Se podría decir que, los medios de comunicación son el método utilizado por el gobierno, como único instrumento para medir los niveles de mediocridad y “estupidez del pueblo”; pues, la propaganda gubernamental con sus anuncios así lo demuestran, transmitiéndolos con regularidad en horas de mayor sintonía, subestimando la capacidad de los potenciales de personas receptoras, a los cuales se dirigen.
Aunque parezca algo contradictorio, por la significación intrínseca del término, los estúpidos tienen un gran valor, aun sea circunstancialmente. El ejemplo más evidente en tal sentido, para comprobar este juicio, muy personal, lo vimos y sentimos en la reelección del presidente Santos. Y lo digo de acuerdo al significado que ofrece el diccionario, “Larousse Ilustrado 2010”. “La estupidez es una característica personalizada que demuestra torpeza; y por supuesto, falta de inteligencia para comprender las cosas”. Ser estúpido implicaría entonces por derivación, ineptitud, e idiotez, atribuibles a los individuos de que se trate, pero esa gente resulta muy significativa en ciertos momentos y cosas que pueden considerarse coherentes, pues rompen el esquema y tienen un valor incalculable para los politiqueros, no para los políticos, y aunque parezca tengan los mismos fines, existe una gran diferencia.
Las elecciones del 25 de octubre son vitales para el gobierno, el problema es que acabó con los fondos heredados del gobierno anterior y ahora no cuenta con la mermelada que utilizó en su reelección, razón por la cual puede ser el comienzo del final de la hecatombe Santos. No hay una sola razón para apoyar los candidatos del gobierno, las encuestas son muy claras, las grandes mayorías manifiestan su descontento con el gobierno nacional que sufre una enfermedad para la cual no existe antibiótico, resultado de ello, aumento de nostalgia expresado en las últimas encuestas sobre el presidente quien cuenta sólo con el 25% por su incapacidad para administrar.
Es el momento, las elecciones de octubre serán la única forma de recuperar la voz para que el pueblo le pase cuenta de cobro a los actuales concejales, malos diputados y desde luego a la alcaldesa de Florencia por su ineptitud, sin temer por las consecuencias, ya que llegarán caras nuevas sin pasado vergonzante, ahora cuando la cobardía se va de nuestras mentes por la indignación y necesidad de cambio, recobrando la tranquilidad que merece Colombia, ahora cuando los caqueteños no contamos con un verdadero horizonte de trabajo para satisfacer nuestras necesidades.
El Centro Democrático ofrece las mejores opciones, con profesionales honestos e idóneo; es hora de que los sueños acompañen el cambio de la realidad que ni el gobierno nacional, ni municipal fueron capaces de realizar.
Subámosle el volumen al discurso con alocución puntual, señalando los problemas específicos y que las denuncias sobre los malos manejos de la administración, se conviertan en una justa sentencia, es el momento de encontrar alternativas para el progreso de Colombia y el Caquetá, la superación del miedo, el respeto por la vida y las ideas de todos.
