Petro, el ilusionista menor

Mientras se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados y amigos de la primera hora, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado a gusto con dos hombres opuestos. Uno a quien la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, un ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más.

El Enigma de los dos Chávez, Gabriel García Márquez – Revista Cambio, Febrero 1999

Como la historia es la alcahueta de la mala memoria, recurro a este escrito para dejar constancia de cómo en Colombia nos azotan los ilusionistas. En estos días se despide el presidente Santos con una carta de siete páginas en la que se elogia y hace recomendaciones, a su sucesor, de lo que él no pudo hacer. Una de ellas es que no se deje llevar por el complejo de Adán. Sin embargo, otra cosa piensa María Elvira Bonilla quien decía el 9 de septiembre de 2012: “La obsesión de los gobernantes de creerse los únicos cuando llegan al poder, parece invencible. La vanidad los lleva a pensar que el mundo empieza con ellos, que en el pasado no hay más que errores y, cuando más, unos pocos aciertos. Juan Manuel Santos no escapa a este comportamiento, conocido como el complejo de Adán. Es claro en su abordaje del nuevo proceso de paz.” (El complejo de Adán – El Espectador).

Ese mismo complejo lo sufrió Chávez. Propuso como nuevo lema el 28 de julio 2011: “Patria, Socialista y Victoria… Viviremos y Venceremos”. Pero se murió y no venció. Su émulo, Petro, habló de una “Bogotá humana” y no supo manejar la basura de nuestros congéneres. Gaviria nos embrujó con “Bienvenidos al futuro,” y la apertura económica sin planeación quebró a muchas empresas, entre ellas la Flota Mercante Grancolobiana; Belisario dijo “Sí se puede” y le tocó el Palacio de Justicia; López Michelsen habló del “Mandato claro,” pero en su gobierno se expandieron los cultivos de marihuana y Pablo Escobar se enriqueció con la coca; nuestro escudo dice que tenemos “Libertad y Orden “y vea usted que no. Más bien me atengo a lo que decía Calderón de la Barca: “La vida es un sueño, y los sueños, sueños son.” Pero con el socialismo del siglo 21 de Petro serían una pesadilla.

Ahora bien, la cita de García Márquez al inicio de este escrito se le ocurrió en el viaje que hizo con Hugo Chávez de La Habana a Caracas en febrero de 1999 antes de posesionarse como presidente. Chávez lo impresionó por su contextura y cordialidad caribeña, pero no obliteró su intuición que resultó en predicción histórica. Hoy nos sirve para entender nuestro contexto político.

¿Por qué fue Chávez un ilusionista? Por la capacidad económica de su estado que le permitió llevar a cabo políticas sociales en beneficio de los trabajadores y repartir plata entre sus aliados de la región para desestabilizar el poder geopolítico de EE.UU. Pero los gringos siguen ahí, sin invadir a Venezuela porque Maduro se encarga de acabarla.

Chávez, ejerciendo el embrujo popular debido a las circunstancias del momento, llegó al poder. Pero como no tenía partido, tuvo que adoptar uno: el ejército, su hábitat conocido. Ahora bien, todo ejército está disciplinado para la guerra y seguir órdenes, no para administrar o liderar civiles. Y dar órdenes, sin crear nada, fue lo que enseñó Chávez a sus seguidores, cultivando la apariencia del hiperliderazgo de un súper héroe. Eso ha enterrado al régimen. Una vez desaparecido ¿Qué ha pasado con su supuesto ‘legado’ político? Producir miseria. ¿Por qué?

Porque los ilusionistas políticos, QUE AHORA LLAMAN POPULISTAS, están hechos para el show de “Aló, Presidente,” el auditorio. Otra cosa es su modo de ser en lo privado; ahí está el peligro. Ese fue el escenario donde lo conoció Gabo. Los ilusionistas generalmente son personas muy inteligentes y carismáticas que prosperan porque se preocupan por ser vistas bien por los otros. Mientras haya una audiencia, están "en lo suyo"; pero como se requiere mucha energía para tal desempeño su personalidad privada puede ser exactamente lo contrario. En público son ingeniosos y graciosos; en privado son sarcásticos y cortantes, muestran su cara real. En público son respetuosos y atentos; en privado son hostiles y distantes. En público, son felices y tranquilos; en privado son huraños y enojados. Ya en el poder, como Chávez, sencillamente señalan un edificio de ricos y dicen: ¡Exprópiese!

Si usted tiene una relación personal, política, de amistad o negocios con un ilusionista político puede hacer que dude de su propio juicio. Como son muy inteligentes, pueden convencerlo, incluso frente a pruebas irrefutables, de que las preocupaciones que usted tiene no son ciertas. Y si usted no es convencido, él sabe que usted se abstendrá de juzgarlo por consideración o interés. Si hay un problema insoslayable, fingen confusión (me acabo de enterar, fue a mis espaldas); parecen sorprendidos de que su comportamiento sea inusual. Si usted les pregunta a otras personas, que han visto solo la ilusión cuidadosamente construida, es posible que no obtenga la validación de sus inquietudes. En cambio, puede escuchar una reiteración de lo maravilloso que es el ilusionista. Altamente persuasivo, el ilusionista es muy hábil para crear y mantener una imagen positiva.

Lo que es más importante para los ilusionistas políticos es el mantenimiento de la ilusión de quiénes son ellos. Por eso, Santos, el Nobel de Paz, se cree su propia mentira y dice: “Una justicia perfecta no permite la paz.” (El País, 4 de septiembre de 2016) Y comprobó su mentira con su alter ego Timochenko en Jumbo, Valle. Pero ahí sigue. Usted es valioso para ellos solo cuando los está ayudando a mantener esa ilusión. Se convierte en un peligro si cuestiona la ilusión que han creado; entonces usted es un disidente, un enemigo. Debido a que la ilusión es más importante para ellos que usted, la verdad nunca se reconoce, y si paga para que la ilusión se mantenga, tanto peor.

La realidad de los eventos que usted cita y sus circunstancias se niegan, minimizan, explican, rechazan permanentemente por los seguidores reales o falsos, amigos, interesados; es esa forma perniciosa de abuso emocional, la que impide las buenas relaciones entre las personas, la paz en la comunidad, o entre los pueblos. Así se crea la estúpidamente llamada polarización, pero usted tendrá miedo de decir quién la crea. En ese escenario, usted sabe cómo evaluar su relación de poder con el ilusionista según las circunstancias políticas que él crea; no tiene que decirle nada para que usted respalde sus caprichos que, se convierten así, por el miedo, en una aparición social salida de ninguna parte.

Por ese motivo, muchos permanecerán en la relación durante un período prolongado de tiempo hasta que su capacidad para ayudar a su abusador a mantener la ilusión exija un costo emocional demasiado grande; por ejemplo, matar, delinquir para mantener a su torturador en el poder. Darse cuenta que usted está renunciando a su dignidad de periodista, por ejemplo, al ver que tiene que respaldarlo para mantener el puesto.

En Venezuela el Ejército se niega a disparar contra el pueblo, por ejemplo. En Colombia, si es empleado público o distrital, usted tiene que fingir que perdona a Timochenko, que no tiene rabia, si no quiere pisar el asfalto; o en la alcaldía de Petro asistir obligado a las convocaciones de la Plaza de Bolívar para escuchar al orador. Eso ha sido lo que ha pasado en el país con muchos apoyadores de la paz que están enfrentando la amenaza real de haber apoyado una aventura. Por otra parte, ese costo puede ser el de una candidatura. Le está pasando a Petro que ahora niega a Chávez; a los izquierdistas que apoyaron a Petro y le voltean la cara; a Vargas Lleras y a Pinzón que le dieron la espalda a Santos porque ahora es mala compañía.

La abusada o desilusionada persona que no tiene sus conexiones políticas para conseguir chanfa, se irá, pero con su sentido del yo, de la oportunidad, de su validez social, seriamente destruidos. Lo más triste, es que la posible sinceridad de esa persona para abandonar al opresor se pone en duda. Después de todo, ¿cómo podría alguien atreverse a dejar a esa gran persona, partido o asociación? Debido a que otros no han visto la ilusión, la persona que se desliga puede parecer estar equivocada; pierde las relaciones de poder, sus amistades de partido o intereses. Eso que le pasa a una persona, también le puede pasar a un país. Les ocurrió a los pequeños países caribeños que tuvieron que respaldar al poderoso Chávez. Le sucedió a los chavistas que dejaron de serlo; a los comunistas arrepentidos; a los excombatientes de las Farc, etc. Por eso no olvide que el 14 de junio de 2011 en entrevista con el Tiempo, Petro, como ilusionista menor, prometió lo siguiente:

1. Cambio climático. “Nos toca rescatar el río Bogotá, es una obligación moral. El plan es financiar su tratamiento para recuperarlo de aquí a siete años, apoyado en la generación de conciencia ciudadana sobre el consumo de agua.”
2. En cuanto a vivienda: “Bogotá concentra muchos desplazados que no pueden acceder a propiedad de interés prioritario…Mi propuesta es crear un banco distrital que administre esos recursos y provea los créditos que permitan aprovechar los subsidios, así como emprender el diseño de hogares que sean más económicos y accesibles económicamente.”
3. Transporte público. “Defiendo la propuesta de hacer un metro en forma de herradura que pase por donde haya pasajeros en Bogotá, de todos los estratos.”
4. Seguridad. “En Bogotá la inseguridad no es de 'raponeros' sino de mafias poderosas. Debemos generar una política de seguridad diferente y fortalecer un cuerpo de inteligencia en la policía para desarticular las mafias, en lugar de solo aumentar el número de efectivos en las calles. En esa vía, la educación es importante para que las juventudes sin oportunidades no sean reclutadas por las estructuras delincuenciales”
5. Redes. “El candidato a la Alcaldía anunció que su plan es usar las redes de la ETB para extender Internet por los barrios populares, de manera gratuita.”
6. Redes fluviales. “Para él Bogotá está desarticulada del mundo, y debería aprovechar las redes fluviales del país para expandirse. Se trata de construir vías férreas que conecten la capital con los puertos fluviales de Villavicencio por el río Meta, y con Girardot y Honda, por el río Magdalena. "Así se comunica a la ciudad con el mar y se aprovecha su potencial comercial. ¿Para qué un tren de cercanías?", sentenció.” (Fuente: Propuestas de Gustavo Petro para la alcaldía de Bogotá El Tiempo)

Nada de lo anterior y muchas otras promesas como las mil escuelas y la ampliación de la Universidad Distrital, fueron cumplidas; pero sus seguidores de entonces y los nuevos, las ignoran. ¿Qué es lo que manipula el ilusionista?

El síndrome de la falsa esperanza que es un negocio. Por eso compramos Balotto. ¿Cómos nos curamos de esa adicción? Calculando la probabilidad matemática de ganar. Eso me lo explicó y demostró un amigo de Balotto y dejé de comprarlo. Y así para las elecciones políticas las personas persisten en repetidos intentos de cambio a pesar de fallas previas o evidentes, en contra de las mentiras. Petro muestra evidencias de haber fallado estruendosamente. Pero el cambio se intenta, como en la lotería, porque puede ofrecer la esperanza de alguna recompensa creíble, inmediata, o posterior; un premio seco, sacarse un numerito.

En política es el candidato ilusionista el que decide o influye en el sentimiento de control y optimismo como el lotero que lo tienta con la buena suerte o la coincidencia con las placas de su carro. Pero la gente jamás se pregunta sobre la realidad de las expectativas poco realistas, sobre la facilidad, la velocidad, el posible grado de cambio y los supuestos beneficios que pueden superar los fracasos previos de haber comprado la lotería y seguir pobre. Por lo tanto, es importante aprender a distinguir entre los objetivos de cambio potencialmente viable y los imposibles a fin de evitar el exceso de confianza y las falsas esperanzas que conducen a un eventual fracaso y angustia; máxime cuando se trata de la presidencia de un país.

Cuando los izquierdistas colombianos piensan en el socialismo del siglo 21, obviamente le hacen el feo al modelo económico venezolano. Pero jamás se preguntan por qué en Venezuela si el chavismo tuvo la oportunidad de organizar una fuerza social y política, esa misma fuerza no tiene la capacidad de salir de la crisis presente. El Acuerdo de La Habana ha querido imitar algunas de esas organizaciones que develarían el contenido de la estrategia política de la Farc para un eventual movimiento de masas. Enumero algunas de esas organizaciones según las presenta el chavista Modesto Emilio Guerrero en “Chavismo sin Chávez – La lucha por el poder en tiempos de transición.” Ediciones B, 2013. Por eso Timochenko apunta a ‘un gobierno de transición’ porque ya tiene el libreto, con sus dificultades. Léalo.

Comités constituyentes, Círculos Bolivarianos, Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, Coordinadora campesina Ezequiel Zamora; UNT, Unión Nacional de Trabajadores y Central Bolivariana de Trabajadores Socialistas; Consejos comunales de planificación; Asambleas barriales en Caracas; Organizaciones de indígenas; Misiones sociales; Unidades de batalla endógena; Frentes regionales de salud, Clase Media en Positivo (partido chavista); Comités de seguridad e higiene laboral; Comités de tierras urbanas; Comités Guía de PDVSA, Mesas de agua, Mesas de electricidad; ANMCLA, Asociación Nacional de Medios Comunitarios, Libres y Alternativos; Redes de conexión social, Colectivos de base, Cooperativas; Religiosos; Colectivos de vivienda, De artistas; Unión Popular Bolivariana; Movimiento Nacional de Pobladores; Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora.

Ahora bien, esa masa organizada ¿qué conciencia de clase proletaria adquirió? Ninguna. ¿Qué aprendizaje político hace de la hambruna, la falta de medicinas, la devaluación, el robo de elecciones, el coloniaje cubano, el éxodo, los privilegiados del poder, el aparato militar manchado por el narcotráfico que supuestamente serían lacras capitalistas? Esa masa no ha aprendido nada porque el pensamiento crítico está excluido de las dictaduras. ¿Cómo se ‘lidera’ esa masa? Mediante la ilusión que tiene el poder de sobrepasar lo fundamental cuando el discernimiento se ha eliminado del régimen a punta de miedo. La gente se resigna, queda amaestrada para sufrir. Por eso su reacción es siempre violenta.

En 1999 García Márquez pudo hacer la conexión entre el ilusionismo de Chávez y su dictadura al igual que Uribe en el 2010 pronosticó el derrumbe de Venezuela a pesar de su riqueza y debido también a nuestra permisividad con el comunismo fracasado. (Ver el video: Álvaro Uribe había advertido en 2010 sobre dictadura en Venezuela)

¿A qué se debe el fracaso? A la falta de empresa privada, desarrollo agroindustrial y tecnológico; educación; a la carencia de una cultura del servicio, es decir, todos los elementos que vuelven a una sociedad productiva y autosuficiente. Porque la fuerza laboral se organizó con fines políticos, guerreristas, para enfrentar un enemigo que nunca apareció; un pueblo adormecido por el asistencialismo. ¿Qué sucederá entonces con la migración venezolana? Que así como vienen personas honestas, llegan los acostumbrados al manejo de las armas y la violencia para engrosar, seguramente, las filas del narcotráfico y la subversión, como estamos viendo.

¿Por qué es Petro un ilusionista de segunda? Como a Hitler y Chávez su ‘poder’ le viene de su habilidad de conectarse con las masas a través de la oratoria; pero no tiene el histrionismo ni la popularidad de Chávez. Sin embargo, las multitudes colombianas no llegan a ningún frenesí para hacerse matar por Petro, como sí lo hicieron por Gaitán. Así como los nazis se creían especiales por su raza, Petro se cree incorporado a una izquierda intelectual, especial, ‘progresista.’ Eso es parte de su ilusionismo, pero también de su debilidad en el sentido de que cuando las cosas empezaron a ir mal en su administración, estaba ansioso por aferrarse a cualquier cosa para reivindicar sus desaciertos. Hitler recurría la astrología, que los Aliados usaron en su contra. Chávez invocaba a Cristo; y Maduro al Papa Francisco para que impida una “invasión” de EE.UU. Porque los ilusionistas no asumen sus actos ni palabras ya que son prestigitadores de los medios y la comunicación. EJEMPLOS PRETISTAS.

1. En su reciente reunión de Pasto hizo el montaje de que la plaza estaba llena por el ángulo de la fotografía que desplegó, cuando no era cierto. La poca gente fue llevada en buses.
2. Anuncia denuncias contra el Fiscal y Vargas Lleras y nada pasa.
3. Se hace la víctima a través de su alter ego Gustavo Bolívar quien dice que a Petro lo quieren asesinar porque le disminuyeron los escoltas.
4. Promueve falsos positivos ante la justicia que lo dejan a uno pensando sobre su ética familiar. “Gustavo Petro denunció a su hijo ante la Fiscalía” (El Espectador, 3 de septiembre de 2014) Pero… “Fuentes cercanas a la alcaldía confirman que la denuncia la hace el alcalde para evitar los rumores alrededor de su familia y no porque dude de las actuaciones de su hijo.” ¿Proteccionismo paternal o show de honestidad? Lo correcto hubiera sido que Nicolás Petro, el implicado, como ciudadano con todos sus derechos, solicitara la investigación.

En vista de lo anterior ¿cuál es el salto que tenemos que dar? Que en lugar de depender de un discurso político para nuestro desarrollo debemos asumir que nuestro destino no está en los dictados del ilusionista de un marxismo trasnochado. Una ideología, o un modo de ser, que se queja e insulta sobre lo espantosa que puede ser la vida o la sociedad, en vez de cambiarlas de manera inteligente y sin violencia. Personas que viven para sus odios, teniendo en la democracia la capacidad para cambiar. Su política asquea porque están eternamente echando pestes; y no quieren cambiar, porque darse cuenta de que han perdido la vida miserablemente los puede llevar al manicomio.

Hasta hace poco el destino del hombre dependía mucho de su circunstancia. Pero con el conocimiento científico actual, nuestro destino está más en nuestras manos. Y lo que seamos en el futuro dependerá mucho de lo que nos propongamos. En Colombia eso se llama ‘berraquera.’ El cambio más importante en la evolución fue el momento en que dejamos de depender del medio en que vivimos y pasamos a depender más de nosotros mismos debido al desarrollo tecnológico y científico que hemos alcanzado. Esa es la revolución que echa por la borda todas las pretensiones ilusionistas de un sangriento socialismo del siglo 21, con métodos diseñados para combatir las circunstancias y características de la revolución industrial del siglo 19.

Chávez pretendió hacerla revolución con petrodólares, Maduro a balazo limpio, con fraudes y coca. En Colombia se quiere hacer mediante la cooptación del estado para oscuros intereses. Pero hoy la revolución se hace con memes, redes, hashtags, la medición de búsquedas de nombres en Google, algoritmos que analizan el sentir de la gente y un afilado sentido crítico y oportuno para afrontar esa realidad. Esa es la democracia real en el 2018, señores Petro, Timochenko y Fajardo.

Por ese motivo a Petro, como ilusionista de la administración bogotana, pueda que le escuchemos las explicaciones de sus ‘errores’ por simple educación; pero jamás perdonaremos que nos aburra con la misma cháchara para alcanzar la presidencia. Porque nadie asiste dos veces para ver las mismas payasadas. Ya tuvimos suficiente con el circo castro chavista, que ahora nos ofrece la nueva criptomoneda llamada el ‘Petro.’ Deben estar temblando en las bolsas con un socio en bancarrota. Otra ilusión de Maduro que, por ‘coincidencia significativa,’ tiene el mismo apellido que Gustavo para que vayamos pensando qué significa Petro: un criptopolítico que nadie sabe con qué va a salir, como el número de la lotería.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar