No están acostumbrados

Ya descubrió Juanpa –como le gusta que le digamos—lo que les pasó a los ecuatorianos con el secuestro y asesinato de los tres periodistas de El Comercio de Quito. Era que no estaban acostumbrados a estos crímenes y por eso tanto escándalo. Quiere decir esto que aquí, en Colombia, ya no nos tenemos que preocupar por lo que sucede diariamente, porque ya estamos acostumbrados. Por eso matan a ocho policías que dan sus vidas por nosotros y ni siquiera merecen un mensaje del Ejecutivo y mucho menos asistir a los sepelios. Matan en emboscadas frecuentes a los soldados de la patria y, como estamos acostumbrados a eso, no vale la pena ni lamentarlo. Según nuestro infame mandatario, la costumbre limpia todos los crímenes contra quienes dan la vida por nosotros.

También estamos acostumbrados a sus mentiras y ya las puede decir sin inmutarse y piensa que el pueblo termina por creérselas. El secuestro fue en el Ecuador, nos dijo. Los asesinaron también en el Ecuador, afirmó con toda la seguridad y autoridad que cree que tiene. Los tenían y los asesinaron en Colombia.

Estamos acostumbrados a que los guerrilleros incumplan sus promesas, entonces no vale la pena preocuparnos porque Santrich siga traficando con la cocaína. Gracias al señor Fiscal se conoció el incumplimiento, pero el Ejecutivo hace todo lo posible para que el criminal no sea extraditado. Es que estamos acostumbrados a que la guerrilla se sostenga con el tráfico de drogas y diez toneladas son ya la costumbre para mandar a los Estados Unidos. Para Juanpa -como le gusta que le digamos- la costumbre hace la ley y por eso no tenemos que preocuparnos.

Con lo que ya perdimos la costumbre y por eso no se aplica, es con la extradición y por eso Santrich se quedará tranquilo en Colombia. Todos los argumentos se están planteando para que se quede y no se les dañe el negocio, estamos acostumbrados.

La corrupción es cuestión de costumbre. Con este tema también nos podemos quedar tranquilos y no seguir hablando de Ocaña–Gamarra, de Chirajara, de lules, bulas, ñoños y tantos otros temas. ¿Para qué seguir tratando lo de Odebrecht si recibir dineros para la campaña se volvió costumbre desde el año 2010?

Ya nos acostumbramos también a la violación de la Constitución y las leyes. Ya no son necesarios ocho debates para las reformas constitucionales en el Congreso, eso se puede hacer rápidamente, ya nos acostumbramos. Nos acostumbramos a que, para llegar al Congreso, no hay que hacer campaña para conseguir los votos, ahora, por un acuerdo entre las partes, se puedan regalar hasta cinco curules para la Cámara y cinco para el Senado. Es cuestión de costumbre violar las normas sin que pase nada.

El desconocer la voluntad popular también es cuestión de costumbre. Después de torcer los resultados de las elecciones en 2014, era fácil desconocer el querer del pueblo en el Plebiscito y así se hizo porque nos estamos acostumbrando a que el pueblo no tiene la razón cuando se trata de la voluntad de un ejecutivo tramposo y mentiroso.

En este gobierno, la costumbre justifica el asesinato, el secuestro, la droga y la trampa.

Que Dios nos guarde de la costumbre.

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