Quiero ladrar

1. Cuba y Colombia. Les recuerdo el cuento. Un perro cubano llega a Colombia. Alardea de los huesos con carne que le daban en Cuba. Los perros colombianos le preguntan por qué se vino si allá estaba tan bien alimentado. El perro cubano contestó: “Necesitaba poder ladrar”.

Estamos en la puerta de nuevas elecciones. Tenemos muchas opciones en medio de lo que da la tierra. Luego de pensar y decidir como cada quien quiera, vamos a votar. A ladrar.

No quiero que me tapen la boca como en Cuba. Como en Venezuela. Que no me tapen la boca con petróleo como en Bolivia, en Nicaragua o Argentina. No quiero que me amordacen como en Ecuador: la mordaza le costó a Correa las alcaldías grandes de su país: Quito, Guayaquil y Cuenca. Tampoco quiero estar en la cárcel armada de Corea de Norte. O bajo la bota rusa en Crimea. No quiero los muertos diarios de las teocracias. No deseo morir todos los días en Iraq. No tolero que pongan a las mujeres a caminar detrás del hombre con burkas que les oculten la vida y el cerebro. No resisto la bomba que prepara Irán. No deseo las luminarias económicas de China al costo de las sombras esclavistas. No hablemos de ciertos países africanos donde no quisiera estar. No tolero el silencio medroso de las naciones que no saben dónde queda Venezuela.

En fin: critiquemos, reclamemos, pero votemos el próximo domingo, con libertad y convicción.

2. La Constitución tiene la culpa. Somos santanderistas y creemos que todo se arregla cambiando leyes. Pensamos que el derecho hace la magia. ¿Y los hechos?: obras son amores… Nuestra manoseada Constitución se prepara para una enésima reforma. En todo caso, me gusta que se elimine la reelección presidencial. Me gusta que se entierre el voto preferente. Me gusta abolir la Vicepresidencia. Me agrada eliminar el Senado nacional. Pero no creo en las maromas para aumentar el período presidencial a fin de cazar gobernadores y alcaldes.

Hay que tener tino con nuevas reformas a la Carta cuando algunos sectores (las Farc incluidas) proponen una Constituyente para configurar “un nuevo Estado”. Si se abre la puerta uno no sabe quién entra.

3. Colombia bogotana. Nunca hemos mirado al mar. El Pacífico no existe (¿acaso la Alianza del Pacífico no se celebra en el Caribe?) Traer los extranjeros a Buenaventura o a Cali, ¡qué pena con esos señores!: por poco se la llevan para la capital “porque Colombia es una sola”… y queda en Bogotá.

Lo acabamos de ratificar. Candidatos a Presidente y Vicepresidente por el gobierno: Santos y Vargas Lleras. Y por el conservatismo: Ramírez y Gómez. Y Peñalosa y Clara López no son propiamente del Chocó o de Tumaco o de la Guajira. Sin Bogotá no hay paraíso.

4. Y hablando de Venezuela… La gran paradoja: es mejor ser pobre que rico. Bañada en petróleo y en dólares Venezuela quiere terminar bañada en sangre. Está claro que su presidente (¡!) no es un buen ‘conductor’. Lleva poco tiempo y ya parece estar listo para caer de ‘maduro’. Muy bueno que marchen los estudiantes para que den lecciones… de democracia. Y las mujeres, para dar ejemplo de hombría. Pero debe haber un horizonte claro. Hay que evitar el peligro de caer en el precipicio de Diosdado. Por ahora, todos unidos por el hambre de alimento y libertad. Definitivamente necesitan ladrar.

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