Oscar Iván Zuluaga, presidente

Dos ciudadanos, Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga, se disputan este domingo, en las urnas, la responsabilidad de dirigir los destinos de Colombia durante los próximos cuatro años. En la recta final de una contienda electoral que al principio no despertaba entusiasmo, los dos aspirantes a la primera magistratura han tenido la oportunidad de exponer, en diferentes escenarios, sus programas de gobierno. Aprovechando los medios de comunicación, las redes sociales, los debates televisivos, cada uno ha hablado sobre el país que desea construir. El primero busca la reelección, el segundo quiere convertirse en una oportunidad de cambio en el manejo de los asuntos del Estado. Por sus apellidos, Santos ha sido un consentido de la clase política. Zuluaga viene de abajo, es un líder hecho a pulso.

La encuesta revelada por Ipsos Napoleón Franco, contratada por RCN y la revista Semana, le dan al candidato oriundo de Caldas una ventaja de ocho puntos frente a su contendor. Otras encuestas le dan al exministro de hacienda una ventaja menor. Y una, la de Datexco, contratada por este diario y la W, le da al presidente-candidato una ventaja de cuatro puntos sobre Zuluaga. Estas encuestas demuestran algo importante: Colombia no quiere la reelección. Y, sobre todo, que una inmensa mayoría de colombianos no están de acuerdo con la forma como se vienen manejando las conversaciones en La Habana. En esta contienda electoral no será mucha la diferencia en votos entre los candidatos. La Presidencia de la República puede definirse por voto-finish.

Los colombianos tendremos la oportunidad, este domingo, de escoger entre dos opciones: por un lado, un presidente en ejercicio que ha convertido el tema de la paz en una bandera para tratar de ganarse el apoyo ciudadano; por el otro, un ex ministro de hacienda que propone construir un país donde todos los ciudadanos tengan fácil acceso a la educación y a la salud. Mientras Juan Manuel Santos le apuesta a llevar a feliz término un proceso de negociación con el grupo insurgente más antiguo de América Latina para alcanzar la paz, Oscar Iván Zuluaga se la juega por darle incentivos a la agricultura para que el campo sea más productivo. Desde luego, los dos candidatos tienen visiones distintas sobre cómo lograr la paz. También sobre cómo alcanzar mayor crecimiento económico.

Juan Manuel Santos pertenece a la más rancia oligarquía bogotana. Es la misma que, según el escritor William Ospina, nos ha gobernado durante cien años. Sobrino del expresidente Eduardo Santos, nació predestinado a convertirse en presidente de la República, y la vida le brindó la oportunidad de serlo. Oscar Iván Zuluaga, en cambio, es hijo de la provincia. No nació en cuna de plata, como Santos. Por esta razón, es cercano al pueblo, conoce sus angustias, sabe de sus necesidades. El campesino lo siente cercano. Mientras Santos se mueve en círculos aristocráticos, Zuluaga sabe untarse de pueblo. Esto le da identidad con las masas, que no logra el aspirante a la reelección. A Santos, su clase social lo llenó de privilegios; a Zuluaga se le abren caminos por su formación académica.

Oscar Iván Zuluaga tiene un discurso convincente. Hombre sencillo, con apellido modesto, sin los pergaminos de Juan Manuel Santos, ha hecho una brillante carrera política. Se inició como concejal de Pensilvania, su pueblo, un remoto municipio en el oriente de Caldas. Luego fue elegido alcalde por elección popular. De allí salió para lanzarse como candidato al Senado de la República, a donde llegó con una alta votación. Alvaro Uribe Vélez descubrió sus dotes como ejecutivo. Lo hizo Ministro Consejero y, luego, Ministro de Hacienda. En ese cargo, Zuluaga demostró sus conocimientos económicos y su dimensión como estadista de tal manera que se convirtió en figura importante dentro del Centro Democrático y, más tarde, en una convención, en su candidato presidencial.

Oscar Iván Zuluaga puede convertirse, este domingo, en el primer Presidente de la República oriundo de Caldas. La única vez que este departamento estuvo cerca de alcanzar esta dignidad, se lo impidió la muerte. Gilberto Alzate Avendaño murió cuando tenía el camino libre para ocupar el Solio de Bolívar. Que un candidato de provincia, sin maquinaria política, sin acceso a la nómina oficial, sin presupuesto para comprar respaldos, sin prensa a su favor, amenace la posibilidad de que Juan Manuel Santos sea reelegido, es un fenómeno político. Oscar Iván Zuluaga se ha ganado esta oportunidad por su formación académica, por sus convicciones democráticas, por su brillante hoja de vida y por el contenido social de sus propuestas. Por este caldense depositaremos nuestro voto.

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