Plazas Vega, un libertador encarcelado

Era el 6 de Noviembre de 1985, yo tenía catorce años, edad suficiente como para que me produjeran estupefacción las imágenes que mis ojos veían en los noticieros que mostraban como el gobierno de Colombia se había obligado a ordenar una incursión militar al Palacio de Justicia para liberarlo del secuestro perpetrado por cuarenta miembros del grupo terrorista M-19. La organización narco delictiva liderada por Pablo Escobar Gaviria había financiado a los terroristas con el objetivo extorsionista de obligar a los jueces y al gobierno de Belisario Betancur a desistir de impulsar una ley de extradición a EEUU para narcotraficantes, mismos que se habían autodenominado "los extraditables". Incendiaron el Palacio y asesinaron a sangre fría. Era increíble que algo así sucediera en un país tan cercano al mío, no quería ni imaginar que algo así pudiera ocurrir en el Ecuador. No terminaba de salir del tétrico asombro cuando al día siguiente se anunciaba la liberación de los rehenes y la retoma del Palacio Justicia por parte de las Fuerzas Armadas. En medio del fuego cruzado el rostro de un militar daba la vuelta al mundo por sus declaraciones, era el Coronel Luis Alfonso Plazas Vega, Comandante de la Escuela de Caballería a cargo de la operación de retoma y rescate. Un periodista le preguntaba: "Y la decisión que hay en este momento por parte de las fuerzas regulares, ¿cuál es?". Plazas Vega -respondió- "Mantener la democracia maestro, aquí no van ellos a asustarnos ni a atentar contra ninguno de los poderes… contra ninguna de las ramas del poder público, en este momento esto es un atentado contra la rama jurisdiccional y eso hay que dejarlo muy claro: que el Ejército está en condiciones de mantener todas las ramas del poder público funcionando porque esto es una democracia y para eso estamos, para hacerla respetar".

Tanquetas EE-09 Cascavel ingresaron al palacio de justicia, 37 terroristas fueron abatidos, lamentablemente la población civil también sufrió bajas, varios magistrados fueron ejecutados por los criminales, alrededor de 64 personas perdieron la vida y hubo aproximadamente 11 desaparecidos, nadie ha podido hasta el día de hoy confirmar el saldo exacto de la tragedia,  por lo que se iniciaron acciones jurídicas para esclarecer los hechos.

Plazas Vega, es administrador de empresas de la Universidad de América, con especialización en Administración Pública en la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP). Realizó estudios en Alta Gerencia en la Universidad de los Andes en Bogotá y adelantó especializaciones en Estados Unidos en armas blindadas en Fort Knox, Kentucky, en el Instituto de Idiomas de Base Aérea de Lackland en San Antonio (Texas), en Asuntos Internacionales en la Sociedad de Estudios Internacionales de Madrid y fue graduado con honores en el Colegio de Comando y Estado Mayor en Fort Leavenworth (Kansas). En España se graduó en la Escuela de Estado Mayor del Ejército de Tierra de España. Ha sido miembro de la Academia Colombiana de Historia, la Sociedad Bolivariana de Colombia, la Academia de Historia de Boyacá, el Instituto Sanmartiniano de Colombia y la Academia de Historia Militar. También fue recientemente nombrado Senior Fellow in Political and Human Rights Leadership en el Instituto Interamericano de Filosofía, Gobierno y Pensamiento Social. Prestó servicio como comandante del Grupo Guías de Casanare en el municipio de Yopal en el año de 1982. Entre 1985 y 1986 fue comandante de la Escuela de Caballería del Ejército Nacional de Colombia. Fue ayudante general del Comando General de las Fuerzas Militares entre 1987 y 1988, y jefe de Estado Mayor de la Segunda Brigada en Barranquilla entre 1989 y 1990. En 1990 fue agregado militar adjunto en Madrid y en 1992 se retiró del Ejército, A lo largo de su carrera fue condecorado con 17 medallas nacionales, una del gobierno venezolano y 6 condecoraciones más después de su retiro, en total 25, incluyendo la Orden de la Democracia de la Cámara de Representantes.

Hoy, Después de 28 años, lo ocurrido en el Palacio de Justicia no nos deja de causar profundo dolor y asombro. Más aún cuando pensamos en aquel hombre que acabo de describir; el Coronel Plazas Vega, militar de carrera brillante, icono de la historia colombiana, férreo protector del orden constitucional, libertador de la casa de la justicia, celoso guardián de la democracia e insigne re- establecedor del orden público; el Coronel de las 25 medallas y condecoraciones! Ese mismo; hace pocos días cumplió seis años en prisión, pues el 16 de julio de 2007 fue encarcelado y, el 9 de junio de 2010, como si a la justicia se le hubiera escapado el alma, contrario a todo corolario, Plazas Vega fue condenado a 30 años de prisión por el Juzgado Tercero Penal Especializado de Bogotá, quien; sin ni una sola prueba lo declaró responsable de las torturas y desapariciones de civiles que se habrían producido entre el 6 y 7 de Noviembre de 1985, la decisión fue apelada por la defensa y la Procuraduría, pero fue ratificada el 30 de Enero de 2012 por el Tribunal Superior de Bogotá.

Independientemente de que se debe hacer justicia sobre las muertes y desapariciones, esta aparente insuficiencia del Tribunal para juzgar con acierto, lo que demuestra es que aquellos intereses que hace 28 años no pudieron mediante actos terroristas y el caos tomarse el edificio de la administración de justicia, han logrado entrar en él, más silenciosos que una sombra. Para propinar en venganza un patíbulo de horas amargas a quien le puso el pecho a este episodio de la guerra contra las alianzas narco-terroristas. Se extinguió el incendio que destruyó el Palacio pero el humo del mal quedó alojado en sus pasillos. Esto se ratifica con el hecho de que ninguno de los responsables materiales e intelectuales de la toma terrorista haya pagado pena alguna por sus actos criminales que conmocionaron a Colombia. A pesar de tal aberración e injusticia Plazas Vega, aunque se encuentra confinado en una cárcel militar, sus carceleros ("jueces") no han podido evitar que su presidio se haya convertido en una especie de museo hacia donde propios y extraños frecuentemente peregrinan y, llenos de admiración lo visitan para abrazar de solidaridad y conocer a este gran comandante, a esta reliquia viviente, que entre cuatro paredes ha aprendido con singular proeza a tocar el piano para ponerle notas y color a los días.

Luis Plazas de 69 años bogotano de origen boyaco, cual si hubiera sido bautizado con aguas del río Teatinos -en vaticinio de su destino-, aguas que lavaron plomo fulmíneo y sangre con rabia de la histórica batalla libertaria boyacense; sus raíces pusieron en su frente la marca del soldado y de la guerra. La primavera en cambio; se encargó de impregnarle a su piel el aroma y el ímpetu de su valerosa mujer, Thania Vega; con ella comparte la condena y la fuerza, el amor y la gloria que nunca han dejado de flamear como si fuese un interminable y hermoso primer día. Ambos vienen de padres militares, y tienen la frente muy en alto; ambos tienen claro el costo de esta guerra y enjugan en sus bocas, en cada beso el sabor de la batalla. Él le toca el piano y ella imagina las notas musicales traspasando las paredes y surcando los verdes paisajes sin salir del ábrego que los encierra en un aparte del mundo, cual si ambos pertenecieran eternamente a otra existencia.

Lo ocurrido contra el Coronel Plazas es una ironía triste de ese trayecto miserable de la administración de justicia que coronó con espinas al mismo que la liberó. Y demuestra que hay Injusticias más grandes que otras injusticias, que no deben quedar en el murmullo de este, a veces, mundo indescifrable y que; esta injusticia en especial, debería producir infinita vergüenza en cada colombiano por cada día que este héroe de la patria viva privado de su libertad.

Yo, también estoy encarcelado, aunque mi condena es mucho más corta puedo entender el dolor producido por la saboreada injusticia, no pretendo compararme con el Coronel Plazas, él es un grande. Pero si me inclino ante la documentada entrega, fortaleza y valentía de este magnífico soldado.

Que no haya merecido sueño, ni vida digna, ni paz sobre la muerte para quienes están llamados a regir los destinos de Colombia, mientras el Coronel Luis Plazas Vega siga injustamente preso, pues significa un testimonio avergonzante del terrible mal que sufre la sociedad; hace 15 años, tras la toma del M-19, el destruido Palacio de Justicia fue reconstruido y reinagurado, sin embargo aún falta que se inaugure la justicia. ¿Pero cómo podría suceder? si ella misma mantiene a su propio libertador encarcelado.

Ex Asambleísta Nacional del Ecuador (A).
Secuestrado y, preso político del gobierno de Rafael Correa.
Columnista de: Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia, Periódico Debate, Reporte Confidencial, Nicaragua Hoy, y varios medios internacionales más.

Twitter: @fernandobalda

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