Que no le diga así

Uno de los que opina sobre mis columnas, persona respetuosa, muy distinta a otros que utilizan términos fuertes a falta de buenos argumentos, que muestran su tendencia mamertista y almibarada actitud, me pide que no repita más los paréntesis sobre Juanpa (como le gusta que le digamos), porque me he vuelto cansón. Quiero explicar, otra vez, que es la realidad, que le gusta ese término que lo inventó una señora de los Llanos Orientales y que le ayudó a subir al poder junto con otra docena de argumentos.

Otros escriben el nombre de campaña con h y con m pero esto me parece ofensivo y distorsionado. Ofensivo cuando se juntan la h y la m y distorsionado el nombre cuando se emplea con m aunque la regla diga que antes de p y de b se debe usar m, pero debe no gustarle a Juanpa (como le gusta que le digamos) por dañarle su nombre de pila.

Cuando la dicha señora habló de Zurriago y Juanpa (como le quedó gustando que le digamos) publicaron esa imagen por todos los medios, fue la pieza central de la campaña hasta las elecciones que ganó con ese término y con otra docena de cosas. Tanto le gustó, que invitó a esa señora a su posesión y, además, le regaló una casa con dineros de los contribuyentes. De tal manera que les ruego no ofenderse cuando yo les recuerdo tan grato apelativo para el presidente. Lo de la docena restante es otra cosa.

Siguen con la cantaleta de que somos enemigos de la paz. Quién más que yo puede querer la paz cuando he sufrido atentados, amenazas y todo lo que se quiera. La paz es urgente sin ninguna duda, pero sin entregarles el país a los terroristas, narcotraficantes, que atentan contra la población civil, que paralizan los puertos y la economía, que atentan contra los ríos, puentes, vegetación, transportes, la infraestructura, en resumen, contra todo el país, su riqueza y su población.

Las armas son solo de nuestras Fuerzas Armadas. Los terroristas, poseedores de armamento ilegal, no quieren entregar esas armas ilegales. Quieren seguir con ellas para amenazar cuando se firmen los acuerdos de paz. No creen tampoco en el Gobierno, por eso no las entregan, suponen que el actual gobierno es capaz de reversar los compromisos y no cumplir con lo pactado. ¿De dónde sacarían la idea de que el actual gobierno no cumple? Sin seriedad y sin confianza es imposible lograr hacer cualquier negocio entre particulares y, menos, entre terroristas y un gobierno desprestigiado en su credibilidad.

Trabajemos por la paz. Todos la queremos, pero con condiciones, con seriedad, con confianza, con nobleza, con cumplimiento de la Constitución, las leyes y los acuerdos internacionales. Una paz firmada por la presión del terrorismo sería la entrega total del país a la subversión y el sometimiento de un pueblo que ha sufrido la violencia durante tantas décadas.

Una paz firmada sin la verdad, sin el reconocimiento de los delitos, sin la reposición a las víctimas, sin el cumplimiento de alguna pena con privación de la libertad, así sea mínima, sería la entrega de la legitimidad y la institucionalidad.

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