No confundir la oposición con la subversión

El Centro Democrático no se ha levantado en armas contra el Gobierno sino en oposición contra el mismo.

Alfonso López Michelsen fue llamado “El ilustrador de la República”. Tenía razón Humberto González Narváez. Él nos enseñó lecciones que no hemos aprendido: “La prueba de fuego, como lo dije alguna vez, no está en gobernar sin oposición o gobernar contra ella sino en gobernar con ella, como una limitación necesaria y obligada a la acción del gobierno dentro del proceso democrático, que consiste en vivir en paz no solamente con quienes comparten nuestras opiniones sino con aquellos que las combaten y aspiran a imponernos las suyas. Por eso he creído que el mayor problema de nuestra vida pública está en educar al país para la oposición, creando una mentalidad nueva no sólo entre quienes la ejercen sino entre quienes la tienen que soportar, aprendiendo a examinar desprevenidamente, como manifestaciones de inconformidad legítimas, no sólo las que se expresan en el campo político sino en todos los órdenes de la vida social, en donde instintivamente aspiramos sin razón a que se imponga una uniformidad de pareceres” (Colombia en la Hora Cero, Tercer Mundo, 1963, p.190).

En la Revista Semana, Edición 1745 se afirma: “El futuro dependerá, en fin, del otro proceso de paz: el que no se juega hoy en La Habana, sino en Colombia”.

No se puede confundir el binomio Gobierno-oposición que se resuelve en las urnas a favor del uno o de la otra, con una supuesta guerra civil entre el Gobierno y el Uribismo que permitiría hablar de que no se puede hacer la paz en La Habana sin previamente hacer la paz en Bogotá.

El Centro Democrático no se ha levantado en armas contra el Gobierno sino en oposición contra el mismo. No se le puede dar el tratamiento que merecen las personas que están en la subversión como se ha hecho recientemente llamándolos “los nuevos terroristas”.

No soy del Centro Democrático. Apoyo la política de paz y reconciliación del Presidente Santos pero no olvido que la clave para conseguir estas es, como dice nuestra Constitución, “respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios”. Entre esos derechos está el de oponerse a las políticas del Gobierno sin ser estigmatizados.

Constituyente 1991

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