¿Qué esperar de nuestros dirigentes?

Esa es la pregunta que la mayoría de personas consientes en este país nos hacemos, pero este cuestionamiento actualmente no tiene sentido ya que todas las personas sabemos que esperar. Nada.

Nuestro último y más perverso dirigente ha llevado al país al filo del desastre y a punto de volverlo a convertir en un Estado fallido, donde su única preocupación es mostrarse ante la comunidad internacional como una persona que ha llevado a Colombia a su máxima expresión económica y cultural, desconociendo las verdaderas problemáticas que hoy en día existen en Colombia. Estos hechos deben promover e incentivar a las personas y ciudadanos a realizar un ejercicio de análisis de la situación de Colombia en todos sus campos y expresiones.

Podemos observar como la inversión extranjera ha bajado potencialmente, siendo esto preocupante ya que esta inversión es un motor para la economía y generadora de empleos que por supuesto hacen falta en Colombia. Pero la inversión extranjera no debe ser la única forma de generar empleos, Colombia es un país que está en todas las capacidades para que su economía se mantenga y sean las empresas nacionales las que también puedan generar trabajos, el problema radica en la situación interna del país, en especial la inseguridad que a pesar de la llamada “época de paz” no resulta mejorar. A causa de esta problemática en particular, no solo inversionistas extranjeros se han alejado de Colombia, los mismos empresarios colombianos han decidido partir hacia nuevos horizontes dejando atrás a Colombia y dando un golpe a la economía colombiana que con tanto esfuerzo ha tratado de salir adelante.

La calidad de nuestros gobernantes va de mal en peor, cada vez vemos más escándalos de corrupción por funcionarios que supuestamente deben defender la constitución y potenciar a nuestro país pero lo único que hacen es acabar con un sentido patriótico y hacer que los mismos colombianos vean a este país como un lugar no viable para vivir. La corrupción se ha apoderado de los poderes del país, de sus dirigentes y funcionarios, esto trae como resultado la degradación de los valores constitucionales y un claro desequilibrio en Colombia que trae consigo una serie de problemas que a corto, mediano y largo plazo son un freno al desarrollo en todas las áreas, poniendo en riego la oportunidad de avanzar y posicionarnos como un país en desarrollo teniendo en cuenta que estamos en todas las capacidades de lograrlo.

Nosotros, los colombianos debemos aportar una solución, el problema es de todos, no nos podemos hacer los de la vista gorda. No podemos elegir a los mismos dirigentes.

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