Presidente por prescripción

El presidente Juan Manuel Santos, Juanpa (como le gusta que le digamos), está en la presidencia por prescripción. Recordemos que la campaña del 2010 fue financiada con dineros de contratistas, pero el paso del tiempo sin investigar, hizo que el proceso no se adelantara. Por vencimiento de términos no pasó nada. Por eso lo tenemos en el solio de los presidentes, porque el proceso prescribió.

Esos primeros cuatro años y los otros cuatro por unos votos a última hora, han permitido su estadía durante ocho largos años en una presidencia que lo llevaron a acabar con el país. Lo siento por el nuevo presidente, Iván Duque Márquez, que va a encontrar la olla raspada o, tal vez, no va a encontrar ni la olla con qué trabajar.

Un país endeudado como nunca antes (término de su preferencia). La curva de la deuda tomó una pendiente que va a ser muy difícil volverla a su tendencia histórica. Los cultivos ilícitos multiplicados por mucho. Los informes de los Estados Unidos hablan de 209.000 hectáreas y, si le agregamos lo que el vicepresidente Naranjo dice que han erradicado, 50.000 hectáreas, quiere decir que subieron hasta 259.000. Álvaro Uribe las había dejado en 48.000. Ardua tarea para volver a empezar la erradicación como se debe.

Otra vez retenes en las carreteras y quema de buses, cuando tal cosa no había vuelto a suceder. Territorios tomados por los violentos. La deforestación desbordada para sembrar plantas ilícitas. La inversión extranjera ausente. Amplios territorios tomados por la subversión como Tumaco y el Catatumbo. La corrupción en lo más alto en toda la historia colombiana. La producción industrial a la baja. Las obras públicas en constantes problemas por la corrupción generalizada. La prestación de los servicios de salud en lo más bajo por la misma corrupción. El consumo de drogas en la juventud ha aumentado hasta el punto de no poder volver a decir que Colombia es un país productor y no consumidor.

La educación, en el punto más bajo en cuanto a la calidad. Según la clasificación del IMD (International Institute for Management and Developement) con sede en Suiza, entre 63 naciones medidas, Colombia ocupó el preocupante puesto 51 en 2016 y pasó en el 2017 al vergonzoso puesto 54. A Iván Duque y a Marta Lucía Ramírez les tocará hacer grandes esfuerzos para conseguir una verdadera educación de calidad. Para ello, tendrán que mejorar los sueldos de los maestros y, a la vez, exigirles una preparación superior y hacerles pruebas periódicas de actualización.

Ni qué decir de lo que los nuevos mandatarios encontrarán en la producción minera. Por un lado, el petróleo en decadencia tanto en precios como en exploración y explotación, además de la constante voladura de oleoductos con las graves consecuencias de la contaminación de las aguas y las tierras. Por el otro, la extracción ilegal del oro con la destrucción de tierras, contaminación de los ríos, envenenamiento de las aguas y muerte de los peces.

Ese panorama sombrío es lo que el nuevo gobierno recibirá el siete de agosto. Dura tarea para Iván Duque y Marta Lucía Ramírez enderezar lo que se ha torcido en estos ocho años de mal gobierno.

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