¿Por qué Venezuela le busca comprador a Citgo?

Se congela primero el infierno antes de que alguien en Petróleos de Venezuela (PDVSA) confirme que su mayor filial de refinación y comercialización de combustibles, CITGO, está en venta. Y con razón, pues de concretarse sería la privatización de una de las filiales más importantes de la estatal petrolera, una movida que cada vez se torna más difícil de explicar en pleno “socialismo del siglo XXI” a la revolución bolivariana.

Y no solo por un asunto ideológico. También práctico porque se trata de uno de los activos más importantes del país que hoy, con una capacidad de procesamiento de casi 750.000 barriles por día a través de tres refinerías propias ubicadas entre Luisiana y Texas, le permite a Venezuela el mejoramiento de su petróleo “difícil” (pesado y ácido, lo califican los expertos), ubicarlo en su principal mercado (Estados Unidos) sin tener que pagar a un tercero y obtener ganancias por la refinación de crudos de otros países.

CITGO es un complejo que además incluye cientos de kilómetros de oleoductos, 48 terminales de carga y descarga y más de 6.000 estaciones de servicio para el tanqueo y en el año 2013 vendió un total de 14 mil 800 billones de galones de productos refinados entre gasolina y otros aceites.

La adquisición de esta infraestructura en la década de los noventa se hizo sobre la base de un plan de “internacionalización” que le permitiría a la estatal petrolera –además de mayor capacidad de refinación- mantener un canal directo de comercialización y venta con Estados Unidos, su mercado más importante.

Pero la oferta está en marcha y el debate en plena ebullición. Hace un mes el entonces presidente de la estatal petrolera y ministro de Energía y Petróleo –hoy canciller- Rafael Ramírez, aseguró que “Venezuela venderá CITGO cuando tenga una propuesta conveniente en el momento oportuno” y esa vez aseguró que el precio del complejo estaría alrededor de los 10.000 millones de dólares.

La semana pasada la agencia Reuters y algunos portales especializados confirmaron que PDVSA busca compradores a través de la banca francesa de inversiones Lazard.

Desde el gobierno la explicación que justificaría la venta es un tema de lucro puro y duro. Lo había dicho el candidato Hugo Chávez en 1998 y lo repitió como Presidente en 2010 “CITGO es otro negocio que no nos da ganancia”, pero nunca llegó a ponerla en venta.

Entre los razonamientos de esta tesis está que CITGO sólo procesa 285.000 barriles diarios de crudo venezolano y debe comprar crudo a otros países a precio internacional para mantener su cuota de refinación. Venezuela no manda más crudo porque ha cambiado las prioridades de su mercado –ahora vende a China casi tanto como a Estados Unidos- y no aumenta su producción desde el año 2004.

¿Es buen negocio?

Sin embargo, pocos creen en la poca rentabilidad de CITGO y se decantan por la idea de que Venezuela tiene un problema serio de flujo de caja y necesita dólares tanto para pagar los bonos de la deuda que se vencerán en octubre de este año –por un monto de 5.000 millones de dólares- como para cumplir con deudas internas que superan los 14.000 millones de dólares al sector privado o para reactivar la importación de materiales, actualmente en punto crítico y que ha generado escasez y desabastecimiento de todo tipo de productos.

“Esta sería la peor razón para vender CITGO”, señala a EL TIEMPO el ex jefe de Economistas de PDVSA y profesor de la Universidad de Georgetown, Ramón Espinasa.

“Sería como vender la casa para pagar una hipoteca. Si CITGO es un peso muerto, como dicen ¿por qué no la vendieron antes? Su compra obedeció a una estrategia vigente porque Venezuela tiene crudos pesados –sus reservas en la Faja del Orinoco, la mayor del mundo es de este tipo- y ahora países Canadá y México producen también petróleo pesado y seguramente buscarán un lugar para refinarlos. Tener CITGO nos ha dado ventajas competitivas incalculables, porque sin refinación tendríamos que vender nuestro petróleo muy por debajo del precio internacional”.

El Centro de Orientación de Energía (COENER) ubicado en Venezuela recordó en su último informe que según cifras oficiales de PDVSA “desde 1998 hasta el año pasado CITGO ha generado un total de 8 mil 900 millones de dólares de ganancia (un promedio de 556 millones por año) y pagado un total de 92 mil 300 millones a PDVSA como dividendos. Con un capital empleado promedio anual de 1572 millones de dólares estas cifras reflejan un retorno promedio respecto al capital sobre el 35 por ciento anual, lo cual demuestra la alta rentabilidad de CITGO”.

Pero más allá de lo financiero, se pregunta el COENER si le conviene a Venezuela contar momentáneamente con unos recursos a cambio de perder su capacidad de refinación y venta de combustibles en el mercado estadounidense.

Aunque se trata de un activo ciento por ciento venezolano y de importancia estratégica, las leyes venezolanas no obligan a PDVSA a hacer alguna consulta pública –a la Asamblea Nacional, por ejemplo- para ponerla en venta. Pero la preocupación en sectores académicos y especializados comienza a cristalizar y algunos proponen que se realice un referéndum para consultar a la población si está de acuerdo.

VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
CARACAS

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