Reforma tributaria: ni neutra ni equitativa

El país anda concentrado –con razón- en temas cruciales: el nefasto fallo de la CIJ de La Haya, que pretende cercenar nuestra soberanía sobre una extensa franja marítima, y la iniciación de conversaciones con las Farc en La Habana.

 

Mientras tanto la reforma tributaria, que afectará a la mayoría de los colombianos, prosigue su tránsito por el Congreso de manera casi imperceptible para la opinión, empujada por el “mensaje de urgencia” que le colgó el gobierno hace más de un mes para aligerar el trámite. Santos ha solicitado a la bancada oficialista pasar el proyecto a como dé lugar este año.

 

Según el gobierno, la reforma es “neutra” en cuanto no se propone obtener mayor recaudo, sino modificar la estructura impositiva para lograr “mayor equidad”. Destacados analistas y expertos han puesto en duda ese propósito.

 

El eje del proyecto es un galimatías: reducir los impuestos parafiscales y la contribución a la salud, con la pretensión de liberar recursos que se destinen por las empresas a generar un millón de empleos –entre nuevos y formales-, en primer término. Luego, para evitar que entidades como el Sena y el Icbf se desfinancien, se crea un impuesto a las utilidades para la equidad (Cree), a cargo de las mismas empresas, con destinación específica. Si no alcanza lo recaudado, entrará el presupuesto a cubrir el faltante. Finalmente se propone reducir en 8% el impuesto de renta -de 33 a 25%- de las empresas, equivalente al parecer al Cree.

 

Sin embargo se ha conocido que semejante malabarismo matemático y jurídico no tiene un soporte técnico serio. En escandalosas declaraciones que divulgó la prensa, el director de la DIAN confesó que calculó la reducción del impuesto de renta en un 8% a ojo, pues le daba “mamera” efectuar los dispendiosos estudios que se hubieran requerido. El estimado de un millón de nuevos empleos no se sabe de dónde sale. Y aunque para líderes del Congreso eso no será obstáculo para la aprobación de la propuesta, varios expertos han destacado el tamaño del desajuste que se puede generar.

 

Según el economista Mauricio Cabrera (Portafolio, 18 de noviembre), el cálculo aritmético del gobierno está errado, dejando un “hueco fiscal” de hondo calado. Reemplazar el 8% del impo-renta por una tasa equivalente del Cree no es el problema. “Pero al quitar el impuesto a la nómina (parafiscales y seguridad social), en 13,5 por ciento, una operación sencilla deja ver que habrá un faltante, pues el 13,5 de 33 por ciento es 4,5 puntos porcentuales”. En el mismo análisis se cita otro cálculo del economista Amylkar Acosta, quien aduce que si a las utilidades de las empresas en 2011 (que fueron 33,2 billones) se les aplica el impuesto Cree del 8 por ciento, eso generaría un recaudo de 2,6 billones, inferior al 50 por ciento de las necesidades del Sena y del Icbf.

 

Otros economistas y expertos han indicado que no está demostrada una relación directa importante entre estas reducciones de impuestos a la nómina y la generación y formalización de empleo.

 

Finalmente el propósito de “equidad” alegado por el gobierno queda en entredicho al examinar la tributación de las rentas de trabajo. Stefano Farné, experto en asuntos laborales, explicó en detalle en reciente columna de opinión (El Tiempo, noviembre 18) que los colombianos de ingresos medios serán los más perjudicados. Reseñó varas ponencias de un seminario sobre el tema. “Para hacernos una idea del orden de magnitud de este fenómeno reproducimos un ejemplo aportado al seminario por el experto tributarista Orlando Corredor: un trabajador que gana 3’350.000 pesos mensuales podría pasar de pagar 219.000 pesos de impuestos a 874.000: ¡un aumento de casi el 300 por ciento! El aumento sería del 63 por ciento (o menor, dependiendo de los beneficios tributarios a los cuales puede postularse) para un asalariado con ingresos mensuales de 18 millones y medio.” La progresividad de la tarifa es alta para los ingresos medios y se congela para los altos, lo que suena poco equilibrado.

 

Otra aventura que puede generar un enorme hueco fiscal, otorgando generosos beneficios a las empresas sin la seguridad de que se traduzcan en nuevos puestos de trabajo, y con cargas insoportables para los sueldos de la clase media. De “equidad” y “neutralidad”, pocón, pocón.

 

* Director Blog Debate Nacional del Centro de Pensamiento Primero Colombia (CPPC).

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