¿Quién miente más?

Si repasan la famosa imagen, la cara y la descripción de María Nelfy Díaz es la que más concuerda.

Una simple falda escocesa simboliza lo complejo de llegar algún día a la verdad sobre el palacio. La misma imagen y distintas miradas, unas limpias y otras interesadas. Los colores de esa prenda fueron cambiando con el pasar de los años y según quien los recordara.

¿Por qué es tan importante ese pedazo de tela, saber quién la vestía en la tragedia del Palacio de Justicia? René Guarín la necesita para aseverar que su hermana Cristina Guarín es la mujer de la falda escocesa que cargaba un soldado y salió viva del Palacio, y el coronel Plazas Vega fue el responsable de asesinarla.

El 3 de enero de 1986, cuando nadie adivinaba que habría una amnistía para los asaltantes ni duras condenas a militares, cuando lo principal era buscar desaparecidos, la mamá de Cristina Guarín aseguró que ese día fatídico su hija vestía falda café oscuro con rayitas habanas en la parte de abajo. El papá, sin embargo, vio “una falda escocesa negra a colores vivos”. Diez años más tarde, la mamá, por el paso del tiempo, confundió el recuerdo: la falda era “a cuadros de color claro”. René Guarín, en esa misma fecha, decía que era escocesa, de cuadros rojos y azules.

La versión de los Guarín chocaba con la de la ascensorista María Nelfy Díaz. Declaró bajo juramento, en febrero de 1988, que era ella la mujer de la falda y dos testigos avalaron su testimonio. “Tenía una falda escocesa, café y habanito, de cuadros”. Perdió los zapatos en el baño donde mantenía a los rehenes y no podía caminar “porque el sitio estaba muy caliente”. Por eso la cargó el soldado.

¿Quién dice la verdad? Si repasan la famosa imagen, la cara y la descripción de María Nelfy Díaz es la que más concuerda, pero imposible jurarlo si uno no estuvo allá, dada la precaria calidad de la grabación.

Sería necesario recurrir a otros elementos de juicio. Uno básico es qué gana cada uno. Los papás, nada; hablan con el corazón. Y María Nelfy, solo problemas. Por años le dieron la razón, pero ahora tendrá que responder por supuesta falsedad. Como no testificó lo que querían oír, la amenazan con un carcelazo. Va a resultar la ascensorista pagando más que un terrorista.

El que sí gana es René Guarín. Durante más de una década mantuvo en secreto que perteneció al M-19; solo por Claudia Morales lo conocimos, y no se limitó a repartir panfletos. Participó en un asalto en Nemocón, en el que asesinaron a un policía, y en el secuestro de un empresario. Debió de cometer más delitos y aunque dijo que ingresó al M-19 después del asalto al palacio por la ira con lo ocurrido con su hermana, no se puede descartar que ya perteneciera al grupo armado.

Estudiaba Ingeniería de Sistemas en la Nacional y su hermana había terminado Derecho en la Distrital. Una vez me dijo un sicario que una vuelta grande no se hace si no tienes gente adentro. Según Guarín, en los 36 días que su hermana laboró en la cafetería se hizo tan amiga de un tipo de seguridad que le guardaba el arma en la cafetería, tesis difícil de comprar. Si René era ya del M-19, ¿utilizó a su hermana?

En todo caso, no parece que sea la persona con autoridad moral para exigir verdades y justicia. Secuestrador y cómplice de asesinato, amnistiado gracias a la generosidad de la sociedad, lo mínimo sería mantener una presencia discreta dentro del grupo de víctimas. Tiene el mismo derecho que los demás a saber qué pasó con su familiar, pero podría empezar dando ejemplo. Que no mienta más y cuente al país lo que sabe.

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