela y Ernesto Yamhure, averiguó que usté se respingó la nariz, se puso lentes de contato zarcos y que tiene dos costillas falsas y varios diplomas chimbos.

También nos cuentan que a usté se le presentó una oportunidá calva en la Fiscalía y logró un contrato la berriondera, que la tiene muy montealegre, donde lo único que le toca hacer es recortar del periódico las noticias que el mismo fiscal filtra.

Precisamente el fiscal nos mandó un análisis de la firma Springer Von Suarzeneguer, donde su equipo interdisciplinario llegó a la conclusión de que casi todos los secuestradores tienen cara de retrato hablado.

Y conocimos otra investigación suya sobre el delito en Colombia, y dice su informe final que la mayoría de los carteristas tienen dedos flacos y montan en Trasmileño, y que muchos estafadores usan cuello blanco.

Pero de sus resultados el que más nos llamó la atención fue el estudio comparativo entre el paseo millonario y el tasímetro adulterao, donde usté concluye que ambos ocurren tiro por lapo dentro de un tasi.

Por último, querida culebrera, le aconsejamos que recupere su apellido de soltera pues nos parece que no suena mal del todo un letrero que diga: Tocarruncho Consulting Service.

Tus tías que te quieren,

Tola y Maruja

Posdata: No estaría en estas si en vez de cambiar su apellido le hubiera sacado partido musical: un conjunto llamado La Sonora Tocarruncho.

¿No les parece una síntesis de todo lo que había que decir sobre los contratos “fiscales”, sobre los documentos que dice su autora la hacen sentir tan orgullosa? ¿No sienten que hay ahí un retrato perfecto de esa personalidad fantasiosa y narcisista que ya trascendió a las más altas cimas del humor, con el personaje creado por Alexandra Montoya, “Natalia Springfield” (https://www.youtube.com/watch?v=e_yPKqaNoaY)?
 

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