Petrochavismo no es cuento

Cuando Álvaro Uribe comenzó a hablar, ya hace años, de la existencia del castrochavismo y de la posibilidad de que exportaran ese modelo político a Colombia, muchos creyeron que el expresidente estaba delirando.

Guardando las debidas proporciones, a Uribe le ocurrió lo que a Winston Churchill en los años 30, cuando comenzó a advertir del peligro que representaba para Europa Adolfo Hitler y su proyecto nacional socialista. Y nadie le paró bolas.

A Churchill lo acusaron de estar senil y de querer asustar al electorado inglés para su propio beneficio. A Uribe de lo primero no lo han sindicado, pero de lo segundo sí. “Lo que Uribe quiere es meterle miedo a la gente para que voten por el Centro Democrático que es la antítesis del chavismo”, le he oído decir a más de un politólogo.

Pero ocurre que a buena parte de los colombianos la advertencia del expresidente le caló. Así lo refleja la más reciente medición de la encuesta bimestral de Gallup, en la que el 44% de los entrevistados dijo temer que en el futuro Colombia padezca una situación similar a la que vive hoy Venezuela.

Que casi la mitad de los encuestados por esa firma tema que Colombia se pueda ‘venezolanizar’ no es sólo consecuencia de las advertencias de Uribe. La propia realidad demuestra que ese escenario es bien posible. Basta que en las elecciones presidenciales triunfe un candidato populista, como Gustavo Petro, para que ello ocurra.

No lo duden, Petro comparte 100% los postulados de la revolución bolivariana. A él le gusta la economía planificada por el Estado y detesta a los inversionistas privados. Y si llega a la Presidencia hará lo mismo que hizo cuando fue Alcalde de Bogotá: estatizar todo lo que pueda.

En la capital estatizó a la brava la recolección de basuras y pretendió reversar la democratización de la propiedad de la ETB que alguno de su antecesores dispuso.

Como sus ‘mompas’ bolivarianos, Petro no concibe el poder como algo pasajero. Por ello, no lo duden, si llega a la Presidencia se amarrará al poder indefinidamente. Incluso ya anunció que de ser elegido, al día siguiente de asumir convocará una Constituyente que, de seguro, una de las primeras medidas que tomará será establecer la reelección indefinida.

Si Petro se hace al poder en este país, Colombia no se convertirá en otra Venezuela. Se volverá algo peor. Simplemente porque nosotros no tenemos las mayores reservas de petróleo del mundo y somos un país infinitamente más pobre que nuestros vecinos.

Y si los castrochavistas sumieron en semejante postración a un país rico como Venezuela, imagínense a dónde llevaran a un país pobre como Colombia los petrochavistas.

Por fortuna, a diferencia de Inglaterra en tiempos de Churchill, los colombianos parecen haber entendido la amenaza que enfrentan. No en vano en esa misma encuesta de Gallup, uno de los personajes que sale con peor imagen es el exalcalde de Bogotá del cual el 53% de los encuestados dijo tener imagen negativa.

Gracias a las advertencias de Uribe y al nefasto paso de Petro por la Alcaldía de la capital a los colombianos no nos van a coger con los pantalones abajo como Chávez tomó a los venezolanos.

De todas formas, no nos podemos relajar. El castrochavismo no es cuento y su versión colombiana, el petrochavismo, no descansará hasta materielizar su sueño de adueñarse del país.

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