PELIGRO CONTINENTAL

La delicada situación venezolana trasciende los linderos nacionales. Importa a todo el vecindario continental y a buena parte del resto del mundo. Están en juego los principios y valores fundamentales de la democracia. También el respeto o la violación descaradas de los acuerdos y convenciones internacionales que Venezuela ha suscrito reiteradamente, incluso bajo el gobierno actual. Uno de ellos es el referente a la Carta Democrática de la OEA, firmada en Lima en 2001. Sin embargo progresivamente el régimen ha dejado de lado el disimulo, más no la mentira, y abandona hasta los elementales formalismos que caracterizan a una verdadera democracia.

Estamos al inicio de la quinta semana consecutiva de protestas populares encabezadas por el estudiantado universitario. El balance supera, para el momento de escribir, a los treinta muertos asesinados por la Guardia Nacional Bolivariana y unos “colectivos” tenidos como héroes, felicitados en cadena nacional, verdaderos paramilitares con o sin uniforme armados hasta los dientes. Además, se contabilizan unos trescientos heridos y más de un millar de detenidos, muchos salvajemente torturados, y desaparecidos Se trata de verdaderos escuadrones de la muerte, organizados en motocicletas facilitadas por el gobierno, dedicados a asaltar, robar, matar y destruir los objetivos humanos y materiales de la resistencia civil que encabeza el estudiantado.

El tiro les ha salido por la culata. La nación entera, el pueblo en general, muestra a diario su inquebrantable solidaridad con estos jóvenes luchadores, valientes y esclarecidos. Trabajadores, obreros, empresarios, académicos, colegios profesionales, gremios de todo tipo y las máximas autoridades de las universidades nacionales autónomas y de las privadas que no se rinden, se han incorporado progresivamente a esta lucha. Ante la incapacidad del señor Maduro para mantener el orden público, sin violentar los derechos humanos y las garantías constitucionales. Se exige su renuncia y con él, la del alto gobierno civil y militar.

La respuesta ha sido la de acusar a la nación de golpista, de sumarse a un golpe de estado dirigido por Estados Unidos para derrocar al gobierno y apropiarse nuevamente del petróleo. El canciller Jagua acusa públicamente al secretario de Estado Kerry, de asesino y a los congresantes demócratas y republicanos que promueven acuerdos de solidaridad con los estudiantes y de rechazo a la criminal ola de represión, de ser financistas y aliados de los golpistas. Increíble, pero cierto. El mundo sabe que los golpes se dan con las armas y la participación de quienes las tienen legalmente. Es decir, de la Fuerza Armada Nacional. Los estudiantes tienen pitos, banderas, palabra y razón en sus luchas. Los verdaderos golpistas de ayer y de hoy están en el gobierno. El castrismo se lo juega todo, pero Venezuela nunca será comunista.

oalvarezpaz@gmail.com, Viernes, 14 de marzo de 2014

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