¿PROHIBAMOS LA REELECCIÓN Y VOTAR EN LA COSTA ATLÁNTICA?

"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados": Groucho Marx

Los límites del cinismo que creíamos posibles han sido rebasados por el actual presidente de manera tan abierta y repetida, que por ello mismo dejaron de ser percibidos. La constancia de la traición y el cinismo en su comportamiento ha logrado sacar tanto callo en la piel colombiana, que ya no se siente nada.

(Cinismo: Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. Diccionario de la Real Academia Española).

La declaración del presidente, horas después de ser reelegido, de impulsar la eliminación de la reelección porque es inconveniente y genera prácticas indeseables, es una inmundicia moral que en una sociedad sana hubiese generado una protesta mayúscula. ¿Será que no hay límite para el cinismo del presidente y para la mansedumbre cómplice de los colombianos? ¿Ni siquiera se dio cuenta el presidente que terminó reconociendo los métodos perversos que permitieron su reelección? Ahora salen muchos despistados a decir que hay que abolir la reelección porque promueve la corrupción electoral, convencidos de que la solución de los problemas se hace eliminando los síntomas. Asusta tanta torpeza.

¿Será que el problema es la reelección, o la descomposición y la falta de principios en los políticos y en los ciudadanos que se dejan comprar? ¿Será que el problema es la reelección, o que gobernantes regionales acomodados se dejan constreñir por el gobierno central y a su vez ellos "presionan" a sus funcionarios?

El peor de los problemas no es no encontrar soluciones, es plantearlos mal.

Eliminar la reelección no es la solución porque si seguimos en manos de políticos, medios y ciudadanos corruptos y sin escrúpulos, el gobernante de turno utilizará todos los recursos ilícitos para asegurar que "su sucesor" sea el elegido. Según esa lógica ridícula, para evitar la compra de votos en la costa Atlántica lo mejor es prohibir que allí se vote. Para evitar el divorcio entonces eliminemos el matrimonio, para que no haya malos estudiantes prohibamos la posibilidad de "perder el año", o para que no se pasen los semáforos en rojo, pues lo mejor es quitarlos.

La reelección es una opción necesaria y válida, como lo es el voto en blanco, para que todo el espectro de opciones democráticas esté a disposición de los ciudadanos. La reelección es el premio a quien hizo algo bueno el primer tiempo y sería una locura que no jugara en el segundo. Solo una clase política y unos ciudadanos corruptos o insensatos pueden pensar que quien no hizo nada en el primero, merece repetir. ¿Entonces eliminamos los segundos tiempos y salimos del problema? No. Simplemente se le saca de la cancha y se pone otro, pero no lo dejamos porque nos jura que "ahora sí" va a hacer algo.

Por ejemplo, a alguno de los que reeligieron a Santos se le ocurrió pensar ¿dónde carajos están las famosas "locomotoras" que prometió en el primer gobierno? Si las encuentran, le dan un viaje a Río a la final del mundial, pero en una de ellas.

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