¿Ustedes confiarían y estarían tranquilos con alguien que sin sonrojarse y sin la menor vergüenza manifiesta cínicamente que no quería secuestrar a una indefensa niña de 10 años, sino matar a su papá frente a sus ojos, por el simple hecho de ser un humilde policía de un olvidado pueblo del Cauca? Esta es la historia verídica de la pequeña Alejandra, hija del intendente de Policía Víctor Cantoñi. Un humilde servidor de la patria, que por poco es una víctima más de la Farc, en medio de un proceso de paz que sacrifica el interés general de 50 millones de colombianos, para darles gusto a 10 mil integrantes del movimiento.

El próximo domingo se debe decidir entre Santos y Zuluaga, el destino que queremos para nuestro futuro y el de nuestros hijos. Los caminos por los cuales nos quieren llevar los candidatos son diferentes: Por un lado el modelo de una paz con impunidad de Juan Manuel, que enaltece y envalentona a criminales como los que secuestraron a la niña y debilita la moral de nuestras Fuerzas Armadas. Y por el otro lado la posición firme de Zuluaga, que promueve una paz con justicia y condiciones, para que los guerrilleros que secuestran niños paguen al menos por crímenes de lesa humanidad.

El otro camino de Juan Manuel es dividir al país entre ricos y pobres, para usar a estos últimos como botín electoral. Olvida el candidato Santos que Zuluaga es un hombre de la provincia colombiana, que se hizo a pulso, empezando como concejal de su pueblo Pensilvania en Caldas, mientras que Santos pertenece a una encumbrada élite bogotana centralista, que mira con desdén a la provincia colombiana. Santos también olvida que prometió, esculpido en piedra frente a Antanas Mockus, que no habría más impuestos. Y clavó a la clase media con una Reforma Tributaria para darles mermelada a los Noños y compañía. Santos no tiene nada más que mostrar, cuatro años perdidos, sin una política agraria, sin grandes obras y con las reformas de educación, justicia y salud hundidas en el Congreso. Mi voto será por Zuluaga, para derrotar al Presidente que elegimos con 9 millones de votos por sus ideas, pero que terminó gobernando con las del Foro de Sao Paulo y el Castro-Chavismo.