Reporte: Rebeldes disidentes de las FARC avivan la violencia en Colombia

Miembros disidentes de las FARC que no pudieron sacar provecho de los acuerdos de paz o que quedaron desilusionados por la mala implementación estos, están avivando la violencia en zonas de esta nación sudamericana donde aún no se cristalizan los beneficios de los tratados de paz, advirtió el jueves un grupo defensor de los derechos humanos.

Una investigación de Human Rights Watch reveló que ex guerrilleros están enfrascados en una brutal campaña de violencia en la ciudad costera de Tumaco, afianzada por el incremento en la producción de coca, la falta de infraestructura básica y la desilusión con los acuerdos de paz.

El grupo documentó más de 120 delitos, incluyendo homicidios, desapariciones y violaciones en Tumaco, y la mayoría de ellos ocurrieron después de que se firmara el acuerdo del 2016 para poner fin al conflicto más añejo de Latinoamérica.

La tasa de homicidios en Tumaco fue cuatro veces mayor al promedio nacional de Colombia en el 2017, y se cree que los exmiembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia son responsables de gran parte de la violencia, indicó la organización.

“Es una brutalidad”, dijo José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para el continente americano.

Los secuestros y asesinatos cayeron a sus cifras históricas más bajas en buena parte de Colombia, pero los residentes viven con miedo en algunas de las regiones más remotas, en donde incluso los servicios más básicos como el agua potable y la atención médica son escasos.

Vivanco resaltó que al menos 300 miembros de la pandilla “Los Rastrojos” comenzaron a trabajar para las FARC antes del acuerdo de paz, pero no fueron contabilizados como guerrilleros al momento de implementar la tregua. En su lugar, terminaron uniéndose a facciones disidentes de la guerrilla y volvieron al combate.

Otros exrebeldes se trasladaron a zonas de transición instauradas por el gobierno colombiano, solo para encontrar que esos lugares carecían de servicios esenciales, como agua corriente y electricidad, eventualmente desilusionándose al grado de unirse a la disidencia.

La violencia es habitual en Tumaco por parte de guerrilleros disidentes y otros grupos delictivos que se disputan el territorio en una de las regiones de producción de coca del país, destacó Vivanco.

HRW documentó 21 asesinatos en el lugar, incluyendo el de un pescador que fue encontrado baleado y con un letrero en el pecho con la leyenda: “Por ladrón y sapo (soplón)”.

Vivanco dijo que una respuesta militar por sí sola no sería suficiente para sofocar la violencia, y exhortó al gobierno colombiano a desarrollar estrategias que mejoren las posibilidades económicas de los residentes y frenar el narcotráfico.

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