Partido de la (U) adolescente precoz y malcriado

Para fundar un partido político se debe partir de la base de tener prontuario electoral con estatutos claros: misión y visión, que interpreten el querer de sus mayorías.

La desbandada que en estos días se está presentando en el Partido de la (U) estaba cantada desde los inicios de su fundación, todo parece indicar que ya está recibiendo las estocadas finales para su desintegración.

Fundar un partido, simplemente para captar posiciones burocráticas, lograr contratos y disfrutar de las mieles del poder, es tan parecido al ingeniero o arquitecto irresponsable y falto de ética, que construye un edificio sin haber estudiado sus cimientos y drenado los terrenos para levantarlo, sin el peligro que en el inmediato futuro se derrumbe.

La constitución de un partido, debe empezar por ser un movimiento de ciudadanos, regulados por el artículo 103 de la constitución del 91, -mecanismos de participación ciudadana-, que inicialmente se identifican con una causa en torno a un programa, y a un dirigente; es cuando acuden al sistema de firmas para presentarse a elecciones. De acuerdo a este primer ejercicio el grupo de ciudadanos empezará a crecer y nace la necesidad de organizarse como partido político, puesto que, ya tienen un trabajo realizado y obras que mostrar.

Pretender hacer creer que la (U) es superior a los dos partidos tradicionales, cada uno, con más de 160 años de historia, es algo tan aventurado y falto de seriedad. Sus principios y objetivos; misión y visión; por más precisos que pretendan ser en su definición y semántica, caen en el vacio de las exigencias de nuestro Estado de Derecho; las consecuencias y descalabros de la administración pública, saltan a la vista, como lo estamos padeciendo, sin que nadie se percate de semejante engendro político.

Aunque la constitución y fundación de este tipo de partidos, tiene plena validez en nuestro ordenamiento jurídico, sí valdría la pena que el Consejo Nacional Electoral, y el Congreso de la República, revisaran las normas que los regulan, con el fin de sacarlos de la ligereza de crearlos, simple y llanamente para que sus promotores obtengan un cargo por elección popular, que si bien lo logran, su actividad y dinámica desdice mucho de lo que es el ejercicio serio y democrático de la actividad legislativa y ejecutiva.

El partido de la (U) nació como consecuencia de una emotividad política de momento, azuzado por dirigentes tránsfugas de ambos partidos tradicionales y otros movimientos, que buscaban salir de las brumas del olvido de sus electores, para acomodarse a como diera lugar en alguno de sus puestos de mando.

Los padres putativos del partido de la (U) aún no se conocen, pero todo indica que es hijo del presidente Santos, puesto que es tan aficionado a la mermelada, que para poderle calmar sus pataletas, toca llevarlo a palacio, para contentarlo con posiciones burocráticas a favor de sus sus padrinos, que lo cuidaron y mimaron en los primeros años de su infancia.

Cuando el partido de la (U) nació a la vida jurídica y democrática del País, ya le tenían listo un pergamino con los nombres de quienes serían sus ministros, y el gobierno para la época de su nacimiento que fue a partir del 2002, ya estaba totalmente armado, con todos los tentáculos nacionales e internacionales.

La pobre criatura a la que apenas acababan de cortarle el cordón umbilical, empezó a gobernar bajo el esquema de: seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social, bajo las orientaciones de un curtido dirigente que gobernó el País acertadamente por espacio de dos periodos constitucionales. Al cumplir su segundo ciclo y en virtud a que no fue posible sacar adelante la segunda reelección, confió plenamente en su primer escudero y padre de la criatura, que para esa época ya contaba con ocho años de edad.

Lamentablemente el partido de la (U), últimamente se ha vuelto tan agresivo en cuanto a conseguir posiciones burocráticas, que así les toque acudir a la tan criticada “mermelada” no tiene inconveniente en hacerlo. Esto lo vimos en la segunda vuelta presidencial cuando los promotores de la reelección del presidente Santos, se vieron en tanto peligro con la candidatura de Oscar Iván Zuluaga, que se lanzaron a conquistar electores a como diera lugar, utilizando todo tipo de artimañas, que si desenmascaramos unas pocas, llegaremos a la conclusión que la reelección de Santos, no estuvo a la altura de las gestas democráticas de nuestro País.

Últimamente como nuevo partido se viene desempeñando en el Congreso de la República el Centro Democrático, que obtuvo 19 curules en el Senado, y 27 en la Cámara, fundado por el ex presidente Uribe, y del cual somos consientes la mayoría de los colombianos, que es la bancada que mejor se viene desempeñando con novedosos proyectos de Ley, dando ejemplo de puntualidad y de eficiencia legislativa.

Muchos se harán la pregunta: ¿El Centro Democrático es mas nuevo que el partido de la (U)?, en principio puede que tengan la razón, pero, el fondo ideológico, es la consecuencia de una traición, promovida por el propio presidente Santos, desde el Palacio de Nariño, en contra del ex presidente Uribe.

No es lo mismo fundar un partido sin la dinámica del legislador experimentado, como en el caso del expresidente Uribe, que pretenderlo fundar sin ninguna experiencia legislativa y administrativa, que es cuando hay que empezar a conformarlo a partir de los mecanismos de participación ciudadana.

El Partido de la (U) en los actuales momentos es un adolescente con doce años de vida, pero su definición ideológica, no tiene ninguna consistencia social ni política, para el desarrollo de sus actividades parlamentarias y administrativas. Razón por la cual siempre acude a la “mermelada” por no decir al soborno de la conciencia democrática, lo más grave con participación de militantes de otros partidos, arrojándolos por los despeñaderos de la doble militancia y el transfuguismo.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar