Reflexiones sobre la influencia del socialismo continental en Colombia

“Hay dos clases de rebeldes, los que saben algo y los que no saben nada y se rebelan contra todo. Lastimosamente abundan los últimos”. Mario Bunge

Colombia tiene fiebre. El cuadro clínico de nuestra sociedad da cuenta de que algo está sucediendo, quizás desde hace mucho tiempo, pues con el devenir del tiempo poco parece cambiar. Rencillas políticas, procesos de paz reencauchados, continuidad del conflicto armado, protestas de distintos sectores sociales, injerencia de países foráneos en los asuntos internos, y todo lo demás que al buen lector se le pueda ocurrir, ya que lastimosamente en Colombia todos los males parecen coincidir.

La fiebre es un síntoma necesario para la sociedad debido a que sin ella pasaríamos por alto la presencia de infección y moriríamos ante la enfermedad. Para enfrentarla existen dos posibles soluciones, quebrar el termómetro o fortalecer las defensas del organismo. Sin embargo el actual Gobierno decidió tomar el camino incorrecto, pues rompe el termómetro al desconocer la realidad nacional y se presta para debilitar sistemáticamente a los organismos de defensa del Estado, en especial al Ejército Nacional.

El Presidente Juan Manuel Santos, de manera consciente o inconsciente -la historia lo determinará-, desconoce la realidad sociopolítica nacional e internacional al dejar cada vez más expedito el camino para que el socialismo continental se tome y consolide en Colombia. Nuestro país ha sido históricamente el principal obstáculo del comunismo en el subcontinente, razón que explica su ensañado interés por desestabilizar la democracia colombiana a través de la exacerbación de la lucha de clases y el soterrado apoyo a la lucha armada.

Las caras visibles de esa estrategia en el continente son Cuba, Venezuela y Brasil, a través de organizaciones como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América –Alba-, la Unión de Naciones Suramericanas -Unasur- y el Foro de Sao Paulo; que operan en el marco de la solidaridad revolucionaria continental. Su punta de lanza en Colombia en el plano militar son las guerrillas de las Farc y el ELN, en el plano social la Marcha Patriótica y la Cumbre de los Pueblos, y en lo político los reductos del Partido Comunista incrustados en el Polo Democrático y la Unión Patriótica. Alternan acciones de tipo armado, político y social, en cuanto responden a la estrategia de la combinación de las formas de lucha para la toma del poder, propia del marxismo-leninismo.

Y es en la reconfiguración actual de la estrategia del comunismo donde el Presidente Santos se presta para producir el punto de quiebre entre la lucha armada y la lucha política, de acuerdo a los postulados preestablecidos por el comunismo continental. No por nada Venezuela y Cuba son los países garantes más destacados del proceso de Paz.

El objetivo a corto plazo es claro: Dar preponderancia a la acción política y social por las vías democráticas para la toma del poder, sin renunciar de facto al respaldo militar de las Farc y el ELN –por lo que no están prestas a entregar sino a dejar las armas-.

El modelo a imitar es el Venezolano, que tras la toma del poder de Hugo Chávez,se empiezan a fraguar una serie de transformaciones políticas y económicas, siendo una de las más importantes para su cometido la desestimación de la democracia abierta y la progresiva instauración de la democracia cerrada o de partido; contando a su vez con el respaldo armado tanto de las fuerzas militares venezolanas como de estructuras paramilitares como las del colectivo Tupac Amarucy los Tupamaros venezolanos, con el fin de respaldar la permanencia en el poder del gobierno socialista ante un posible golpe de Estado.

¡Qué el modelo del Socialismo del Siglo XXI se encuentra en crisis y en un punto de no retorno!, sin duda, sin embargo no han renunciado a la transformación política, económica y social con base en los planes trazados. ¡Qué es imposible que algo como lo ocurrido en Venezuela en la última década se presente en Colombia!, seguramente. ¡Qué hablar de la influencia del socialismo continental en Colombia es ver fantasmas donde no los hay!, resulta ser una realidad probada, no inventada. ¡Qué Colombia esta blindada frente al socialismo!, en ningún caso, pues estamos tan vulnerables como cuando la URSS se erigía como potencia mundial. O acaso, ¿Qué instituciones políticas o jurídicas impiden la instauración del socialismo en Colombia, más aun cuando el principal requerimiento de los aparatos armados, cuadros políticos y sociales de la izquierda socialista para firmar la paz es su participación en la configuración de una nueva Constitución?

Para tal fin era indispensable iniciar cuanto antes un proceso de paz con el Gobierno colombiano, sin embargo, dentro de los cálculos de la izquierda no se tenía prevista la férrea contención que significó el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, y menos aún su reelección. La tarea, por mucho, se retrasó; hasta que Santos llegó al poder y cediófrente a sus propósitos.

Aunque Juan Manuel Santos se reconozca así mismo como el adalid de la paz, no deja de ser más que un instrumento del marxismo-leninismo suramericano. Ha puesto su investidura al servicio de tal propósito, pues al momento en que la academia sueca califique los méritos para otorgar el Nobel, sin duda, no estarán dentro de sus consideraciones el hecho de que la firma del acuerdo de paz en Colombia resulta ser una acción más del entramado de la izquierda continental.

El Ejército Nacional ha entendido plenamente el panorama sociopolítico nacional e internacional, ha identificado y enfrentado por décadas las amenazas y los riesgos que representa el socialismo para la democracia colombiana, pues encuentra fundamento en la Doctrina de Seguridad Nacional.Gracias a ello ha sido reconocido históricamente como la institución del Estado con mayor favorabilidad por todos los colombianos; razón que paradójicamente también le ha valido para ser visto como la principal amenaza para la implementación de los acuerdos suscritos en La Habana.

Debilitar al Ejército colombiano resulta ser una necesidad imperiosa para los alineados con el socialismo continental, por lo que en los últimos meses se han valido de acciones tendientes a deslegitimara la institución castrense.

Resulta desconcertante para la tropa y civiles ver como el Gobierno nacional se presta para tal propósito, ventilando ante los medios de comunicación asuntos internos que se convierten en escándalospara la opinión pública, dando de baja a los generales que participaron en las operaciones militares más exitosas contras las Farc, nombrando a oficiales de bolsillo y de bajo perfil en los principales cargos de la milicia, a los cuales ha ofrecido una cuantiosa prima de fidelidad que no es más que la compra de su voluntad y la renuncia a sus principios; acuartelando a las tropas y, cuando puede, no pierde oportunidad para enviarles mensajes desmoralizantes.

Me temo que para combatir a las Farc y el ELN quizá sea suficiente ganarse a la población rural bajo influencia guerrillera; pero para luchar contra los intereses del comunismo continental en Colombia tal vez hace falta mucho más que expertos en desarrollo social y económico.

Politólogo

@alvaroprezmolin

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