Los partidos políticos están constituidos y liderados por hombres y mujeres que no siempre son de fiar, por lo general buscan su propia promoción y el auge de sus empresas, viven engañando a los demás para lograr sus fines personales y algunos llegan al poder traicionando los ideales de su partido político, a quienes confiaron y le tendieron una mano amiga, solo gobiernan para sus intereses personales y para la camarilla de rufianes y traidores que siempre le acompañan.
Son esa clase de tristes personajes que están convencidos de una sabiduría que no poseen, y por su carácter nervioso, impulsivo e impaciente jamás aprendieron a dominarse, le montan trampas a sus contendores y llegan hasta el extremo de orinarse frente a su público en las tribunas que le montan para que dé rienda suelta a un discurso plagado de mentiras y demagogia, propio de personajes de corta estatura moral, y poca dimensión ética que los muestra como gobernantes muy cortos de voluntad y calculadores.
Estas credenciales son las que lamentablemente acompañan al actual Presidente de los colombianos, quien está semana se ganó la medalla de más alta jerarquía, como el Presidente más tramposo que ha pasado por la Casa de Nariño, por el engaño y la emboscada que junto al asesor J.J. Rendón le tendieron al Dr. Óscar Iván Zuluaga, cuando le mienten al País con falsas denuncias frente a un hombre honorable, decente, integro, digno e incorruptible, cuyo único pecado cometido es haberse ganado el corazón y los votos de su pueblo que lo llevará a la Presidencia de la República.
Todo colombiano sabe que si alguna cualidad es necesario resaltar en esta campaña electoral de algún candidato, es la que refleja la sólida formación humanística del Dr. Zuluaga, un intelectual que ya tiene ganado un futuro en nuestra historia, él reúne todas las condiciones éticas y morales demostradas en la lucha que ha librado en el campo de la empresa, del servicio a su pueblo y de la política, ha estado preparándose adecuadamente para ocupar la primera Magistratura Nacional, constituye una firme garantía de lealtad, pulcritud y certeza en la conducción del mejor destino para el valiente y noble pueblo neogranadino, por lo tanto este Domingo 25 de Mayo muy temprano nos tomaremos un café, nos encomendaremos a Dios nuestro creador y acudiremos a los centros de votación, para con nuestro voto despedir al traidor, rey de la mentira y la deslealtad y, elegir al próximo presidente de la República de Colombia.
